Me muerdo el labio divertida al ver como Dani se mancha con la espuma del batido y doy una suave risilla al respecto.
Que mono.-¿Qué te hace tanta gracia?-levanta las cejas, mirándome atentamente.
-Tienes un poco de...-intento decir señalándole el labio.-Esto...
Lo veo sonreír y lamerse la espuma cosa que hace que de una carcajada.
-¿Ya has acabado?-señala mi batido y asiento echándome para atrás en la silla.
Estoy llena.-Pues para mí.-me lo quita sonriente y lo miro alzando las cejas.
-Gordo.-le chincho y sonríe.-Así no te querrán.
-¿Y tú?-me dice y frunzo el ceño sin entender.-¿Tú me querrás?
-No.-miento y eso hace que sonriamos ambos.-Vale si, pero no volveré a admitirlo.
Veo cómo se acerca con la intención de besarme y me aparto ágilmente mordiéndome el labio.
-Estamos en un bar.-le recuerdo y resopla pero al final sonríe.
-Lo sé.-dice al fin.-Pero hay veces que me importa el mundo una mierda.-sonrío.-Con estar contigo me sobra.
-Eres un cursi.-le acuso dándole un suave golpecito en el hombro.
-Un poco.-se ríe admitiéndolo y me agarra una mano cariñosamente.-Pero no se lo digas a nadie.
-Tranquilo.-le prometo nerviosa.-Tu secreto está a salvo conmigo.
-Lo sé.-me asegura y me siento en su regazo mientras observo el móvil, donde ya hay miles de fotos de nuestro reencuentro.
Joder, no tienen ni un minuto de intimidad, eh.-Que rabia me da esa gente que habla sin saber nada.-admito mientras siento el pequeño abrazo de Dani.-¿A ti no?
-Si, pero yo ya estoy más que acostumbrado.-suspira.-Adoro a mis princesas, pero a veces son un poco...
-Si, lo sé.-me giro para mirarlo.-¿Nos vamos?
-¿A dónde?-se ríe y me encojo de hombros.-¿Vamos a mi casa?
-¿Y tus padres?-le miro preocupada por lo que puedan pensar y se encoge de hombros.
-Estén o no me da igual.-suspira.-Ya les hemos hablado de vosotras.-me sorprendo.-Y les caéis muy bien.
******
Cuando ella llega el tiempo parece que va a cámara lenta. Cuando se muerde el labio creo que hasta el reloj de arena más viejo del mundo no tiene ninguna prisa en seguir avanzando. Y cuando ríe... joder, cuando ríe directamente el tiempo se para, se congela, es como un premio que me da la vida para poder disfrutar más tiempo de esa sonrisa que parece eterna aunque en realidad dure un instante.
El amor tiene que ser algo de eso, estoy seguro.
Como cuando me mira a los ojos y todo nuestro alrededor desaparece, como cuando llega ella y el invierno se viste de primavera, y la primavera de verano.
Será que cuando aparece me siento bien, que ayer estaba solo, hoy, disfrutaré y mañana solo es un prologo de los besos de esta noche y el pasado es futuro y el presente lo quiero con ella. Creo que ha vuelto loco también al calendario. Convierte días grises en un lienzo en blanco donde poder dibujar mis penas para luego borrarlas. Y es que con ella las penas nunca dejan huella. Me cura las cicatrices solo con rozarlas, cose mis heridas a la vez que desabrocha los botones del pasado y dibuja un futuro en mi espalda. He leído tanto sobre el amor que ya no se si realmente existe, no me creo que alguien que esté enamorado se atreva a definirlo, ni creo en los te quieros de rebajas, ni en las miradas con lástima, ni en las segundas partes. Tendré que dejar de leer sobre ello y escribir mi propia definición del amor, o dejarlo sin definir y convertirlo en una excusa perfecta para seguir vivos. Recuerdo que alguien dijo que de amor no se muere,pero nadie dijo que no pudiésemos vivir de él. ¿No?-¿Qué piensas?-me sonríe dejando ver su precioso hoyuelo y sentándose en mi cama.-Te has quedado empanado.
-En nada o en todo, no sé.-susurro y me acerco a ella.-La verdad es que en ti, y en la vida.
-¿Y bien?-levanta las cejas divertida.-¿Qué conclusión has sacado de tu momento de pensamiento?
-Pues...-me acerco a ella divertido.-Que ahora mismo no se lo que haría sin ti.
-Yo sí.-sonríe.-Serias Jesus Oviedo, seguido por millones de fans y amado por la mayoría de ellas.
-Pero me faltarías tu.-le susurro y no puede evitar sonreír, joder, me encanta.-¿Ahora sí puedo besarte, no?
*********
-Mama, ¿Jesus ya ha llegado?-le preguntó saludándola y ella asiente y mira a mi chica para sonríele.-Oh si, ella es Marta.
-Dani me ha hablado mucho de ti.-se acerca y Marta le sonríe tímida.-Que guapa eres.
-Gracias.-se sonroja y mi madre se ríe al respecto.
-Bueno, nosotros nos vamos.-le digo pasándole el brazo por los hombros a mi chica.-Hasta luego, mamá.
-Que maja.-susurra mientras subimos las escaleras y asiento porque si, lo es, y la adoro.
-Es la mejor madre del mundo.-abro la puerta y la veo pasar rápidamente para sentarse en mi cama y sonreír como una tonta, pero joder, me encanta que lo haga.
-Que moderna.-opina mirando cada detalle.-Pero apuesto lo que quieras a que tú madre la ha arreglado antes de que viniera.
Doy una carcajada porque a acertado de pleno y se queda mirándome reír.
-¿Me estás llamando desordenado?-me ofendo de broma mientras tomo asiento a su lado.
-¿A caso no lo eres?-dice y levanto las cejas.-O vamos, si hasta yo lo soy.
-No soy desordenado.-me muerdo el labio.-Pero dejo las cosas donde me apetece en ese momento.-la hago reír.-Es mi propio orden.
-Ya veo.-sonríe y me mira a los ojos, sé que está nerviosa porque yo hago que este así. Me acerco a ella con todas las ganas del mundo de comérmela a besos porque nunca he echado tanto de menos algo más que sus besos.
-¿Sabes qué?-le susurro a pocos centímetros de ella y niega con la cabeza divertida.-Podria hacer canciones con la forma en que me miras.
ESTÁS LEYENDO
No me digas te quiero, quiéreme.
FanfictionLa magia estaba en quererle y en creer que el truco era eterno.