No, yo nunca florecí.
Pero una parte de ti lo hizo,
y así fue como crecí.
El tallo se fue engrosando,
fui dándome forma.
Di mis primeras hojas,
mi primera sombra.
Y fue para ti.
Pero poco a poco,
se fueron cayendo las hojas.
La primera por abrazarte tanto.
La última por secarme tanto.
Tanto es el dolor que sentía,
pero no importa.
Ya que tu vida fue la mejor parte de la mía.
Y así fui regenerándome,
fui cogiendo fuerzas.
Fui alcanzándote.
Y aunque no te tenga,
éstas ramas nunca dejarán de sentirte todos los días.
Porque te tendré siempre dentro.
Hasta la raíz.