Viaje en tren

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Mentiria si digo que han sido los mejores dos días de mi vida. ¡Han sido los peores! 

Aprecio todo lo que han hecho por mi pero estoy demasiado... depresiva para decir tan siquiera gracias justo antes de que subamos en el tren de vapor ("somos magos y pasamos de la tecnología") con destino... Hogwarts, o así creo que se llama el colegio. 

¡Es un tren de vapor! De vapor, ¿vale? O sea... ¿quién usa de esos ya? ¡Nadie! Para añadirle más chispa al asunto encima soy la única tonta que no lleva puesto uno de esos uniformes tontos. Usan capa... ¡capas! No he llegado todavía a ese colegio y ya estoy alucinando en colores. Por si fuera poco Ginny está como loca por llevarme con sus amigos, incluso cuando sabe que en realidad tengo la misma edad que Ron, Hermione y Harry... no la suya. Pero bueno... ella está ilusionada y yo no tengo ganas de discutir. 

Hay decenas de estudiantes que no dejan de ir de un lado para otro por el estrecho pasillo del tren. No puedo evitar oír comentarios como: ¿Quién es esa? ¿Qué hace aquí? ¿La has visto, tío?... 

Me dejo caer en uno de los asientos de las cabinas del tren (o como se llamen) Ginny se sienta junto a mi y enfrente tengo a alguien llamado... Neville y junto a él una chica llamada Luna. 

- Así que... eres nueva- dice Neville nerviosamente. 

- Más o menos- respondo mientras me encojo de hombros.- No sé exactamente que voy a hacer en este colegio... vuestro. 

- Seguro que la profesora McGonagall tiene algo preparado- asegura Ginny muy convencida. 

- ¿Tu tia es la profesora McGonagall?- pregunta Neville asombrado... o asustado, no sabría decir. 

- Eso parece- respondo haciendo una mueca. 

Esta gente se queda en shock cada vez que menciono a mi tía, debe de pasar algo con ella para que la gente reaccione así... 

Después de la extraña conversación la cosa se vuelve aun más rara cuando comienzan a hablar sobre un ¿Callejón Diagon? Sobre tiendas, calderos, varitas... Una tienda de bromas... 

Ni siquiera me molesto en preguntar durante el trayecto que se supone que tengo que esperar de ese colegio, porque todo lo que me digan me sonará a locura total. 

Llegamos a, donde sea, cuando es de noche. Tomo mi bolso y sigo a los chicos hasta bajar del tren. 

La gente se agolpa a la espera de una carroza tiradas por... nada. ¡Genial! ¡Carrozas que funcionan solitas! 

- ¿Se supone que tengo que ir con vosotros?- le pregunto a Ginny mientras me acerco aun más a ella. 

- No lo sé. Supongo que sí- responde encogiéndose de hombros. 

Me subo en una de las carrozas junto con Ginny y el que parecer se su novio, con quien rabien a pasado bastante tiempo del trayecto coqueteando en los pasillos del tren. 

- ¿Y... Luna?- pregunto mientras observo las personas que vamos en la carroza. 

- Creo que se ha quedado revisando los compartimentos del tren, por si acaso- responde Ginny. 

Bajo de la carroza junto con los demás, por puro acto de imitación, y nos paramos frente a un hombre enano que no deja de repetir la palabra. 

- Nombre. 

Todos los que van delante de mi pronuncian sus nombre y son tachados de una lista escrita en papel de pergamino. ¿Para que usar papel moderno? Es tan perfecto y blanco... Ruedo los ojos. 

- Nombre- dice el hombre. 

Los nervios comienzan a formarse en mi estomago. ¿Qué pasa si no aparezco en esa lista? ¿me dejaran fuera de la verja que hay detrás de mi, en el bosque? 

Dado que tardo unos segundos en responder los cuchicheos comienzan a extenderse por la multitud. 

- Miranda Moon- respondo finalmente. 

- Oh, la señorita Moon. La profesora Minerva McGonagall la está esperando en la puerta del colegio. 

Esquivo el montón de maletas de los alumnos que se alzan detrás del hombre y camino persiguiendo a la multitud hasta las puertas del colegio. 

Mi tia abuela ya está esperándome ahí de pie con una postura algo rígida. 

- Sígueme- dice mientras se gira y comienza a caminar por los pasillos por delante de mi.

Caminamos por toda una red de pasillos e intento quedarme con el camino aunque creo que me va a costar recordarlo todo, bastante. 

- Dado que no eres maga no perteneces a ninguna casa, y como no pernees a ninguna casa no tienes dormitorio... Por eso vas a dormir en la habitación contigua a la mía. 

¿Que hay más emocionante que dormir junto a la tía abuela que acabas de conocer? 

- También como no perteneces a ninguna casa no tienes ninguno de los uniformes por lo que tendrás que vestir la ropa que has traído. 

Después de seguirla de cerca por unas escaleras de mierda que por lo visto se mueven cuando les malditamente apetece... llegamos a una puerta de madera que parece más robusta que mi profesora de gimnasia de primaria. 

Minerva saca una llave forjada en hierro, como si esto fuese la edad media, que estaba oculta en el interior de su capa y abre la puerta. 

En el interior me conduce hasta la puerta de mi habitación. Un espacio no demasiado grande se abre ante mí. Los muebles son principalmente de madera y tienen algo así como un estilo viejo. 

- Te voy a dejar unos minutos para que deshagas tu maleta antes de ir a cenar, pero debes darme tu móvil. 

Me quedo unos segundos asimilando sus palabras. 

- ¿Qué?- pregunto girando hacia ella horrorizada por su petición. Aferro mis manos fuertemente a mi bolso. El móvil contiene gran parte de la vida de mi antiguo yo, de la antigua Miranda. 

- Los objetos tecnológicos están prohibidos para todos los alumnos y no vas a ser tratada de una forma especial, te lo devolveré en las vacaciones de Navidad. Puedes quedarte el portátil pero no puedes sacarlo fuera de está habitación, si lo haces te lo confiscaré. 

Mi tia abuela tiende su brazo hacia adelante y espera a que le entregue el móvil, aunque lo hago de forma muy reticente. 

Al menos sigo teniendo el DVD de mis padres. 










Miranda's Unknown Secret (Draco Malfoy) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora