Con ella mejoré el sentido del olfato(por olerle tanto el cuello).
La caligrafía(por escribirle a las tres de la tarde, en el bar).
La mala postura en la silla(siempre me reprochaba).
Con ella mejoré mi caminar en las nubes. Mejoré mi vista(la forma de ver el mundo). Mejoré mi puntería(al apuntar a las malas cosas). Mi equilibrío(al caminar en su montaña empinada siempre), mi cordura.
Con ella mejoré mi enfermedad cardiaca al cien por cien. Ya que con cada pestañeo suyo, no hacía falta ya ir al hospital por otra pastilla.
¿Qué yo habré mejorado en ella?
De seguro nada.
No soy buena médica.
No.
No.
No.