Capítulo 3: La mañana siguiente

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Capítulo 3: La mañana siguiente.

Lauren me seguía mirando penetrantemente, el brillo de sus ojos era tal, que si me pedía cualquier cosa, yo se la daría: mi virginidad, mis calcetines de bananas de la suerte, mi primer hijo varón...hasta mi última gota de sangre; estaba dispuesta a coger más que un resfriado por ella.

Me quité mi abrigo e imité a Lauren. Cogí su mano y las dos corrimos a mojarnos. Puto noviembre frío. El agua estaba congelada y el viento de la madrugada no ayudaba, pero en cuando sentí la risa de Lauren y cómo me intentaba coger para tirarme al césped, todo comenzó a dar igual. Lo único verdaderamente importante ahora estaba empapándose conmigo. La quería más que a nada y por ella haría lo que nunca me he atrevido a hacer, lo que nunca pensé que haría. Finalmente ella me agarró de las caderas y logró tirarme a la hierba húmeda.

-Qué puto frío hace, Lauren –Estaba borracha, pero ya había recuperado mi habla más o menos normal, aún arrastraba las palabras, pero por lo menos no tardaba un cuarto de hora en decir una frase.

-Joder que sí –Parecía que Lauren estaba mejor. Las dos estábamos tumbadas en el césped, en una zona donde los aspersores ya no podían alcanzarnos, la una al lado de la otra, muy juntas.

Lauren se acercó a mí y comenzó a jugar con mi pelo, que estaba calado.

-Tienes el pelo chorreando. –Me dijo sin dejar de mirarme. Yo me giré un poco, para mirarla también. Ella no se movió y siguió rizando el mismo mechón de mi pelo.

-Sí, es lo que tiene decidir seguir a una loca, que una nunca sabe dónde puede acabar. –Le dije sonriendo de medio lado.

-¿En serio? ¿Y esa loca te ha obligado a hacer cosas que no querías? ¿Es una mala persona? Háblame de ella –Dijo Lauren juguetona. Las cosas todavía me daban vueltas y el alcohol me hacía estar más desinhibida.

-Para nada, me ha hecho hacer cosas que no sabía que quería hacer. –Contesté acercando mi mano a su ceja para limpiar unas gotitas que agua que se le habían quedado como el rocío de la madrugada. En cuanto mi dedo entró en contacto con sus pelitos, mis bragas se fueron de vacaciones,  le estaba tocando la ceja a mi amor.  –Ella es...ella es la persona más genial que he conocido en toda mi vida. –Respondí a su petición de que le hablase de ella.

-Wow, suena como alguien estupendo–Me sonrió. Mi cuerpo se estaba helando, pero no me iba a mover hasta que ella no se moviese, jamás había tenido una oportunidad como esta y no la iba a desperdiciar.

-Sí, deberías conocerla. Es la más divertida del mundo. –Dije mientras tiritaba.

-¿La más divertida de verdad? –Lauren tenía la voz muy frágil, nunca había sonado delante de mí tan vulnerable.

-La más divertida de verdad. Está loca como una cabra y yo me rio un montón con ella. –Mi dedo seguía en su ceja, hacía tiempo que había acabado con las gotitas que había ahí, pero no quería dejar de tocarla, así que seguía acariciándola suavemente.

-¿Tienes frío, Camz? –Me preguntó recobrando un poco la seguridad en sí misma, pero sonando igual de dulce que antes.

-No –Dije tiritando. Ella se rio ante mi respuesta, obviamente sabía que le estaba mintiendo.

-Pues yo estoy jodidamente congelada, así que voy a tener que hacer algo para calentarme. –Lauren se acercó peligrosamente a mí. Yo la miré desconcertada un momento y al siguiente tenía sus labios sobre los míos y mis ojos cerrados.

Lauren besó delicadamente mis labios, moviendo los suyos con sumo cuidado. Yo me quedé quieta, no podía moverme. Estaba congelada, literal y metafóricamente hablando. Ella se apartó un momento y abrió los ojos. Nuestras miradas se encontraron y en vista de que yo no me quejaba, ni le decía nada, ella volvió a besarme, despacito, otra vez. Y sus suaves labios se movían en los míos, que estaban partidos por el frío. Noté la puntita de su lengua en mi labio inferior, mojándolo levemente para hacerlo más apetecible. Justo cuando yo estaba a punto de reaccionar, se volvió a apartar. La miré a los ojos y me mordí levemente el labio, mi mirada se desvió hacia su boca y cuando volví a verla a los ojos, vi que había un fuego interno en ellos. Lauren me cogió la cara con rapidez y volvió a besarme, pero esta vez más fuerte, más rápido con ansia. Yo por fin fui consciente de lo que estaba viviendo y le correspondí, intentando seguirle el ritmo. Puse mi mano en su cara, intentando hacer que fuera más despacio, pero ella no frenaba, me estaba devorando.  Yo no quería parar nunca, pero ella se apartó de repente. Se levantó del césped con un hábil movimiento y me tendió la mano para ayudarme a levantarme. Yo la cogí y pegué un salto impulsada por su fuerza, quedándome a escasos centímetros de su boca, ella me sujeto fuerte la cadera, atrayéndome más hacia su cuerpo. Y bum, me volvió a besar con ganas, pasándome su lengua por los dientes.

Deseo sexual en abundancia [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora