-Hace 4 sesiones que apenas hablas Camila y esto no puede seguir así- exclamó la doctora Meyer mientras golpeaba nerviosamente su pequeña libreta con el bolígrafo que tenía en una de sus manos- Yo estoy aquí para ayudarte, tienes que confiar en mi.
-Se que usted esta aquí para ayudarme pero últimamente todo me pesa tanto. Apenas puedo respirar- susurré intentando que mis ojos no se cerraran mientras hablaba- Mis hombros notan un peso mayor de lo habitual y tengo demasiadas ganas de llorar.
-Llorar no es malo Camila, incluso la gente cuando llora de alegría solo esta expresando parte del estrés que hay en su organismo- respondió la doctora intentando consolarme. Parecía bastante segura de lo que decía, al fin y al cabo era su trabajo.
-Lo se, pero, es que noto que nadie puede ayudarme- continué diciendo cada vez mas decaída.
-¿Hay algo que deba saber?- preguntó con gran preocupación.
-Últimamente sueño mucho con ellos- dije mordiéndome el labio inferior.
-¿Quienes?- cuestionó.
-Ellos- respondí suponiendo desde un principio que ella sabía a quien me refería.
-Tienes que empezar a decir sus nombres, sino esto no tendrá ningún sentido.
Hubo un silencio incomodo que se mantuvo durante algunos minutos.
Miré el reloj incomoda, intentando recordarme a mi misma el precio de cada una de las sesiones para así animarme ha hablar.
-Cuéntamelo todo desde el principio otra vez si así lo prefieres pero esta vez intenta decirme quienes son las personas que aparecen en tu cabeza.
-De acuerdo- respiré hondo expulsando todo el aire de mis pulmones para así disipar un poco la tensión.
-Voy a estar aquí contigo Camila. Puedes parar en cualquier momento- dijo la doctora Meyer acariciando mi tímida mano para así darme algo de confianza.
Había pasado demasiado tiempo como para permitirme ocultarme una vez más todo lo que pasó. Había llegado el momento de contar al fin toda la verdad.
-Yo siempre he sido una persona muy tímida- exclamé- Siempre he estado más con mis libros, he preferido comerme el almuerzo sola y he intentado llamar la atención lo mínimo posible para así poder volver a casa y centrarme en mis cosas y en mi mundo. Siempre he preferido estar sola a estar con cualquiera, toda mi vida he sido así. Creo que nunca he notado que alguien me quisiera de verdad. Siempre he extrañado un te quiero, un abrazo pero no por que mis padres no me lo dieran. Mis padres son buenos y ellos siempre han querido lo mejor para mi- dije mientras ordenaba las ideas de mi cabeza-.
Estaba resultando bastante más difícil de lo que pensaba.
-Nunca llegaba a encajar en un grupo de amigos. Era demasiado sería o demasiado aburrida para ellos menos para él- susurré tragando con dificultad.- Él fue el único que me hizo caso. Fue el único que me dijo un te quiero, que me abrazó de manera sincera y que me hizo ver que yo no era aburrida, que dentro de mi había una persona cálida, buena y divertida. Él me enseñó que era reír.
-¿Quien era él?- preguntó la doctora Meyer incitándome a avanzar.
-Se llamaba Thomas- respondí con incomodidad pero sintiendo un pequeño alivio en mi interior. Hacia mucho que no decía ese nombre, pensé.
- Él me proporcionó saber que era tener amigos. Todas las tardes sin excepción pasaba a recogerme y nos íbamos ha hacer pequeñas locuras que a mi me resultaban fascinantes. Él fue mi primer beso, fue mi primera caricia y fue el único chico con el que he estado en toda mi vida. Fui feliz pero también averigüe que en el fondo también me gustaban las chicas- suspiré- Creo que ahí fue cuando todo empezó.
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Una parte de mi alma
Фанфик"Escuchaste mis suplicas y solo así pude expresar todo lo que hacia cabida en lo mas profundo de mi alma" Camila es una chica dulce, buena y amable pero el mundo no lo sabe. Lauren es una chica cálida , sensible y astuta pero el mundo no lo sospecha...