A veces me pongo a mirarte como miro al arte. Y comprendo que es así como llego a entenderte.
Es casi inhumano de tu parte, muchas veces, cerrar los ojos mientras te observo. Porque pareces tirar millones de bombas atómicas en mi pecho. Joder.
Si supieses que me enteré de que estaba entera cuando me tocaste. Y que cuando me rozas al pasar yo crezco. O que cuando hablas mi garganta parece una orquesta.
Si supieses que hasta la jodida métrica se queda corta cuando te mide, no serías tan callado.
Ni tan frío.
Ni tan tan.