Capítulo 12: La vida está para morir

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Amanecí acostada en mi cama, no recordaba cómo había llegado allí hasta que un flashback me vino a la cabeza: Lauren me llevaba en brazos y yo estaba agarrándome con todas mis fuerzas de dormida a su cuello. Me hubiese gustado dormir con ella, pero que me llevara en brazos hasta mi cama me parecía un gesto encantador. Me levanté con cuidado y me puse mis pantalones de la nieve blancos y un polar negro, me hice un moño y salí de la habitación, dejaría dormir a Sofi unos minutillos más. En la cocina estaba mi padre y Mike haciendo el desayuno.

-Buenos días, flaca, ¿has dormido bien? –Me preguntó mi padre mientras le daba la vuelta a una tortilla.

-Sí, genial. La cama es muy cómoda. –Contesté cogiendo un plato y poniéndolo en la mesa.

-Yo no puedo decir lo mismo del sofá. –Lauren apareció por la puerta masajeándose la parte trasera de la espalda.

-Mira que elegí el sofá para Chris por algo…-Comentó Mike risueño.

-¡Qué poco se me quiere en esta familia! –Exclamó Chris en la lejanía. Todos nos reímos y al momento apareció para ayudar también a poner la mesa. –Menos mal que sé que estás bromeando, si no, al llegar a casa te quitaría la taza que te regalé de “Al mejor padre del mundo”

-¡No, mi taza no! –Dramatizó Mike, llevándose una mirada de odio por parte de su hijo. Mike era muy divertido.

Después de unos minutos el desayuno estuvo listo  y todos nos sentamos a la mesa. El buen humor estaba presente y las ganas de esquiar se hacían notar porque la conversación solo se centraba en eso. Yo acabé de desayunar y comencé a recoger la mesa. Estaba de espaldas a todos, dejando los platos en la encimera y bebiéndome el último sorbo de zumo que le había sobrado a mi hermana cuando Lauren me dijo:

-Me gusta que se te noten los pezones, Camila. –Yo escupí todo el zumo y me empecé a atragantar. Automáticamente todo el mundo me miró extrañado.

-¿Qué has dicho? –Pregunté con la voz medio ronca y todavía sin aire.

-Que me gusta cómo te quedan esos pantalones, pero si sé que te va a sentar así, no digo nada. –Dijo Lauren juguetona.

-Gracias – Dije más o menos recuperada. Maldito cerebro imbécil que me hace pensar cosas que no son, no paro de hacer el ridículo por su culpa.

Al cabo de media hora todos estábamos listos para salir y fuimos a las pistas de esquí para recoger nuestros forfait y el equipamiento para esquiar. Cuando estábamos ya en las pistas, Taylor, Chris y Sofi fueron juntos a un cursillo, ya que era la primera vez que esquiaban. Lauren y yo habíamos ido el año anterior a un viaje que organizó el instituto y no nos hacía falta ir a que nos enseñaran, así que hicimos la primera subida con nuestros padres.

-Me alegra que Lauren y tú volváis a tener más relación –Comentó mi madre mientras esperábamos nuestro turno para realizar una bajada.

-Sí, yo también me alegro. –Dije con una gran sonrisa. Quizá debería disimular un poco mi alegría.

-Erais tan amigas de pequeñas…Y de repente nada, ni ella se venía a casa, ni tu ibas a la suya, ni os llamabais ni prácticamente os dirigíais la palabra cuando nuestras familias se juntaban. –Siguió mi madre. Todos podían escucharla y yo me estaba empezando a avergonzar.

-Es verdad, es verdad. Era un tema muy comentado entre nosotros cuatro –Dijo Mike.

-Pero nunca dijisteis nada, y mira que os preguntamos veces –Se metió mi padre también.

-Ya sabéis cómo funcionan las relaciones, a veces se enfrían. –Intervino Lauren, echándome un cable. Pero la verdad es que sí pasó algo entre nosotras, algo que nunca hemos hablado pero que fue motivo suficiente como para que nos distanciáramos.

Deseo sexual en abundancia [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora