— ¿En serio debo irme? — preguntó la rubia recogiendo su bolso de la sala, Calum venía detrás de ella mientras se abrochaba sus pantalones, era lo único que traía puesto.
— Sí, lo siento...
— Stella. — la chica hizo un gran puchero.
— Stella, tengo una reunión con mi productor dentro de 15 minutos. — una vil mentira, pero servía, con las chicas siempre servía.
— Está bien, te dejo Calum, pero debes llamarme. — le pasó un papel con su nombre y labial en él, el moreno lo guardó en su bolsillo, tal vez la llamaría después.
— Lo prometo. — respondió abriendo la puerta para la chica, le sonrió y esta se le acercó para darle un largo beso de despedida rodeándole el cuello con los brazos, él no podía negarlo, ella era hermosa.
Justo en eso la puerta del al frente se abre dejado ver a hombre desalineado y mayor despedirse de una pequeña morena, tanto cómo Stella y Henry se van al mismo tiempo, entran al elevador y desaparecen dejando a Calum y Lu en la puerta, él la mira de arriba hacia abajo, lleva una bata de dormir y su largo cabello en una coleta, algo des prolija y cómo siempre labios color carmín, ella lo mira de la misma forma y alza las cejas con una sonrisa.
— ¿También tomas el desayuno solo?. — la chica se encoje de hombros.
— Siempre. — acuerda Cal cruzándose de brazos.
— Ven acá cariño, te haré café. — dice Lu invitándolo a pasar, el moreno se anima, cierra la puerta tras sí y entra al departamento de la actriz, es el mismo que el suyo a excepción de que ella lo ha decorado a su manera — ¿Te parecen unas tostadas? — pregunta ella desde la cocina, se dirige hacia la barra de la cocina y se sienta en uno de los taburetes mientras asiente — Ya he recordado querido Calum, tú eres un hombre de pocas palabras.
— Así es.
— ¿Pero sabes que creo? — pregunta Lu poniendo una taza roja frente a él — Que no hablas mucho pero cuando lo haces dices demasiado.
— ¿Te parece? — arruga las cejas.
— Sí y esa es una habilidad, todo lo contrario a mí, dulce. — afirma la chica con una enorme sonrisa mientras pone el pan en la tostadora — Hablo hasta por debajo de la mesa, hablo hasta sola pero solo digo boberías, nunca nada inteligente.
— Somos dos extremos, yo no hablo y tú hablas demasiado. — sentencia encogiéndose de hombros.
— La pareja perfecta. — exclama ella guiñándole el ojo y luego sirve el café junto a las tostadas, pero no se sienta hasta que pone la mermelada en la barra — Bueno ahora así dime dulce ¿Qué haces en Nueva York? ¿No que muy famoso bajista? — Calum ríe y toma un poco de café.
— Tengo un descanso de la gira, solo serán unas semanas y luego volveré de tour. — explica él con calma — Y sí soy famoso, o eso creo.
— Yo sé que lo eres, después de esa noche te busqué. — murmura ella poniéndole la mermelada a sus tostadas — Además te he visto en varias premiaciones tienes una gran masa de chicas detrás tuyo querido, siéntete afortunado, la gente te ama.
— ¿Debería? No tengo privacidad y no sé cuando alguien quiere ser mi amigo de verdad o solo es interés, no me quejo, amo a las fans, amo divertirme, amo hacer lo que me gusta pero eso de ser reconocido y que tomen fotos de todo lo que hago. — se encoge de hombre algo cansado — No es mi cosa favorita.
— Calum Hood, lo que yo daría por llevar esa vida. — niega Lu con una triste sonrisa y él sabe que en verdad lo buscó por que ha dicho su apellido, ahora se pregunta cuál será el de ella... — Por ser famosa, una actriz reconocida... la fama es lo más importante en estos días, sí no eres famoso no eres nadie, yo no soy nadie y tú eres todo cariño, siéntete afortunado. — repite.
— Eso es muy vacío, lo que dices.
— No, es que tú no lo entiendes, ha sido muy fácil y rápido para ti Calum, hay personas cómo yo que debemos luchar por ganarse un lugar en el reflector. — parecía algo ida mientras le hablaba y tomaba un cigarrillo de una vieja caja en la barra, era fumadora entonces — Al menos, eso es lo que sueño.
Y ella soñaba en grande.
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Lu | Calum Hood | Girlfriends: Last
Fanfiction"Now I wonder how Whatsername has been..." Calum mira el desgastado papel entre sus manos mientras las luces de la gran ciudad se reflejan por su ventana. Dos simples letras bastaron para que ella no fuera jamás olvidada. Lu. -Cuarta y última parte...