Capitulo 2 Yo si quiero ser un mortifago.
Agosto 1994
Dos chicos se mecían en dos viejos columpios en el jardín trasero de una descuidada casa de ladrillos rojos, la maleza crecía alrededor del edificio, salvaje, sin ningún tipo de control, así mismo las fuentes no servían y estaban llenas de agua verdosa. Los mosquitos pululaban y el calor era insoportable.
-No se como puedes vivir en este chiquero- dijo uno de los chicos abrazando el columpio con gesto de hastío. Su cabello rubio claro usualmente bien peinado e impecable se pegaba a su cabello producto del sudor, su cara estaba enrojecida por el sol y sus ojos grises destellaban. En su cara siempre había un rictus de desagrado y asco, sin embargo lo que podría parecer un insulto fue tomado con toda naturalidad por el chico alto que lo acompañaba sentado en el otro columpio.
-A mi padre y a mi nos gusta tal como esta…………….digamos que el tono va de acuerdo a nuestra personalidad...un poco pantanosa- dijo muy tranquilo el chico de cabello castaño y ojos azules a su lado mirando alrededor. Era cierto, el jardín era un desastre pero nada comparado con el caos del interior de la casa, habían montañas de libros dispersos en cada rincón, muebles que destilaban polvo cada vez que alguien osaba sentarse en ellos, viejos retratos mágicos de gente que nunca hablaba, telarañas debajo de la escaleras y en las noches se podía oír la madera de las vigas de la casa crujir. Sin embargo esa casa centenaria era el único hogar que conocía y la adoraba, ya que siempre descubría algo nuevo en ella, que estimulaba su retorcida imaginación.
-Tonterías- continuo el chico rubio levantando su puntiaguda barbilla en un gesto de arrogancia- te aseguro que te encantaría vivir en mi casa.
-Si claro Malfoy, todos queremos ser como tú- se mofo Theo Nott lanzándole una mirada burlona a su compañero de casa. Malfoy interpreto muy bien el gesto y se levanto intempestivamente del columpio. Nott, quien lo conocía desde que habían nacido, sabía que estaba furioso, porque se sentía insultado. Draco Malfoy entre todas sus "virtudes", era algo paranoico para su gusto.
-¿Qué quieres decir?- pregunto Draco arrastrado las palabras, dedicándole una furibunda mirada.
-Lo que oíste- contesto Theo tranquilamente. Él era muy seguro de si mismo y un berrinche de Draco Malfoy no le iba a arruinar la tarde mas de lo que ya estaba, con una reunión de mortifagos en su casa- Y no me mires así que mi nombre no es Potter.
Draco se adelanto y camino con impotencia hasta las profundidades del jardín y Theo lo siguió.
-¿Toque un tema sensible?- dijo todavía burlón Theodore- por Merlin, Malfoy supéralo. El niño que vivió tiene todo el beneplácito de nuestro querido Dumblendore. Así que lo que nos queda de estancia en Hogwarts, Gryffindor ganara la copa de las casas todos los años.
-Maldito Potter, maldito Weasley y maldita sangre sucia Granger- exclamo Draco- su mera existencia hace miserable la mía.
-Eso es porque les prestas demasiada atención- comento Theo tomando un palo y jugando a cegar la yerba reseca del jardín que crecia alta hasta sus rodillas- yo que tú me dedicaría a mis notas y a vivir la vida, sin preocuparme de nuestros futuros enemigos hasta que llegue el momento.
-Acaba de hablar el sabio Theodore Nott, por favor hinquemos la rodilla y adorémosle, el brillo de su inteligencia opaca el sol y todos los astros del firmamento- grito teatralmente Draco Malfoy, haciéndole una imitación de reverencia renacentista a Theo Nott, una muestra de que el cinismo Malfoy podía ser bastante histriónico a veces. Draco recobro la compostura y le espeto molesto- Soberano idiota, tu vida son las notas, los premios, las condecoraciones. Sabes, cuando nos inicien mortifagos nada de eso te servirá, te lo aseguro.
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