CAPÍTULO 7

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Dave se me abalanza y me planta dos besos en cada costado de mi cara. A Josh lo oigo resoplar. Este es el famoso primo que tanto odia, y es tal y como me lo ha descrito, y es quien nunca me habría imaginado.

Dave tiene unos ojos azules cristalinos, tan claros que apenas no advierto las trazas verdes que tiene alrededor de la pupila, y que se disuelven en el infinito mar. Una mirada cálida, agradable. Te abraza con ella al mirarte, pero debo decir que no se puede comparar con la profunda y especial mirada de Josh. Debe tener algo más de veinte años, y su altura junto su espalda ancha le hace lucir todavía más apuesto.

-Cuando dejes de acosar a Nina con tu mirada me avisas y nos vamos -le dice Josh a Dave.

-Tranquilo fiera -replica con una sonrisa,- no te la voy a quitar.

Me guiña un ojo y me doy la vuelta, cuando me doy cuenta de que Josh esta más rojo que un tomate y dirige una mirada de odio a Dave. La cara me arde, y creo que ganaría si apostase que imito el color que Josh tiene en sus mejillas. ¿Qué rayos me pasa? Josh es un cretino, no merece ni que pase vergüenza por él.

Josh se avanza y camina a lo largo de la calle, dejándonos atrás. Si tanto detesta a su primo de bien seguro que esta situación debe ser de lo más incómoda para él. ¿Alguien más vacilón que Josh? Vaya, increíble. Pero su chulería es distinta a la de Dave. Josh la usa para parecer superior, como un ataque, atractivo, popular... La de Dave es humilde, la utiliza como propia defensa. Como yo.

Los tres que quedamos salimos detrás de Josh, aunque no creo que su preciado e indestructible orgullo le permita volver o esperarnos, así que vamos haciendo hasta que llegamos a casa. Dave me ha explicado que estará en nuestras clases cada vez que toque la asignatura de castellano, y que le podemos preguntar cualquier tipo de duda abiertamente. Me despido de mis amigos y me voy a casa.

-¡Ya estoy aquí! -grito al aire, esperando respuesta, pero parece que mi padre todavía no ha regresado de trabajar. Él tiene una jornada muy específica, y esto le permite ir de viaje cada vez que su jefe se lo exija. Pero nunca marcha sin avisar, así que sólo debe estar haciendo horas extras para su caprichoso jefe.

Encuentro una nota en la encimera de la cocina que dice justo lo que acabo de deducir. Subo a mi habitación y me pongo cómoda: camiseta de tirantes ancha, shorts y mis bonitas zapatillas con pompón en la punta. Cojo los cascos y los encajo entre mi sedoso pelo castaño ligeramente ondulado, que lo dejo caer por encima de mis hombros hasta detrás de media espalda. Reproduzco mi canción favorita: Lego House, de Ed Sheeran y me siento en una silla que hay en el balcón de mi habitación, mientras mi piel agradece la calma y la temperatura exterior.

Cierro los ojos y al cabo de unos segundos los abro nuevamente. Delante mío se encuentra otro balcón de la casa de la Señora Louise, y parece que es la habitación de Josh. Él se mueve arriba y abajo de la habitación, sin ningún rumbo fijo, como buscando algo. De repente dirige su mirada hacia mi persona mientras lo observaba, y me sonríe. Entonces se dirige hacia su escritorio y escribe en un papel mientras me mira de reojo. ¿Qué narices debe estar haciendo? Esa mirada que me dirige mientras escribe lo que sea que escribe me da miedo. Es la misma que hago cuando voy a hacer algún tipo de travesura, o de ciega estupidez. Entonces se dirige hacia la puerta de cristal que da a su balcón y me muestra lo que ha escrito:

-No se espía a los vecinos.

Me guiña un ojo y corre las cortinas. Este chico me pone de los nervios.

Estiro mis piernas y apoyo los pies a la baranda del balcón, cuando de repente, el Karma me las paga.

