Una parte de mi alma

Capítulo 22 (Final)

Siento de todo corazón haber tardado tantísimo tiempo en darle un punto y final a esta historia.

Esta ha sido la gran prueba de que uno jamás se debe rendir, de que pase el tiempo que pase, debemos acabar todo lo que hemos empezado, sea lo que sea.

Supongo que no quería terminar esto, no quería saber el final, pero si, lo tiene.

Aquí tenéis el final definitivo de la historia.

Gracias por cada comentario,lectura, mensaje, voto.

Por todas las personas que habéis esperado tantos meses y las que os habíais olvidado de este fanfic y al ver la notificación os habéis atrevido a rememorarlo.

De verdad, gracias por cada pedazo que hayáis puesto de vosotros en esta historia.

Os dejo con el final.

Dos años después

Camila's POV

No llegaba a creer que el aire que entraba en mis pulmones fuese 100% real.

Se me hacía imposible que después de tanta lucha mis pies estuvieran al fin en el mundo exterior y que, por primera vez, no tuviera miedo de que estuvieran ahí.

-¡Camila, escríbenos cuando puedas!- gritó Lena a unos metros de mi, desde la puerta principal del recinto.

Sin duda aquella joven, junto a la doctora Meyer, había sido mi mayor apoyo en esta larga y costosa rehabilitación.

¿Quien quiere pasarse 2 años de su vida encerrado en un centro el cual la sociedad lo plantea como un lugar para locos?

Pero es cierto, al entrar aquí yo no estaba bien. Realmente lo necesitaba.

Necesitaba ese amor y comprensión que no me daba nadie. Necesitaba ese descanso que el mundo no me permitía tener, ese silencio a las 2 de la mañana sin ningún aparato electrónico para distraerme, sin ninguna distracción externa.

Necesitaba encontrarme conmigo misma, con mi lucha, con mis pensamientos y apuntarlo en una libreta la cual tenía prohibido leer, menos durante la terapia.

Pero al final entendí que la autolesión no solucionaba nada, que la sensación placentera que sentía al principio se había convertido en mi mayor dolor, en un problema más en vez de mi única solución.

Mis brazos ya estaban sanos, mi mente estaba sana y mi corazón en parte seguía sano.

Ninguna carta,ninguna llamada, ninguna visita.

Normalmente a los 4 meses de estar en el centro te dejaban leer tu correo, revisado con antelación por tu terapeuta por si en el había algo que pudiera perjudicar tu tratamiento, pero para mi nunca había nada.

Dos años sin saber de nadie. Dos años sin saber de ella.

-Me encanta tu mariposa, Camila. Al final si es verdad que me acabaré acostumbrando.- dijo mi madre sonriente sujetando mi maleta en su mano derecha.

En mi antebrazo izquierdo, encima de varias de mis antiguas cicatrices, lucía mi mayor recompensa, el mayor símbolo que podía tener de mi lucha: una mariposa azul desgastada, mal herida pero con los colores aun vivos que mostraba al mundo y a mi que nada ni nadie podría vencerme del todo, que a pesar de todas las caídas siempre nos quedarían alas para seguir volando, que aun con las alas rotas, uno puede continuar.

Daba gusto volver a la casa donde había crecido para comprobar que por primera vez podía sentirme segura y llamarla hogar. Tenía muchas ganas de crear nuevos recuerdos y sanar poco a poco todo mi pasado, tal y como me habían enseñado.