Capitulo Veintinueve

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Capítulo final || Parte Dos «3

Cuando entré a la habitación, __________ estaba recostada en la cama, golpeando los dedos sobre su pecho.

—Quiero irme —murmuró.

Le sonreí burlón.

—La Dra. Fitzgebert mandó a tenerte bajo observación por esta noche, nena. No podemos irnos.

—Pero los hospitales no me gustan.

Dejé la bolsa sobre una mesilla, me acomodé junto a ella y le acaricié el cabello. 

—Míralo por el lado positivo: el bebé está bien —le di un beso en el pelo—. Collins ya no va a estar para molestarnos. Lo que nos queda es reposo total, señorita. Reposo t-o-t-a-l.

Gimoteó.

—Ya, como sea —hizo un mohín—. Nunca me trajiste las fresas.

Le sonreí mientras estiraba el brazo. Tomé la bolsa y saqué un paquete de fresas rojas.

—Sorpresa —canturreé.

Los ojos de _________ se iluminaron y una enorme sonrisa preciosa se formó en sus perfectos labios rellenos.

—Me trajiste las fresas, Justin —comenzó a llorar—. Gracias, cariño.

Abrí el paquete y saqué una fresa. La rosé suavemente contra sus labios y cuando abrió la boca le dio un mordisco lentamente. Cerró los ojos y el rostro se le descompuso, saboreándola.

— ¿Está rica? —pregunté divertido.

Asintió frenético.

— ¿Más? 

Gimió.

—Sí.

Acerqué nuevamente la fresa a su boca y volvió a darle un mordisco suave, devorándola.

— ¿Sabes lo jodidamente erótico que es todo esto? —tomé otra fresa—. Mis pantalones no van a soportar que te las comas todas. Una por una.

Sonrió traviesa.

—Eso lo podemos resolver —ronroneó.

Negué con la cabeza mientras sonreía.

—“Deben evitar el sexo por ahora. Es muy peligroso” —repetí—. Aunque tenga ganas de meterte mano, no podemos. El bebé.

Gimoteó.

—Lo que una tiene que hacer por la familia.

Sonreí burlón y le ofrecí otra fresa. Cuando fue a morderla, la puerta de la habitación. La enfermera, creo que se llamaba Julie, se sonrojó al vernos. Era bastante tímida la chica.

—Buenos días —se acercó sonriendo—. ¿Qué tal se siente, señora Bieber? Le veo mucho más color en las mejillas.

— ¿Señora Bieber? —preguntó _________, arqueándome una ceja—. Bien, Julie. Me siento mucho mejor. Gracias.

—Excelente —le sonrió tierna—. Vine a revisarla. Rutina, ya sabe —buscó algo en los bolsillos de su camisa de enfermera—. Oh, que torpe. Dejé el termómetro. No me tardo.

_________ asintió sonriente y Julie desapareció por la puerta.

— ¿Quieres? —le ofrecí la fresa que aún tenía en mi mano.

Asintió frenética y la mordisqueó cuando la acerqué a su boca. Me incliné sobre ella y presioné mi boca contra la suya, saboreando el delicioso sabor de su boca versus fresas. La puerta volvió a abrirse. Supuse que era Julie, pero era mi gemelo. Derek sonreía como un crío y llevaba en las manos un paquetito azul.

—Lamento interrumpir el desayuno —nos guiñó un ojo—. Vine a ver como siguen mi cuñada y mi sobrino.

Sonreí ampliamente.

—Gracias a Dios, dentro de todo, están bien —tomé otra fresa—. Abre la boca, nena.

—Deja de darme órdenes —abrió la boca y mordisqueó la fresa—. Gracias, cariño.

Sonreí enamorado. Derek se aclaró la garganta.

—No me hagan sentirme incómodo, gracias —se acercó—. Traje un regalo. Pasé por la tienda y entré —le tendió el paquete a ________—. Espero les guste. Y espero ser el primero en darles un regalo.

_________ introdujo la mano en la bolsa y sacó un diminuto vestido rosado con volantes en el ruedo de la faldita. A __________ se le aguaron los ojos.

—Le compraste un vestido —me mostró el vestido—. Mira que cosa más hermosa, Justin.

—Está preciosa —dije alucinado. Derek, comprando un regalo. Y para _________. Y el bebé—. Pero aún no sabemos si es niña.

Derek sonrió, como queriendo decir: “¿Con quién carajos crees que hablas?”

—Por eso compré dos regalos —dijo.

________ volvió a introducir la mano y sacó un set de pantalón y camisa blanco, como la ropa de un jugador de beisbol. En la camisa estaba escrito “Soy orgulloso sobrino de un tío con estilo”.

—Muy gracioso —murmuré riendo.

—Está precioso, Derek —le dijo _________ lloriqueando ¿Cuándo se había vuelto tan chillona?—. Gracias.

Derek se encogió de hombros, incómodo. La puerta sea abrió y una Julie distraída, mientras releía los papeles del expediente de _________, terminó por tropezar con Derek. Él se giró para sostenerla justo antes de que cayera. Sus miradas se cruzaron. Julie se sonrojó. Derek le sonrió.

—Oh, perdone —se disculpó ella —. No lo vi.

—No te preocupes.

Derek la soltó y se apartó junto a mí. Ellos volvieron a mirarse y se sonrieron. _________ y yo observamos la escena, sonrientes. Um…

—Ahora si tengo todo, señora Bieber —dijo Julie—. No me tardaré.

Julie revisó a ________, pero entre ella y Derek las miradas de complicidad y una secreta conexión fueron muy evidentes.




DEN ME GUSTA, POR FAVOR.

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