Un hueco en mi alma.

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Capitulo 27 Un hueco en mi alma

Nott llego a su casa cansado y preocupado, toda la situación se había descontrolado. De manera inaudita los habían capturado y se habían salvado por un pelo. El ambiente en Malfoy Manor era totalmente caótico, Lord Voldemort estaba torturando a todos los que habían participado en la captura de Potter y compañía y que no había logrado detener su precipitada huida. Lucius Malfoy estaba haciendo lo imposible por justificar que Draco se hubiese llevado a Hermione Granger y hasta el momento, ninguna excusa era suficiente para el Señor Tenebroso.

Le había dicho a Malfoy que tenia que llevarla allí, hasta su casa, si lograba sacarla de la maldita mansión, el ultimo lugar en donde los buscarían. Subió las escaleras y escucho la ducha abierta, recorrió el pasillo y luego se acercó al baño, ya que le llamó la atención la luz encendida, entró y entonces los vio, a los dos, desnudos, entrelazados, con el agua escurriéndose de sus cuerpos. Ella tenia los ojos cerrados y abrazaba al hombre con fuerza, parecía dormida. Draco Malfoy simplemente tenía sus labios pegados contra la piel de Hermione y sus fuertes brazos hacían contraste con la frágil figura de ella, rodeándola de una manera tan intima que no había ninguna duda de lo que había sucedido entre ellos, la joven lucia bastante pálida y tenia moretones en todo su cuerpo.

La violencia de la situación logro desestabilizar la frialdad habitual de Theo Nott , él sabia lo que ella sentía por Malfoy, pero verlo con sus propios ojos había sido demasiado.

Theo Nott sintió su corazón ardiendo de pena y celos, un dolor infinito mas allá de cualquier otra cosa, verla en brazos de otro hombre era como una estaca clavada en su corazón, sentía rabia, saboreaba la traición como si fuese algo descompuesto en su boca, la respiraba, la palpaba. Fulminó con su mirada al joven rubio que justo en ese instante levantaba la vista. En ese momento Draco supo que estaba en grave peligro. La mirada azul de Theo destellaba odio como nunca antes

-Te espero en la cocina- Theo habló con voz fuerte y autoritaria. Draco no rechistó, espero que Theo saliese de la pieza y cargo a la chica hasta una habitación, la dejo en la cama, cubriéndola con una sabana. Se coloco un pantalón y una camisa y bajo las escaleras. En otras circunstancias habría protestado, nadie le ordenaba cosas a un Malfoy, pero en ese momento, ya nada importaba.

Theo lo esperaba sentado frente la mesa central de la cocina, que estaba vieja y tenia la madera del tope resquebrajaba, las ventanas estaban abiertas y una brisa suave entraba por ellas, la estancia solo estaba iluminada por un farol de queroseno que bamboleaba en el techo con el viento, brindando una luz mortecina que ocultaba gran parte de las facciones del joven alto que esperaba en el lugar, envuelto en un torbellino de celos. Theo tenía en su mano una botella de Whiskey de fuego y había sacado dos vasos de cristal de un destartalado armario.

Draco dudó por un instante al llegar y verlo en la penumbra. Haciendo acopio de toda su valentía y su orgullo, camino al centro de la cocina, sabia que tenia muchas cosas que temer, pero jamás se arrepentiría de lo que recién había pasado con ella, nunca, y menos ante él. Se sentó elegantemente, sin perder nunca su estilo aristocrático. Inmediatamente, Theo le sirvió un trago y rodó el vaso hasta él de manera descuidada.

Draco no tomó el vaso que le ofrecieron por precaución, no era tonto, sabia que Nott quería matarlo con toda el alma. Lucia pálido y ojeroso, tenia los labios azulados por el frió que tenia y un mechón de cabello rubio platinado le ocultaba uno de sus ojos, parecía un chiquillo en comparación, con el mago alto, con una barba de color avellana, de ojos azules que lo enfrentaba en esa mesa. No podía quitarse la sensación que tenia encima, la mirada acusadora de Nott lo hacia sentir como un ladrón, como si hubiese profanado la intimidad de algo. Enfrentar a Nott en su propia casa lo ponía en una situación de desventaja, se sentía vulnerable. Theo miró con sorna a Draco, quien no bebía el Whiskey, sacó una cajetilla de cigarrillos de su abrigo y encendió uno lánguidamente.

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