Capítulo Veinticinco

1.4K 51 1
                                    

__________ temblaba, aferrándose a mi mano.

- ¿Qué esperan para bajar? -gritó Collins.

Le lancé una mirada a ________ y bajamos. Ella cruzó como una bala la distancia que nos separaba y se aferró a mi brazo.

-Muy bonito -se burló él-. Se me ocurre algo ¿Por qué no meten su maldito trasero en la camioneta?

________ me miró, nerviosa. Asentí. Por su bien y el del bebé era mejor seguir su juego. Caminamos hasta la camioneta y nos deslizamos hasta el interior. ¿Cómo es posible que nadie viera a este intento de hombre? Collins se deslizó por el asiento del pasajero. Un hombre alto y regordete conducía. El auto se puso en marcha.

-Bueno, me parece que daremos un paseo todos juntos -sonrió-. Debo admitir que la maternidad te sienta muy bien, ________. Qué pena que sea hijo de este pedazo de mierda.

-Este, no -le sonreí-. Yo estoy aquí. Creo que estabas mirando a un espejo.

Hizo ademán de golpearme con el arma, pero se limitó a reír.

-Siempre sabes cómo calentarme la sangre, Bieber -murmuró.

-Me gusta las mujeres, Collins. Si te caliento, lamento no corresponderte.

Lanzó una patada a la puerta y me apuntó con el arma. Cambió de opinión y le apuntó a ________. Ella apretó mi mano con fuerza.

-Será mejor que te calles, ¿quieres? Me desespero con facilidad y cuando lo hago no soy consciente de mis actos.

Tragué saliva. Collins sonrió.

-Si encuentras el punto débil de un hombre, todo es mucho más sencillo -le sonrió a ________-. Lástima que ese punto débil sea una mujer. En este caso, una embarazada.

________ le hizo una mueca de disgusto.

-Si la idea de saberme embarazada te resulta repugnante, simplemente déjanos en paz y ya.

-No, mi hermosa niña. Justin fue sólo un hijo de puta que nos separó. Tú y yo éramos perfectamente felices. Le caía de las mil maravillas a tu padre.

-Es porque eres un bueno para nada, como él.

- ¿Y qué me dices de tu querido Justin, eh? ¿Crees que porque sea famoso es mejor que los demás?

-Cuando quedé embarazada se hizo cargo, no me dejó sola. Cuando supiste que era virgen, no supe nada de ti por casi dos semanas.

Ella se cruzó de brazos y observó fuera del auto. Collins permaneció en silencio y se enderezó.

-Pronto te reunirás con tu inútil hermano, Justin.

Un calor, la ira, se atragantó en mi garganta.

- ¿Qué le hiciste a Derek?

Aunque no podía verlo, sabía que sonreía.

-Ya lo verás, Bieber.

Media hora más tarde la camioneta se estacionó frente a un edificio apartado de la ciudad, viejo y sucio como si llevara años deshabitado. Collins fue el primero en viajar, luego abrió mi puerta y nos apuntó con el arma.

-Afuera, mis niños.

-Vuelve a putearme de alguna manera, Collins y...

- ¿Y qué? -sonrió-. Afuera, pequeños. No tengo el jodido día.

Apreté la mano de ________ y salimos de la camioneta.

-Las damas primero -dijo.

«Pendejo», pensé.

Caminamos hacia el interior del edificio, con Collins apuntándonos desde la espalda. Mantuve los ojos abiertos, buscando indicios de mi hermano.

-A la izquierda -nos indicó.

Giramos hacia la izquierda, pasando por un montón de cajas húmedas y rotas. Nos hizo subir por una escalera llena de condones usados, vacos, jeringuillas y sobrecitos de droga. ________ hizo una mueca de asco y se tapó la boca. Oh, mierda. No era un buen momento para que comenzara con las náuseas.

-Caminen -gruñó Collins.

Contuve las ganas de girarme y golpearlo. Seguimos caminando hasta un piso vacío, sucio y frío. Al final del piso hacia un bulto largo tirado en el suelo. Mi corazón latió rápidamente cuando me di cuenta que era Derek.



DEN ME GUSTA, POR FAVOR.

El gemeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora