Me quito unas cuantas lagrimas que no dejan de salir por mis mejillas. ¿Por qué he sido tan tonta? Los chicos de hoy en día solo van a por un físico y es mucha casualidad que justo cuando llega la preciosidad de Coral me diga que no quiere nada.
Puede que se haya salido con la suya, pero a Marta y a Dani no los van a separar, os juro que no dejaré que lo hagan.Me meto en Twitter, hacía muchísimo tiempo que no entraba en la cuenta de apoyo hacia los gemelos y suspiro mientas pulso en los mensajes directos.
Busco el de Jesús y comienzo a leer sin poder quitar la sonrisa de la cara. Ahí está como empecemos a hablar, y eso me trae muchísimos buenos recuerdos. Por qué aunque me duela muchísimo lo que me hace, no puedo negar que los momentos que he estado con él han sido los mejores de mi vida, y eso, hay que agradecerlo.
Me deshago de las lagrimas y me levanto sin que me vea Marta, que duerme plácidamente en la cama de al lado.
Voy hasta el baño y hago un intento de sonreírle al espejo. Pero siempre los complejos vienen a mi. Esta vez habrá que vencerlos.
Sonrío y me lavo la cara rápidamente. Se acabó. No pienso estar así por alguien, voy a salir, a sonreír y ha hacer como si todo estuviera bien. Que somos "amigos", joder.Cuando abro la puerta Marta está apoyada en la pared, queriendo hacerme un interrogatorio ya que ayer no la dejé. Le sonrió dándole a entender que no quiero hablar de eso y que estoy intentando estar bien y comienzo a andar hacia la habitación de nuevo.
Me pongo el bikini y la ropa encima, siendo observada por mi rubia amiga.
-¿Qué?-resoplo recogiendo mi pelo en un moño.
-¿Dónde vas?-levanta las cejas y la miro obvia.-¿Después de todo?
-Somos amigos.-digo intentando convencerme a mí más que a ella.
-No tienes por qué venir.-suspira y niego con la cabeza.
-Seguramente Jesus es gilipollas y se habrá traído a las dos zorras sevillanas, y no pienso dejar de te jodan a ti también.-pronunció abriendo la puerta.-Voy a hacer el desayuno, vístete rápido.
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-¿Qué has echo que?-pronuncio abriendo los ojos como platos.
-Bueno, Silvia y yo ya no somos nada, quiero comprobar que...
-¿Comprobar que, Jesús?-me enfado cruzándome de brazos.-Ya lo sabes todo, solo que no te das cuenta, y así lo único que vas a hacer es joderlo todo, aún más si se puede.-me echo las manos a la cara.-Mira, haz lo que quieras, pero luego te tocara apechugar con lo que hagas, y te puedo asegurar que lo vas a pasar mal.
-¿Por Coral?-frunce el ceño.-No voy a abrirle mi corazón, solo voy a follarmela.
-Así que es eso.-río irónico.-Tu pene siempre pensando por encima de ti.-lo miro decepcionado.-Creía que ya habías aprendido la lección, pero parece que no.-me cruzo de brazos.-¿Qué si no tienes sexo ya no puedes aguantar?-mira al suelo.-Pues mira, joder, le hago un puto monumento a Silvia porque ha sido la única que sin follarte te ha enamorado como un puto loco.
-¿Por qué me dices esto?-me mira mal.-Ayer casi que me obligaste a dejarla, y ahora...
-No.-niego.-Te dije lo que había, por qué tú más que nadie la conoces y la estabas jodiendo, por eso tenias que aclararte las dudas, pero, ¿sabes?, y te lo digo de corazón, te quiero, pero eres un capullo y Silvia no te merece.
-Lo sé, pero la quiero.-susurra sincero y niego con la cabeza.
-Si la quisieras no querrías follarte a otras.-contesto mientras bajó al piso de abajo, ya que ha sonado el timbre.
Abro la puerta para encontrarme con una Silvia muy, demasiado, sonriente, y detrás Marta, con cara de no entender nada.
La miro sorprendido, jamás creí que tendría la suficiente valentía para venir y afrontar la realidad pero una vez más la morena me ha sorprendido.
La abrazo sin que se lo espere, y sé que eso la enternece un poco, al separarse me sonríe insegura y la dejo pasar para darle un corto beso a Marta.
-¿Cómo está?-le susurro preocupada.
-Muy rara.-admite y la mira cómo se sienta sin apartar la sonrisa de la cara.-Se está haciendo la fuerte y eso me da miedo.
-¿Miedo?-susurro y asiente tragando saliva.
-Todos tenemos un limite, Dani.-me susurra y asiento por qué tiene razón, y cuando Silvia explote arderá Troya, por decirlo de una manera. Está aguantando muchísimo.
-Quiero hablar con Jesús, quédate tú con ella.-me pide y asiento cerrando la puerta.
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-¿Vienes a decirme lo muy gilipollas que soy?-me pregunta sin ni siquiera mirarme, fijándose en un punto fijo de la pared.-Ahórratelo.
-Eres gilipollas, pero no vengo a hablar de eso.-cuestiono sentándome a su lado y haciendo que me mire.-¿Tú cómo estás?
-Echo una mierda y sintiéndome peor aún.-contesta y me mira a los ojos.-¿Te acuerdas cuando el el weekend te dije que no dejaría que nada le hiciera daño?-susurra y asiento dudosa.-Pues he acabado jodiéndola yo, ¿cómo quieres que me sienta?
-¿En qué diablos estabas pensando?-suspiro.
-En ella.-admite y miro el suelo.
-¿Pero acaso aún no has entendido que tú le haces feliz, quitando todas las riñas que tengáis?-le digo dulcemente y el suspira frustrado.-Lo peor de todo es que hagas lo que hagas te va a perdonar por qué te quiere más que...-se oye el timbre.-¿Esperabas a alguien?
Me mira preocupado y me levanto sorprendida al oír la risa irónica procedente de Silvia.
-Hombre, vosotras por aquí, qué alegría.-pronuncia con ironía y falsas carcajadas desde el piso de abajo.-¿Habéis venido a joderme más?-se calla.-Pues qué pena, ya no puedo estar más jodida, pero oye, estáis soñando si creéis que vais a joder a mis amigos.-suspira y me preocupo acercándome a la escalera.-Y si, es una amenaza.
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No me digas te quiero, quiéreme.
Fiksi PenggemarLa magia estaba en quererle y en creer que el truco era eterno.