Capítulo 31: La mesa sobre las cartas, nosotras sobre la mesa

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Nota: Este capítulo contiene escenas de sexo y no es apto para menores de dieciocho años. Leerlo queda bajo vuestra responsabilidad.

-Y entonces me lo comió.

-Camila, por el amor de Dios, es la decimonovena vez que me lo cuentas, ya sé que Lauren te lo chupó. -Se quejó Marille, al principio ella se alegró mucho por mí, pero como soy una pesada se estaba cansando de escuchar lo mismo una y otra va.

-Lo siento, es que lo pienso y ¡ME MUERO! -Dije demasiado entusiasmada.

-¿Dónde quedó lo de hacerle ver que no podía hacer contigo lo que quisiera? -Marielle me bajó de mi nube.

-Mierda, es verdad. -Dije cambiando mi semblante.

-Imagínate, mañana se lía con otra persona, tú vuelves a sentirte como una mierda, ella se da cuenta y viene de nuevo a enseñarte a conducir y a comértelo y tú volverías a decirle que sí. Caeríais en un círculo vicioso una y otra vez, donde ella hace lo que quiere y tú siempre la esperas.

-No está tan mal si me lo chupa. -Dije mirando hacia otro lado

-¡CAMILA! -Marielle me dio un puñetazo en el brazo. -Espabila tía, y deja de pensar en el sexo por una vez.

-Vale, vale. Tienes razón, tengo que hablar con ella.

-Pero hablar de verdad, nada de echarte atrás. Hazte valer, imbécil.

-Está bien. Voy a ser firme en mi postura ¡y esta vez no será en mi postura sexual!

Cuando Lauren me mandó un mensaje de texto diciéndome que fuera a las cinco a su casa me alegré y me acojoné a la vez, quería verla, pero no quería enfrentarme a ella.

-Cuánto tiempo sin tomarnos una fanta juntas. -Dijo Lauren yendo hasta el frigorífico para sacar las bebidas. Eran las cinco y dos minutos de la tarde del lunes, me sentía como si hubiese vuelto a octubre y ahora me fuera a dar clases de matemáticas.

-No deberíamos perder las buenas costumbres. -Dije cogiendo mi lata y abriéndola. Qué burbujeante bajaba el líquido por mi garganta.

Las dos nos sentamos en los taburetes de su cocina como antaño. Habíamos vivido tantas cosas desde esos días, pero tenía la sensación de que apenas sabía algo más de ella.

-No puedo creer todavía que pasásemos la primera ronda. -Comentó Lauren. -Sabía que meterte en el Club de Mates era lo mejor que podía hacer.

-No exageres. -Me reí.

-Tú fuiste la que te diste cuenta de que el enunciado del problema estaba negando y cambiaba por completo la manera de hacer el ejercicio. Si por nosotros tres hubiese sido ahora estaríamos descalificados, pero ese fue el ejercicio que nos salvó de nuestra inminente derrota. -Dijo Lauren poniendo cara de orgullo. -De verdad que deberíamos mirarnos lo de leer bien los ejercicios.

-Ya sabes lo mucho que me gusta leer, no se me escapa ni una palabra.

-Sí, lo sé. -Afirmó dejando su lata en la encimera. -Camila...-Empezó Lauren a decir.

-Dime...-Dije alargando la última letra para que ella continuase.

-¿A ti te gustaría vivir siempre en Miami? -Me preguntó Lauren.

-Bueno, la verdad es que aquí no estoy mal, pero no me importaría irme a otro sitio a vivir. Un nuevo ambiente, nueva gente, nuevas experiencias. No suena mal. -Dije con ilusión. ¿No habíamos hablado de esto ya?

-Es bueno saberlo. -Me dijo con una sonrisa y volvió a coger su lata y a llevársela a la boca. -¿Y adónde te gustaría ir si tuvieras que dejar este país en coche?

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2017 ⏰

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Deseo sexual en abundancia [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora