________ me empujó hacia la puerta. La miré haciendo un puchero.
—No quiero, ________.
Sonrió burlona.
—Sí, si quieres.
—Estoy bastante seguro de no querer.
—Vamos, Justin. Ya hablamos de esto. Es necesario.
Hice una mueca, no muy convencido.
—No lo sé, _________ ¿Y si nos descubre?
—No lo hará —me dio un pequeño beso—. Ahora abre esa puerta y actúa como un hijo de puta.
Suspiré. Destensé los hombros y abrí la puerta de golpe.
— ¡Entra y busca la maldita pulsera! —grité al entrar.
________ me pasó por el lado, empujándome. Au, mierda.
—Espero que esté aquí, Bieber, porque no quiero saber nada de ti —chilló. Eres un imbécil.
Observé a Derek viendo televisión, sentado en el sillón blanco.
— ¿Qué sucede? —preguntó, intentando ocultar una sonrisa.
Ah, aquí vamos…
—_______ está insoportable, maldita sea. Perdió una pulsera que le regaló su padre a los quince y cree que yo la perdí.
— ¿Y por eso pelean?
—No ¿Sabías que _______ se estaba revolcando con otro mientras estábamos juntos?
Derek fingió sorprenderse.
— ¿Es enserio?
—Sí. Todo lo que he hecho por ________ ¡Y mira como me paga!
— ¡Justin! —gritó ________ desde la habitación.
_________ salió de la habitación fingiendo estar molesta mientras sostenía un sujetador de satén rojo en la mano que le he quitado en un sinfín de ocasiones…
— ¡Esto no es mío! —gritó—. ¿Metiste a una cualquiera a nuestra cama, Bieber?
Vi de reojo como Derek se interesaba disimuladamente en el teatro.
— ¿Me vas a reclamar? ¡Que no se te olvide las fotos con el tipejo!
_______ me lanzó el sujetador.
— ¡Te dije que son falsas, Justin!
— ¡Y yo te dije que no te creo! —la tomé del brazo—. Espero que hayas encontrado la pulsera.
La halé hacia la puerta.
—Eres un patán, Justin —forcejeó pero ya se encontraba al otro lado de la puerta—. ¿Qué hay de tu hijo?
—Hablaremos cuando nazca, nena. Sinceramente dudo que sea mío.
Cuando traté de cerrar la puerta, la miré. Era una maldita escena, algo falso, pero haberle dicho aquellas cosas eran demasiado. Quería abrazarla y disculparme, incluso sabiendo que era actuación. Ella murmuró algo que o escuché, pero pude leerle los labios “Tranquilo, te amo”. Cerré la puerta de golpe, sintiéndome como un maldito estúpido.
—Este… ¿Todo bien?
Quise gritarle que no, que esto era culpa suya. Quizá ________ tenía razón: Derek no iba a descansar hasta vernos separado, pero aunque sea mi hermano gemelo no podía permitir que lo hiciera. _________ era mi vida entera y estaba esperando un hijo mío.
—En un resumen: _________ y yo terminamos —me giré hacia él. Le sonreí lo más que pude—. Esta noche vamos a celebrar.
Derek enarcó una ceja.
— ¿Celebrar qué?
—Que Justin Bieber volvió a la soltería.
Derek sonrió y soltó un silbido.
—En ese caso ya sé que debemos hacer.
—No, esto no.
Miré a _________. Llevaba un bonito vestido morado y tacones negros. Estábamos en un club nudista. En una parte del escenario estaban las mujeres en ropa interior. En la otra los hombres en bóxer.
—Venga, Justin. Es parte del plan.
— ¡Pero no quiero serte infiel! —tomé su cara entre mis manos y la besé—. Mejor vamos a una cama y desahoguémonos a gusto.
—Más tarde, te lo prometo. Por ahora ve con tu hermano y manosea a otra mujer.
Enarqué la ceja.
—Sólo quiero manosearte a ti. Entre tanto, ¿qué harás tú?
—Estaré por ahí vigilando el momento perfecto para aparecer.
—O sea: estarás viendo a todos esos idiotas mientras se quitan la ropa.
_________ soltó una carcajada.
—No manosearé, lo prometo. Tú sí —entrecerró los ojos—, pero nada de ir a una habitación en privado. Si la vas a manosear, que sea en el sitio donde vas a estar sentado.
—Yo podría manosearte a ti, se me haría mucho más sexy.
—Nos metemos mano en la noche, ¿sí? —abrió los ojos como plato—. Ahí viene Derek —me besó—. Compórtate como un cerdo pervertido.
—Eso es sencillo —dije, pero ella ya se había marchado.
— ¿Qué es sencillo?
Miré a mi gemelo. Tenía en la mano dos vacos de vodka. Tomé uno.
—Es sencillo, eh, estar aquí. Ya sabes: sin mujeres que te estén presionando para que cambies y esas cosas.
—Sí, me imagino. Pero yo te advertí que _________ no era para ti. Aunque déjame decirte que no pensé que fuera una zorra…
Estúpido. Idiota.
—Eh, sí. Cambiemos de tema, ¿quieres? —le sonreí antes de darle un trago al vodka—. Hay un espectáculo de chicas nudistas que no quiero perderme.
DEN ME GUSTA, POR FAVOR