Siento que nunca te tuve.
O tal vez sí.
Tal vez te sigo teniendo en esos pequeños momentos. En aquel cuadro que pintaste o en la canción que tatareaste. En aquella noche que bailaste o en aquella flor que miraste; en las pisadas que diste o cuando decidiste no llorar y lo hiciste de todos modos.Te tengo todavía a las doce de la noche pasado por un minuto cuando miraste por primera vez mis ojos y te diste cuenta de que allá en el cielo no existe galaxias, sino en los míos.
Te tengo en la voz con olor a maría y algunas veces de marlboro. Te tengo conmigo enganchado en la garganta para que grites, cantes y maldigas a todos.
Te tengo en mis manos, labios, pecho y en todo mi cuerpo.En mis pies para que cuando corras se te haga más facil y en mis piernas firmes para que no te desvíes del camino. En mis ojos para que llores hasta que se te nublen y pongan rojos. En mis labios para besar tanto hasta olvidarme de mi nombre o mi piel. En mis manos para tocar fuego y no quemarte.
Te tengo en mi espalda, para que no sea pesada tu carga y te tengo en aquel noviembre,
en
donde
ya no
te tuve.