Capítulo Uno.

17.2K 1.6K 1.8K
                                    



Veinticuatro.


Tener veinticuatro años de edad, estar soltero y ser virgen, estaba siendo una tortura para Louis.


Sentía que por cada segundo que pasaba, más viejo se hacía y más solo se sentía, ya podía verse en el futuro como en la película esa "Cuarenta años y virgen" o algo así.


Bien, tal vez, estaba exagerando un poco, pero es que no podía evitarlo, no había tenido una pareja, ni siquiera un amigo con derecho, jamás. Y ya comenzaba a preocuparse, tampoco había dado su primer beso, y eso no podía ser más vergonzoso para él.


Su trabajo le quitaba mucho tiempo, y además no sabía como tener relaciones interpersonales sin que las personas a su alrededor se alejaran de él.


Siempre fue un misterio para él, como lograr que una persona este conmigo por más de una semana, aunque sea. Al parecer la única persona que estará con él, hasta que muera, será su gato Western.


Trabajaba en una empresa de inmobiliaria que él mismo había fundado y creado con mucho esfuerzo, que se llamaba Inmobiliaria Leight.


Tal vez, no sea el mejor nombre del mundo, tampoco es que se haya gastado mucho para buscarle un nombre a su empresa, solo recuerda que para escoger el nombre, había puesto en el navegador nombres de hombres que empezaban con la letra L.


No niega que al principio dudo sobre buscar un nombre para su empresa de esa forma, ya que parecía ser muy corriente y tampoco iba a ser muy interesante para contarla, cuando le preguntaran:


¿Cómo había escogido el nombre para su empresa? ¿Acaso ese nombre tiene algún significado para usted?


Y él solo iba a responderles que se había sentado frente a su computadora, había buscado en el navegador nombres con L que le gustará, y que ése, junto con Leo y Lucas, le había gustado, pero que al final se había decidido por Leight.


No, eso no sonaba nada interesante.


Así que lo modifico diciendo que una vez había conocido a un hombre -cuando era joven- que se llamaba Leight y que él le había dado la fuerza y el valor necesario para ayudarle a que fundara su propia empresa.


Cuando, en realidad, lo que lo inspiró a fundar su propia empresa fue un anuncio publicitario -sobre una casa en venta- cuando caminaba por la calle, eso tampoco sonaba interesante.


Así que mato dos pájaros de un tiro... Claro que, de manera figurativa, ya que él jamás dañaría a un animal, primero se cortaba un dedo.


Muchas personas, después de esa historia que él había inventado, lo empezaron a catalogaron como un hombre gay, pero que jamás pudieron confirmarlo, ya que no se le a vuelto a ver con un hombre o mujer, en caso de que sea heterosexual o bisexual.


Empezaron a creer que Leight era el amor de mi vida y que yo jamás lo traicionaría saliendo con otra persona. Así que trataron de encontrarlo por todos los medios posibles, pero que no pudieron hacerlo.


Obvio que no pudieron, Leight no existía.


Así que pensaron que Leight había muerto o que se había ido a vivir a un país muy lejano, y que yo estaba esperando su regreso.


¡Pero que montón de estupideces!


Sin embargo yo no podía culparlos, ellos estaban así por un cuento que yo había inventado, y como gente chismosa que era -reporteros-no podían saciar su curiosidad.


Me preguntó, ¿qué pasaría si, en mi vida, apareciera un Leight?


Lo más seguro es que tratarían de casarlo conmigo, y que no cesarían hasta conseguirlo... Ojalá jamás conozca un Leight.


¿O tal vez si? ¿Sería mejor si conociera a un Leight? Tal vez, así resuelva mi problema sobre mi virginidad.


Aunque, no lo sé.


Pero pensar, lo mismo todos los días, mientras conduzco al trabajo, estaba siendo muy triste.


Al estar cerca me dirijo al estacionamiento de mi edificio para guardar el auto y mientras voy al ascensor, empiezo a pensar en todo el trabajo que tengo para el día de hoy, en las personas que tengo que llamar, a las que tengo que ver, los contratos que tengo que firmar.


Y escuchar la música del ascensor tampoco mejora mi animo.


No llego ni al segundo piso cuando las puertas del ascensor vuelven a abrirse y por ahí entra un joven de no más de diecisiete años.


-¿A qué piso?- me pregunta cuando las puertas del ascensor vuelven a cerrarse, mientras yo lloró en mi interior porque la voz de ese niño -para mí es un niño- se escuchaba más grave que la mía.


-Al último- le respondo, tratando de hacer sonar mi voz más gruesa, pero al parecer él lo nota, ya que empieza a reírse por lo bajo.


Los momentos incómodos en el ascensor -parte uno- al parecer jamás pasan de moda, ya que ese chico no ha parado de mirarme desde que se dio la vuelta y se apoyo a un costado de la puerta.


Lo peor de todo eran los espejos que cubrían todo el interior del ascensor. Tenía que tener cuidado de en donde posaba mi mirada, ya que no quería encontrarme, otra vez, con esos ojos verdes que me gustaron, más de lo que yo estaba dispuesto a admitir.


-Eres muy hermoso, ¿no te gustaría ser mi novio?- me preguntó, mientras yo empezaba a sufrir un derrame cerebral.


-¿¡Qué!?


Y fue así como como conocí a ese chico, que al conocerlo, en ese momento, no sabía las consecuencias que ese encuentro nos llevaría a los dos.


+ + + + +  H x L  + + + + +


Primer capítulo.

Espero que les guste.

Atte.

HTS.


Diferencia de Edades. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora