Capítulo 10

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La noche era fría y solitaria.

A penas se escuchaban sonidos a su alrededor a excepción de la voz de John en sus auriculares.

-No puedo creerme que tengas novia- dijo John sorprendido por la noticia que le acababa de dar Camila.

-Si, realmente al final me acabó conquistando y es todo un poco una locura. Es tan guapa e inteligente. Ayer nos liamos por primera vez y fue todo tan raro- rió recordando lo sucedido en la cama de Lauren- Creo que nunca me había gustado tanto alguien.

-Si apenas lleváis 5 días- respondió John en un intento de picar a su amiga- Además ¿hacía cuanto que no estabas con una chica? ¿5 o 6 meses?

-Si pero esto es tan... diferente- suspiró Camila dejando todo el peso de su cuerpo sobre el respaldo de su silla- Es como si fuera yo pero aun mas gay.

-¿Aun?- dijo John junto a una gran carcajada- Camila, eres la chicas más lesbiana que he conocido en toda mi vida. No hay nadie más gay que tu- añadió aguantándose el estomago de la risa- Creo que tienes como 4 o 5 premios honoríficos solo por tu sexualidad- continuó John casi cayéndose de su silla.

-Una broma más y me voy a Canada a pegarte una paliza junto a mi novia.

-Vale, vale pero a ver cuando me la presentas- dijo lanzando de un lado a otro el cubo de rubik que tenia entre sus manos.

- La próxima vez que venga a mi casa hacemos un skype y te doy envidia sana.

La conversación se interrumpió de manera inesperada por un sonido fino que provenía del pantalón de Camila.

-John lo siento, es Lauren- dijo Camila viendo que en el nombre de la joven aparecía en la pantalla de su móvil- En unos minutos te llamo.

-De acuerdo, pero luego me cuentas ¿vale?- respondió John cerrando segundos después la conversación.

Le resultaba extraño que Lauren le llamara a esas horas de la noche.

Eran las 2:15, la hora a la que normalmente hablaba con John y competía para ver si una noche más ella era la reina de los cubos de rubik. Su casa estaba silenciosa, el ambiente extraño y Camila decidió salir de su trance mental para contestar a la llamada aunque la respuesta no era la que esperaba.

-Hola cariño ¿ocurre algo? Es muy raro que me llames a estas horas.

-No soy Lauren- exclamó la voz de Mike al otro lado de la linea- Soy Mike, su padre y quiero saber como una persona como tu a conseguido meter a mi hija en un mundo tan repugnante.

-¿Disculpe?- respondió Camila esperando que todo aquello fuera una broma.

-Esta tarde mi hija nos ha dicho a mi y a mi mujer que esta manteniendo una relación más allá de la amistad contigo. No quiero que vuelvas a ver a mi hija nunca más ¿entendido? No quiero que vuelvas a acercarte a nuestra casa. Se perfectamente donde vives, se a que instituto vas y en consecuencia voy a sacar a mi hija del centro porque no se va a contaminar de tus ideas.

-¿Tan difícil le resulta decir que su hija es mi novia?

-Lauren no es nada de ti. Mi hija es solo eso, mia. Simplemente he llamado a este número para asegurarme de que supieras como están las cosas y que si averiguo o surge el rumor desde cualquier ámbito de que tu y Lauren os seguís viendo me encargaré de que tus padres sepan que hace la golfa de su hija.

-Disculpe pero yo no soy ninguna golfa y mis padres no tienen ningún tipo de problema con mi sexualidad. Segundo, Lauren es mi novia o eso es lo que entendí en el momento en que dijo que quería salir conmigo y tercero, su hija no es suya, no es ningún tipo de propiedad y me parece estupendo que usted tenga unas ideas tan claras pero no le haga esto. No la separe de mi- suspiró Camila intentando aguantar sus ganas de llorar.

-No vuelvas a escribir o a llamar nunca a este número- se escuchó desde el otro lado de la linea donde tras unos segundos de silencio se escuchó como Mike colgaba.

***

-¿Por que todo me sale mal?- gritó Camila contra su almohada sin importarle que sus lagrimas la empaparan- ¿Por que simplemente esto no podía salir bien?

-Es normal que quieras mostrar tus sentimientos. Es lógico que te sientas tan frustrada y que notes desesperación en tu interior pero por favor, no grites. Recuerda que tu madre esta dormida- consoló Jimmy a su amigo mientras acariciaba su cabeza.

-Esto no puede ser verdad. Tiene que ser una broma de mal gusto- sollozó la joven intentando ordenar las ideas de su cabeza.

-Lo se, todo parece raro. Pero por favor, Camila, deja de llorar. Sabes que no soporto verte así- añadió Jimmy tumbándose junto a la joven- Ya verás que en unos días todo se pasa y puedes volver a estar con ella.

-1 semana llevamos, 1 semana. No se como he podido ser tan tonta de animarla a que lo dijera. Si no lo hubiera dicho ahora mismo todo sería igual, yo podría estar con ella y créeme, estoy segura de que esto en dos días no se pasa.

-Ya, en dos días no, pero dale tiempo- dijo intentando consolar a su amiga.

-No puedo más suspiró Camila apoyando la cabeza en su almohada- Necesito hacerlo.

-No, por favor. No lo hagas otra vez.

-Lo siento- respondió la joven abriendo uno de los cajones de su mesa.

Con delicadeza, retiró la de la venda de sus muñecas.

-Por favor Camila, no lo hagas- dijo Jimmy intentando acercarse a ella- Sabes que apenas puedo impedírtelo.

Con suavidad la joven, acarició sus múltiples heridas, recuerdos de batallas fallidas y de momentos bajos en los que su dolor no podía ser expresado en su totalidad.

-Esto no es de valientes, por favor, suelta la cuchilla.

-Lo siento Jimmy, pero es demasiado doloroso para mi corazón- respondió Camila acercando la cuchilla a su antebrazo.

-¿Que pensaría Lauren de todo esto?- gritó Jimmy mientras desaparecía de la mente de Camila para ser sustituido por la risa de Lauren.

-Lauren- susurró Camila quien al pensar en su risa y en el tacto de sus manos, soltó la cuchilla de golpe.

Era un dolor demasiado grande para su cuerpo. Era un dolor demasiado fuerte pero el sonido de su risa, el simple recuerdo de ella había detenido el que Camila se cortara de nuevo. Después de tanta lucha, después de tantos golpes recibidos, incluso después de tantas veces que Jimmy había estado a su lado lo único que la había podido detenerla instantáneamente era su recuerdo.

Sollozando y tirada en el suelo, Camila sólo podía consolarse con esos pequeños y pocos momentos que habían vivido juntas.

-Son demasiados problemas- exhaló la joven quien lanzó la cuchilla al otro lado de la habitación para evitar la tentación una vez más.

-Prométeme que no volverás ha hacerlo- susurró Jimmy al oído de Camila- Prométeme que dibujaras una mariposa con su nombre donde pensabas cortarte.

-Te lo prometo- respondió Camila- pero asegurame que algún día volveré a verla.

-Te lo aseguro- dijo Jimmy quien momentos después se perdió en la mente de Camila.

Una parte de mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora