Capítulo 7: Allanamiento de morada

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 -Camila, por favor, deja de mojar el plátano en salsa barbacoa en mi coche. Da mucho asco y vas a mancharlo todo. –Me dijo Marielle mientras conducía rumbo a la tienda que supuestamente atracó Lauren ayer.

-Marielle, estoy muy nerviosa y tengo mucha hambre, te prometo que no mancharé nada. –Dije mientras mordía mi comida.

-Dios, si al menos comieses algo normal...-Protestó mi amiga.

-Estoy a punto de confirmar que Lauren es una atracadora de comercios, déjame que coma lo que quiera. –Argumenté yo, mordiendo nerviosamente mi plátano otra vez.

-¿Y qué vas a hacer con Lauren si se confirma? –Preguntó Marielle.

-He pensado muchas cosas: denunciarla, hacerme policía y detenerla, chantajearla con favores sexuales, alejarme de ella...pero todavía no sé qué quiero hacer seguro. –Contesté.

-Bueno, a lo mejor no ha sido ella.

-A lo mejor. –Mi amiga y yo caímos en un silencio.

Era jueves por la tarde y Marielle y yo habíamos quedado para ir a visitar al tendero que había sido atracado ayer. Habíamos pasado una mañana aburrida en el instituto y ahora era el momento de dedicarme a mi actividad extraescolar favorita: Lauren.

Aparcamos justo enfrente y pasamos a la tienda, el dueño no estaba a la vista, así que nos dedicamos a mirar despreocupadamente los productos alimenticios que llenaban las estanterías. Yo cogí unos plátanos de la sección de frutas y los puse en el mostrador, mi amiga mientras tanto miraba revistas insulsas del corazón.

-Vaya bodrio de revistas. –Se quejó mi amiga poniéndose a mi lado.

-Ya...-Dije sin mucho interés. –Parece que no hay nadie. –Comenté intentándome asomar a la puerta que daba a la trastienda.

-No me extraña que le atracaran el otro día si se deja la tienda sin vigilancia. –Medio bromeó Marielle.

-¿Hola? ¿Hay alguien? –Intenté llamar la atención.

Se escucharon unos ruidos y salió por la puerta de la trastienda una cara conocida.

-Camila Cabello, ¿qué estás haciendo aquí?

-Jimmy Parson –Saludé impresionada, no esperaba ver al capitán de natación de mi instituto trabajando en esta tienda. –Estábamos de paso por el vecindario y hemos parado a comprar provisiones –Señalé los plátanos que había dejado sobre el mostrador.

Jimmy miró de arriba abajo a mi amiga Marielle, escaneándola todo lo disimuladamente posible. No le había vuelto a ver desde la reunión de amigos que se celebró en el sótano de Mark Lenders.

-Eso está muy bien. ¿Vas a venir este sábado al sótano de Mark? –Preguntó el chico mientras pasaba el código de barras de la etiqueta de la fruta y salía el precio en pantalla.

-No creo, Lauren no me ha invitado. –Admití.

-No te preocupes, os invito yo. –Dijo guiñándole un ojo a Marielle. -Vamos, este sábado tenemos una fiesta con temática, iremos vestidos de gánsteres.

-Nos encantaría ir – Respondió mi amiga, que hasta ahora había permanecido en silencio. -¿A qué hora es?

-Es a las ocho. –Contestó el chico. En ese momento una voz le llamó desde la trastienda. –Disculpadme, mi padre me necesita.

-¿Tu padre? –Pregunté yo, queriendo confirmar de una vez por todas que el tendero era su padre.

-Sí, es un negocio familiar, mi padre es el dueño de la tienda. –Jimmy cogió el dinero que le di y lo guardó en la caja registradora. –Nos vemos el sábado entonces, chicas.

Deseo sexual en abundancia [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora