Capítulo 24: Conversaciones en el campo de softball [Maratón 3/4]

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-Marielle, que no, que el factorial de 0 no es cucurucho, es 1.

-Cucurucho suena mejor. –Dijo mi amiga frustrada. Estábamos en su casa estudiando.

-Lo sé, lo sé, pero tienes que aprobar el examen de mates y a no ser que el señor Brown sea fan de los helados no te va a dar esa respuesta por buena.

-Dios, Camila, esto es un rollo, ¿por qué no vemos una película?

-No vemos una película porque tenemos que labrarnos un futuro.

-El insti apesta. El futuro apesta. –Se quejó Marielle.

-Vamos, no está tan mal.

-¿Y si vemos un capítulo de Cómo conocí a vuestra madre y después seguimos? Creo que o paramos un momento o voy a tirar el libro por la ventana.

-Está bien, pero solo uno.

Al final mi amiga y yo nos vimos media temporada esa tarde.

-Voy a suspender...

-Vas a suspender...

-¡Camila! ¡Se supone que tienes que apoyarme! –Se quejó mi amiga dándome un golpe.

-Que noo, que aprobarás y si te ves muy mal te soplaré las respuestas.

-Eso quería escuchar. Gracias, Mila.

-Así va Estados Unidos...

Habían pasado tres días desde el incidente en la cafetería. Brad y Luis estaban suspendidos cinco días y por lo que pude escuchar por los pasillos, los padres de Luis se habían cogido tal cabreo que iban a obligar al chico a ser voluntario en una residencia de ancianos, cosa que según la gente era lo peor para él porque le tenía miedo a la tercera edad. No sé cómo Lauren había podido salir con semejante gilipollas.

En cuanto a Lauren y a mí...bueno, se podría decir que yo estaba más tranquila, sabía que Lauren era una persona de objetivos y que le daba igual llevarse por delante a quien fuera con tal de cumplirlos. No es que Lauren fuera una fiel seguidora de la frase "el fin justifica los medios", lo que pasaba era que le habían hecho daño y quería devolvérselo a toda costa. Que yo entendiera el comportamiento de mi vecina no quitaba para que siguiese enfadada con ella. Por culpa de su estúpida venganza a la que se había llevado por delante era a mí y si por rencor hacia otro había sido capaz de herirme a mí, creo que tenía unas cuantas cosas que resolver con ella misma.

Los días habían pasado y podía pensar con un poco más de claridad: Lauren no me convenía.

Ese miércoles volví al club de mates, había llegado pronto y estaba sentada en una silla esperando a los demás. Dinah entró por la puerta.

-Camila, qué bien volver a verte por aquí, has alargado demasiado las vacaciones de Navidad. –La chica alta se sentó a mi lado y sacó un cuaderno.

-Sí, ya estaba bien que apareciera, el concurso es dentro de un mes. ¿Qué tal todo? –Pregunté.

-Bien, ya sabes, estudiando todo el rato. ¿Has notado este nuevo bronceado que he conseguido a la luz de mi flexo? Creo que me deja la piel estupenda. –Bromeó Dinah. Yo me reí levemente.

-Te queda bien, la verdad.

Tartakovsky y el resto de chicos entraron al club, Lauren iba entre ellos. Él, Dinah, Lauren y yo nos apartamos en un grupo, íbamos a ser los cuatro que participáramos en el concurso, así que teníamos que seguir un entrenamiento especial con un libro hecho expresamente para el concurso, en él venían modelos de ejercicios que podían salir. Yo apenas miraba a Lauren y si lo hacía era con total seriedad, me sentía bien, era como si por una vez yo estuviese al mando. Ni siquiera estaba nerviosa por tenerla delante. Los cuatro estudiaríamos el libro de pe a pa y luego cada uno se especializaría en tres apartados. Esto era pan comido, éramos muy buenos y podríamos con esto.

Deseo sexual en abundancia [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora