Capitulo 5 Ronda de Prefectos.
Theodore Nott caminaba con su cabello todavía húmedo a la sala de los prefectos, intentaba acomodarse la corbata y la túnica que recién se había puesto estaba un poco arrugada, la piel de su cara le ardía, ni modo, había tenido que renunciar por los momentos a su rojiza barba, afeitándola, a expensas de otra pataleta del desagradable de Snape. Llego al lugar y cuando entro ya Draco Malfoy recostaba su estilizada figura en un escritorio, con las manos cruzadas sobre su pecho y el ceño fruncido en actitud pensativa. Era de esperarse, Malfoy, siempre puntual y con el uniforme impecable. Theo rodó los ojos, algunas cosas nunca cambiarían y que Draco dejase de tratar ser perfecto en todo era una de ellas.
En la otra esquina de la estancia, bastante alejado del Slytherin, se encontraban Ernie MacMillan y Susan Bones hablando animadamente con Anthony Goldstein, Padma Patil y Ron Weasley. Theodore los observo un instante, realmente eran un grupo bastante homogéneo, todos magos sangre limpia o mestizos, pero sin el estigma de ser familiares de aliados del Señor Tenebroso. Muy diferentes a toda la casa de Slytherin, sin embargo las serpientes en todos los demás aspectos eran unos chicos normales como cualquiera. Después de saludar a todos los presentes con un discreto hola, se acomodo al lado de Draco, quien mantuvo su aptitud aplomada solo por un instante antes de entablar conversación con un dejo de fastidio y aburrimiento.
-Veo que te quitaste ese horrible pelo de la cara- dijo Malfoy mirándolo fijamente, no le gustaba perder puntos por las imprudencias de Nott. Ser prefecto era un sueño hecho realidad, sus genes Malfoy hacían que buscase el poder permanentemente, las enseñanzas desde su mas tierna infancia tenían mucho con ver con su actitud dominante. Quizás todos en Hogwarts pensarían que su padre había tenido que ver en su elección como prefecto y eso le reventaba la ulcera. Él se lo había ganado y eso era la mas absoluta verdad. Sus notas no eran malas, pero no podían compararse con las de Theodore, o Ernie McMillan e incluso la misma Granger. Draco era un estudiante aplicado, pero no era el mejor y eso era algo por lo cual recibía reprimendas de parte de Lucius Malfoy, sin embargo sus dotes de líder y su capacidad de envolver con su lengua sedosa y afilada, de captar la atención de los que estaban cerca de él, incluso los alumnos mayores, le habían dado el puesto. Draco Malfoy no era un alumno sobresaliente, era cierto, pero era un chico con dones excepcionales y una sagacidad poco comunes.
-No todos tenemos la suerte de ser lampiños- dijo Nott sarcástico, Draco le hizo una mueca de desagrado
-Te aseguro que tengo tanto como tú allá abajo- contesto Draco tomándose sus partes nobles y apretándolas con una mano, Nott evito soltar una carcajada, hacer perder sus maneras educadas a Malfoy constituía un motivo de insana diversión para él.
No podía entender como ese chico era tan estirado. Sabia que había tenido una niñez complicada, pero ¿Que hijo de ex mortifago no había tenido una crianza difícil? quizás entre ellos dos la diferencia crucial eran los padres. Lucius Malfoy un hombre que seducía a todos con halagos y dinero, quería que Draco fuese su copia al calco, un trepador social, que elevase el apellido a alturas insospechadas, tenía grandes esperanzas en su futuro, las malas lenguas decían que lo estaba entrenando para ser ministro mágico, así que era inflexible, rígido y totalmente distante con el chico, el resultado era previsible, un joven inteligente, astuto y temeroso de su padre. En contraparte, Theodore Nott Sr. era un hombre muy extraño, huraño y taciturno. Podía ser tan distante como Lucius y de pronto terriblemente protector con su hijo y hasta cariñoso, su ciclotimia había confundido a Theo cuando era pequeño pero después de un tiempo ya estaba acostumbrado, a veces el pobre hombre se deprimía, se echaba en su cama y no comía durante días, Theo tenia que cuidarlo como si fuese un enfermero, eso sucedía sobre todo en el aniversario de la muerte de su esposa y otras veces estaba en tal grado de excitación que Theo temía hasta por su propia vida, en esa relación a veces se intercambiaban los papeles de padre e hijo, lo cual había hecho que Theo tuviese algunas responsabilidades y cargas superiores a lo que cualquier chico de su edad experimentaría. Su padre era un hombre con un pasado terrible, del cual no se hablaba en su casa, aun así orgulloso de su apellido, le había inculcado desde pequeño que el destino de un Nott estaba ligado de manera irremediable al destino de Lord Voldemort. Los Nott´s no faltaban a un pacto, en todo caso solo lo tratarían de modificar un poco a su favor, en ese sentido podían ser tan maquiavélicos como los Malfoy´s, sin embargo no tenían tanto dinero para comprar lealtades, ni para aspirar grandes posiciones, así que actuaban desde las sombras. Mientras los Malfoy´s eran criados para dirigir, los Nott´s era educados para ser unas maquinas de matar. Así de simple, su abuelo y su padre habían señalado el camino, uno que algún día él tendría que tomar. Y si bien, Theo siempre puso en duda la estabilidad mental de su padre, estaba seguro de la suya, sus ideas podrían ser extravagantes y extrañas, pero para él eran justas. El mundo mágico solo para los sangres puras, el resto que se conformara con vivir como muggles, así de simple.
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