-¡Mierda, mi zapatilla! -grito cuando veo que ésta se desliza en picado des de mi pie. Josh sale al patio, y se para debajo mío. La zapatilla le cae tan solo centímetros de separación de donde esta él. Da un salto del susto e immediatamente rompo a reír, y lentamente dirige la mirada hacia arriba, y me fulmina con la mirada.

-¿A caso quieres matarme, Jackson? -grita.

-¡Vaya, has descubierto mi plan! Me lo apuntaré en la libreta de teorías inútiles de Josh.

Se agacha y coge mi zapatilla.

-¿Me la lanzas? -digo con una ámplia sonrisa y abriéndome de brazos para cogerla.

-No se puede tener todo en esta vida, o estupidez o zapatilla, y creo que la estupidez te funciona muy bien hasta ahora, así que la zapatilla me la quedaré yo.

Me sonríe enseñándome su perfecta dentadura en señal de impertinencia, y regresa dentro de su casa. ¡Ugh! ¡No me puedo creer que me vaya a hacer eso! Cuando la gente me hace enfadar, mejor que no esté nadie delante. En esos momentos soy un monstruo sin corazón.

Y Josh me ha hecho enfadar.

Bajo las escaleras a toda mecha y abro la puerta de un golpe seco, tan fuerte que se vuelve a cerrar sola. Doy pasos grandes y camino muy rápido; Josh me ha hecho enfurecer. Otra vez.

Me paro delante de su puerta de roble blanca y la golpeo frenéticamente con mis nudillos.

-¡JOSH ABRE LA MALDITA PUERTA! -grito sin dejar de aporrear la puerta. La puerta se abre de golpe.

-¿Qué ocurre, Nina?

-Ho-hola Dave. Venía a reclamar una cosa que Josh me ha quitado -digo avergonzada. Él me mira con cara de desconcierto. Nos quedamos unos segundos en silencio.

-¡Joooooosh! -grita sin apartarme la mirada. Normal, con las pintas que debo tener como para no hacerlo. Puedo percibir unos pasos que bajan rápido la escalera. Se acerca a la puerta y en verme se le borra la sonrisa de golpe.

-¿Qué quieres niña? -me pregunta. ¿A caso no lo sabe ya?

-Que me devuelvas la puñetera zapatilla.

-Espera... ¿todo este alboroto por una maldita zapatilla? -dice Dave riéndose. Se me había olvidado que él todavía sigue aquí delante, de espectador.

-Sí, si me la hubiese devuelto des del primer instante en que se la he pedido no habría este marrón.

-¡Casi me matas con esto! -contesta Josh mostrándola. Dave se la arrebata de su mano y me la entrega.

-Aquí tienes, guapa. Y con lo que se refiere a ti, señorito -dice Dave a Josh,- si te encuentro con otra zapatilla de Nina me encargaré de que darte un buen chanclado como lo hacían anteriormente los padres.

Josh se queda mirándolo con aire de tristeza. Acto seguido, pronuncia unas palabras que dejan helado a Dave.

-Tú no eres mi padre.

Y a mí, desconcertada.
Josh se aleja subiendo las escaleras a toda prisa, y nosotros lo seguimos con la mirada. ¿Qué le debió pasar al padre de Josh para decirlo tan melancólicamente? Me muero por saber la respuesta.

-Nos vemos mañana -dice Dave cerrando la puerta a mis narices. Bueno, parece que todo ha salido bien: Josh está dolido, Dave ha visto mi maravilloso traje de vagabundo y yo... yo he recuperado mi zapatilla después de que se suicidase des de un primer piso y quedar secuestrada en las manos de Josh. 

Al volver a casa, hago Skype con Claudia y hablamos durante un rato. Estoy exhausta, hoy ha sido un día agotador, y encima Chincho está muy revoltoso.

-Nina -me devuelve Claudia al mundo real,- tengo una idea que de bien seguro que te encantará.

-Cuéntame -le respondo frotándome las manos como si estuviese planeando un plan maquiavélico.

-Tengo el plan perfecto para jugársela a Josh.

PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora