Me muerdo el labio nerviosa mientras entro en la cocina donde mi madre esta preparando la comida.
-¿Qué tal las clases?-me da un beso en la mejilla como saludo.
-Pues lentas y aburridas.-suspiro dejando la mochila aún lado.-Como siempre.
-Anima esa cara hombre, ya veras como el puente te sienta bien.-sonríe y frunzo el ceño porque justo ha saco el tema del que quería hablar.
-Hablando de eso...-me siento en un taburete mirándola.-¿Habría alguna remota posibilidad de que me llevarías a Madrid?
-¿A dónde?-se ríe.
-Madrid.-me muerdo el carrillo.-Silvia y yo, a un hotel.
-¿Y qué se os ha perdido a vosotras dos en Madrid?-se gira mientras apaga el fuego.
-Los gemelos.-susurro con sinceridad.
-Además de ellos.
-Va enserio.-me toco el pelo nerviosa.-Desde el Weekend...-bufo.-Bueno,desde ahí hablamos y somos muy amigos.
Frunce el ceño como si estuviera loca y da un suspiro sentándose delante de mí.
-A ver.-tragó saliva.-Me estás diciendo que eres amiga de los gemelos.-asiento.-Sí por alguna razón eso fuera verdad... ¿cómo piensas ir hasta allí?-sonríe.-Porque te recuerdo cariño que yo trabajo y es imposible que pueda cogerme esos días.
Me levanto del asiento dando un ruidoso bufido y la miro encogiéndome de hombros.
-Supongo que por intentarlo no perdía nada.
-Habrán más oportunidades.-me sonríe y joder, no, nadie sabe si habrán más oportunidades.
¿Nunca os han dicho que si tienes una oportunidad ve a por ella sin importar nada?
Pues estoy pensando realmente que Silvia no está tan loca.Entro a mi habitación y subo las escaleras que ay, me tiro en una de las camas y miro el techo, donde hay pegada una foto de los gemelos que había en la bravo.
Mi hermana pequeña enseguida aparece con su preciosa sonrisa y me mira atentamente sin decir nada.
-Natalia, ¿pasa algo?-le sonrío un poco mientras me incorporo para mirarla mejor.
-Te veo triste.-susurra mientras intenta subirse en la cama.-¿Qué te pasa?
Me quedo mirándola sorprendida, para lo pequeña que es, es increíble lo rápido que puede detectar el estado de ánimo de la gente.
-Nada.-le sonrío.-Son cosas de mayores.
-Yo soy mayor.-insiste y río un poco.
-De más mayores aún.-me levanto.-Bueno, ¿vamos a comer?
-Yo cuando sea más mayor aún quiero ser como tú.-me coge la mano.-Porque aunque estés triste sonríes y eso es de valientes.
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-¡Ay hija deja de tirar de mi!-se queja mi madre intentando soltarse de mi agarre.-Se ir sola a tu habitación.
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No me digas te quiero, quiéreme.
FanficLa magia estaba en quererle y en creer que el truco era eterno.