Camila POV
-¿Hace cuanto que lo sabes?
-Unas dos horas- respondió Dinah a mi lado intentando controlar el ritmo de su respiración a causa de una breve carrera.
-Entonces- dije tragando saliva intentando que mi garganta dejara de notarse seca- ¿Es definitivo?
-Se va- aclaró secamente.
-Se va.
No podía moverme. Simplemente mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas y aun notando como lentamente caían por mis mejillas, no podía apartarlas, era demasiado difícil. Demasiado esfuerzo quizás.
Pasaron unos minutos antes de que pudiera reaccionar y asumir que no era una especie de pesadilla que rompía de golpe esa pequeña burbuja que había creado a mi alrededor.
Me levanté de pronto y me dirigí al salón sin ninguna explicación.
-¡Camila!- escuché la voz de Dinah la cual me intentaba seguir por el pasillo.- ¡Camila, donde vas!
Necesitaba llamarla, necesitaba saber que había pasado realmente. Obviamente me fiaba de Dinah, obviamente sabía que su padre estaba de alguna manera completamente loco pero necesitaba que esas palabras salieran de sus labios. Necesitaba unas ultimas palabras.
Marqué su número con prisa.
Un tono, dos tonos, tres tonos. Nada.
Lo volví a intentar con nerviosismo y pensando en si realmente había marcado su número correctamente.
Respiré hondo para que mis manos dejaran de temblar.
Un tono, dos tonos, tres tonos. De nuevo nada.
-¡Joder!- grité con rabia golpeando el teléfono logrando dañarlo.
-Camila por favor, no lo hagas. No quieras hacer mas daño, ya viene suficiente de todas partes.
Por una vez Dinah tenía razón.
Marqué otro número intentando mantener los pies en el suelo y así dejar de tambalearme.
Un tono, dos tonos.
-Doctora Meyer, necesito hablar urgentemente con usted.
-¿Ha ocurrido algo Camila? Puedo darte una sesión para mañana si lo necesitas.
Mi corazón en ese instante se rompió.
-¡Se va ha ir, joder! ¡va ha desaparecer de mi vida!
Unos sollozos incontrolables provocaron que mis piernas finalmente acabaran de perder el equilibro que les quedaba y terminé de rodillas, apoyando el auricular del teléfono contra mi cuello.
No podía soportarlo. No podía soportar todo el dolor que me hacía pensar que a Lauren la iban a llevar a un lugar tan horrible. Ella era todo para mi. Lo es todo para mi.
Mi mente se partió en dos y de nuevo el apareció.
-Por favor- susurró Jimmy acariciando mi brazo- No lo hagas Camila, sabes perfectamente que no merece la pena.
Yo ya no guiaba mi mente, ni si quiera Jimmy era ya dueño de mi mente. Esta sensación era totalmente nueva para mi y por una vez decidí explotar mi dolor y ver hasta donde me llevaba.
Subí las escaleras de mi casa con dificultad.
Del segundo piso fui hasta el pequeño balcón que había en la habitación de mis padres. Estando allí decidí subir por una pequeña escalera de mano que había instalado mi padre el día anterior para arreglar una de las tejas del tejado de nuestra casa.
Una vez allí miré al suelo y por una vez en mi vida mi vista no vislumbró vacío. Mi vista, vislumbró libertad.
-¡No!- escuché una voz tras de mi- Por tu madre, no lo hagas.
Me giré hacia ella con los brazos en cruz y cerré los ojos unos instantes. Mis pies rozaron el limite entre mi libertad y un sufrimiento desesperanzado.
-Camila- escuché de manera clara la voz de Dinah- Camila, por favor, deja de hacer el tonto.
Mi mente disfrutaba del silencio que llegaba a mis oídos mientras los pasos de Dinah me indicaban que lentamente y con cuidado ella se acercaba a mi. Mi cuerpo, gozaba de la suave brisa que hacía aquella noche. Prefería esa libertad a cualquier otra, incluso a la que me proporcionaría la misma muerte.
-¿Alguna vez te has preguntado el por que las aves no tienen miedo a volar?- pregunté entrecerrando mis ojos para mirarla.
-No- contestó cogiéndo delicadamente una de mis manos- ¿Por que no te acercas un poco y me lo cuentas?
-Los polluelos no tienen miedo de volar por que han visto a sus padres mil veces hacerlo y piensan que si ellos pueden, entonces ellos mismos también podrán. Se dejan empujar por sus progenitores sin ningún tipo de temor y poco a poco aprenden a mover sus alas y a ser independientes.
-Muy bien, gracias por esta clase sobre ornitología, ahora ven aquí- continuó apartándome poco a poco del borde.
-¿Sabes por que yo no se volar?- dije a su oído derecho mientras ella me acogía entre sus brazos.
-Por que.
-Por que mis padres no han volado en toda su vida.
-Eso tiene sentido.- dijo con una pequeña sonrisa.
-¿Y sabes por que yo no se amar?
-Camila, tu si sabes amar.- respondió aferrándose mas fuerte a mi.
-Yo no se amar, Dinah- dije alejándola de mi- Yo no se amar y ¿sabes por que? ¡¿sabes por que yo no se amar, Dinah?!- grité de manera recriminadora.
-¿Por que?- preguntó la joven con temor.
-¡Por que mis padres no han amado en toda su vida! ¡los padres de Lauren no han amado en toda su vida y la única persona que me ha llegado a mostrar en mayor o menor medida que es realmente el amor ya no esta!- exclamé intentando liberar toda la rabia que se había acumulado en mi interior.- ¡Todo esto es una jodida mierda!- grité sujetando fuertemente mi cabeza- ¡Todo! ¡ absolutamente todo es una maldita basura!- añadí pateando todas las cosas que encontraba a mi alrededor.
-Camila, por favor. Déjame ayudarte- dijo Dinah intentando detenerme.
Un grito ahogado de dolor salió por mi traquea provocando que esta se desgarrara.
Presioné mi estomago con mis manos y me quedé paralizada unos instantes.
Antes de que Dinah se diera cuenta, tenía los brazos llenos de cortes y mis manos estaban repletas de sangre.
-¡Dios santo!- gritó la joven intentando tapar mis heridas- ¡Por favor, que alguien llame a una ambulancia!- exclamó lo mas alto que pudo procurando que alguien la escuchara.
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Una parte de mi alma
Fiksi Penggemar"Escuchaste mis suplicas y solo así pude expresar todo lo que hacia cabida en lo mas profundo de mi alma" Camila es una chica dulce, buena y amable pero el mundo no lo sabe. Lauren es una chica cálida , sensible y astuta pero el mundo no lo sospecha...