CAPÍTULO 4

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Lara es la chica más odiosa que mi persona ha presenciado en mi corta vida. Es la típica chica que te hace la vida imposible para ser ella la protagonista. Ya me costó deshacerme de ella en salir de la ESO, como para que ahora me la reencuentre en el bachillerato.

-La pequeña Nina, la chica perfecta, la niña mimada... ¿cuáles más adjetivos pusimos hacia tu ser? -me dice con un tono repelente.

Mis ganas de darle un buen puñetazo van augmentando, y no creo que esa ira se contenga mucho mas rato si esta bruja me sigue provocando.

-Los suficientes para demostrarme que eres un ser repulsivo -le suelto en la cara. Ya no me iba a intimidar más. Cinco años haciéndome sufrir eran suficientes como para permitir que ahora lo vuelva a hacer.

-Vaya por Dios... No te me vayas a alterar muchacha... tranqulizate, sólo he venido a saludarte.

-Venga va, ¿a quién quieres engañar? No has cambiado ni cambiarás nunca Lara, así que no me vengas con esas y déjame en paz.

En el rostro se le dibuja una sonrisa en ver a Josh. Oh no, sólo falta que lo uses como un ataque, pienso por dentro.

-¿No me vas a presentar a ese yogurín? -dice maliciosamente. Josh ni me pregunta, se abalanza hacia ella y le planta dos besos confesándole su nombre.

De acuerdo, Lara era atractiva, pero todos sabemos que se gana su reputación hundiendo a los demás y consigue a los chicos que tiene por ser una fresca. Y a estas edades la gente se da cuenta de cómo es la gente, y nadie acabará cayendo en su trampa.

-Josh, ¿vamos? -le pregunto intentando evitar a la pesadilla que tengo delante.

-¿Quién ha dicho que tenga que ir contigo a ningún lado?

No me lo puedo creer, ¿este chico tiene problemas de bipolaridad? Se ha vuelto el idiota y engreido que odiaba segundls atrás. Así que le hago una mueca y me dirijo a ningún sitio, pero me alejo de esas personas no deseasas.

-Pero Nina, ¿a dónde vas? -me pregunta él.

-Ni te atrevas en buscarme, Josh. Ahórratelo -digo sin girarme en ningun momento para verlo.

Sigo caminando, y realmente no sé por qué rayos he tenido que irme. ¡Ahora no tengo ni idea de a dónde me dirijo! Esto es tan grande... a cada pasillo que puedo, giro a la derecha. Hasta que en una esquina me topo con alguien y hago que se le caigan todo el montón de libros que cargaba encima.

-Oh dios, lo siento... -me disculpo mientras me agacho para recoger sus libros. Los amontono de nuevo y los levanto para colocarlselos entre las manos.

-Vaya, nunca había visto a alguien que recogiera algo tan rápido. Realmente me has dejado perplejo -me sonríe mientras fijamos las miradas. Me acabo de topar con un chico apuesto, y que sus facciones me son familiares, pero ahora mismo no se de qué. Por lo que puedo apreciar, es un año mayor que yo, por lo tanto debe ir a segundo.

Nos quedamos con la mirada fija durante unos segundos, hasta que alguien me da un tirón del brazo y me obliga a moverme hacia el lado izquierda, esquivando a la persona que tenia delante. Ese chico desconocido dirige su mirada a Josh, que es quién me está agarrando fuertemente.

-Déjala Josh, ¿quieres?

-No tengo ganas de lidiar contigo. Vete a tu vida de niño perfecto -le contesta él. ¿De qué se conocen, estos dos? Nunca habría dicho que se llevaran, o que por lo menos, se conocieran.

Estoy harta de Josh. Esta haciendo que mi primer día de bachillerato sea un tremendo asco, y ya sólo podía empeorar.

-Qué quieres tu ahora, ¿eh? -le digo parándome en seco para intentar sacar mi brazo de sus sucias garras.

-Por fin te he encontrado. Te estaba buscando -me informa.- Deberíamos volver a clase.

-¿Qué tal si primero me sueltas? No me voy a escapar, tranquilo -pero no cesaba. Su mano seguía agarrando mi brazo conduciéndome a lo largo del pasillo. No soporto que la gente se cree superior a los demás, y aún menos que intenten controlarme.

-¿De qué conoces a ese chico? -le pregunto intrigada. Él se queda callado, y a causa de su silencio me freno en seco y me resisto hacia atrás, reclamando una respuesta.

-No te interesa, bonita.

Termino mis clases con ganas de estirarme en mi cama y dormir, pero he acordado con Claudia de volver juntas a casa, ya que es de mi mismo barrio, aunque mi casa queda más lejos que la suya. Me cae muy bien esta chica, y tengo la esperanza de que por fin voy a tener alguien quien me apoye en mi vida a parte de mi padre.

Nos paramos enfrente de su puerta, y de repente escucho la música que viene del interior de su casa. Hago una mueca de sufrimiento al escuchar esa música infernal. ¿A quién narices le gusta el Hardcore?

-Lo siento, es mi hermano, que es tonto del culo -me dice. No puedo evitar una carcajada al escuchar lo que ha dicho de su hermano, el cual ni siquiera conozco. El amor entre hermanos puede ser extraño. La puerta de casa de Claudia y de sorpresa, me encuentro con la persona más indicada para escuchar esa música infernal, ya que él mismo lo es.

-Hey gatita, ¿cómo que tú por aquí?

-¿Os conocéis? -pregunta ella.

-Desgraciadamente... sí -contesto yo.- ¿Qué hace él aquí?

-¿Cómo que que hace? -me pregunta sorprendida.- Nina, Josh es mi hermano.

-¿¡Qué?!

Es lo único que puedo articular ante la nueva noticia. ¿¡Cómo puede ser Josh su hermano?! Con lo dulce que es Claudia, está claro que él no ha aprendido de ella. Son realmente polos opuestos.

-Lo que escuchas bonita -me dice él.
-¿Quién? -digo yo.
-Claudia y yo...
-No, que quién te ha preguntado -le suelto de golpe. Claudia grita "Turn down for what?", haciendo la música de la canción y un baile extraño. Josh y yo la miramos como si nadie hubiera visto un humano en su vida, pero esas son las consecuencias de bailar un Turn Down For What...

Me despido de Claudia y cuando estoy a punto de marchar, Josh me dice:

-Y a mi no me das un besito de despedida?
-Ay, Joshie... inocente Joshie... Para eso deberías ganártelo, y en tu posición lo veo difícil... -le digo con una amplia sonrisa falsa, dirigiendome hacia la carretera.

Todo el camino me lo paso pensando, y no advierto que a los lados de la carretera hay un campo de trigo dorado bello para la vista. Esto hace que me dé cuenta que no admiro la belleza de las cosas. Las preocupaciones y la vida ajetreada te aleja de tu visión más profunda, y me he prometido que no puedo dejar que vuelva a desaparecer.

Mi casa se encuentra en las afueras de la ciudad, en un pequeño pueblo donde la tranquilidad reina cada rincón y cada calle.

Llego a mi casa alborotada por todo lo que ha ocurrido hoy, y decido hacer las cuatro cosas que me quedan e irme a la cama. Morfeo me secuestra a su mundo de los sueños apacibles para alejarme de la cruda realidad, cosa que agradezco. Tengo un sueño placentero que se termina en pocos segundos, cuando en realidad ha durado más que esos pocos.

PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora