Capítulo 17: ¡Normani me ha dado una misión!

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Cuarenta y cinco minutos corriendo. Estoy agotada. Creo que es la primera vez en mi vida que salgo a hacer deporte. Todo tiene su explicación: esta mañana me he despertado tras uno de mis habituales sueños húmedos con Lauren y he tenido que hacer algo para remediar mis deseos sexuales. Yo la verdad es que agradezco mucho estos sueños, porque ya que no la puedo tener en la vida real, por lo menos que pueda disfrutarla en el mundo onírico. El caso es que me he levanto demasiado mojada, más que de costumbre, así que tenía que canalizar mis ganas de alguna forma más

y he salido a correr. No ha estado nada mal, he cogido mi ipod, me he puesto mis zapatillas de gimnasia y un chándal viejo y he salido a buen ritmo hacia el parque. Me ha venido genial para despejarme, pero sobre todo me ha venido bien para reflexionar: ¿qué coño estaba haciendo con mi vida?

Mientras estaba parada en la valla de mi jardín estirando los cuádriceps tras haber corrido tanto, Lauren apareció por la puerta de su casa y se acercó hasta mí.

-Buenos días, Camila. –Ella me sonrió.

-Buenos días, Lauren. –Dije dejando de estirar.

-No sabía que salías a correr, ¿desde cuándo te has vuelto una deportista? –Me preguntó un tanto burlona.

-Oh, mi afición por el deporte es algo que me viene de siempre. Este año lo he conseguido por fin y va a ser la primera vez que vaya a las Olimpiadas. –Bromeé.

-Vamos, que es la primera vez que sales a correr en tu vida. –Dedujo Lauren. Con ese tono solo le había faltado decirme que mi humor apestaba.

-Me has pillado. Qué bien lees entre líneas. –Contesté retirándome los pelillos de mi frente.

-Me gusta verte toda sudada. –Yo abrí los ojos ampliamente. ¿En serio me había dicho eso? Debería preguntarle por si acaso...

-¿Cómo has dicho? –Inquirí.

-Que me gusta verte tan entregada. Siempre te veo con un libro o tirada en el sofá viendo una peli. –Me contestó ella, ya sabía yo que mi cerebro estaba haciendo de las suyas, pensaba que se me había bajado la lívido corriendo, pero parece que sigo tan salida como siempre.

-Gracias. La verdad es que lo he disfrutado mucho, quizá lo vuelva a hacer algún día más.

-Podrías crear una rutina. Ya sabes, mens sana in corpore sano.

-Uf, llegar alguien como yo a tener un equilibrio entre mente y cuerpo es algo complicado, me gusta demasiado la comida basura y estar tirada en el sofá.

-Bueno. Lo que veas. –Lauren se quedó callada y pensativa.

-Oye, ¿esta tarde a qué hora quedamos? –Pregunté, hoy debía conocer a alguien.

-Le he dicho a Normani que a las cuatro en Palm Café, así que pasaré a por ti sobre las tres y media.

-¿A Normani? –Pregunté yo extrañada.

-Sí, es a ella a quien quiero que conozcas. –Lauren se pasó la mano por el pelo mientras cargaba su peso en su pierna derecha.

-Pero si ya la conozco. –Protesté yo.

-No, no la conoces. Sabes quién es, pero nada más. –Me explicó.

-Supongo que llevas razón, creo que nunca he hablado con ella más de un hola y adiós. –Intenté hacer memoria de alguna ocasión donde hubiese cruzado más de dos palabras con Normani, pero no me vino ninguna a la cabeza. Ella era una pieza fundamental en la vida de Lauren y yo no tenía ni idea de cómo era su personalidad, de hecho no sabía nada de ella.

Deseo sexual en abundancia [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora