CAPÍTULO 18

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Me encuentro sentada en el sofá, dubitativa sobre si presentarme en casa de la Señora Louise o darme definitivamente a la fuga. Faltan menos de cinco minutos para que sea la hora de encontrarme con sus sobrinos, y creo que la decisión más acertada es quedarme a cuidar de los pequeños. Me levanto del sofá y me despido de todo el mundo antes de encaminarme hacia la Casa del Terror y tocar el timbre. Abren la puerta.

-Hola, cariño, pasa -me recibe la señora Louise con una sonrisa. Es una mujer muy cálida, que siempre viste con blusones y pantalones. También tengo que decir que le sobran algunos kilos, pero supongo que ya es anatómico, porque de los dieciséis años que llevo aquí siempre la he visto igual. Tiene el pelo rizado y con tonos rojizos, no sé si por naturaleza o por la peluquería.

-Gracias -digo un poco tímida antes de pasar dentro. No hace más de dos minutos que he estado aquí, y ya quiero irme. Pero de repente aparecen dos diablillos que corren hacia mi dirección y me abrazan.

-Ellos son Sora, de cinco años y Iker, de dos y medio -me dice la señora Louise.- Lo siento por haberte llamado tan de golpe, pero no me fío de Josh y Claudia, ya que Dave tenía unos asuntos de los que ocuparse. Las últimas veces que se quedaron estos dos pequeños en esta casa los encontramos en la bañera llena de nata.

Ella no duda en no reprimir una fuerte carcajada y la mía se convierte en una débil. Siempre he sido tímida, pero no encuentro por qué con ella lo estoy siendo. Conozco a la Señora Louise de toda la vida, y no entiendo por qué me comporto así.

-Josh está en el comedor, y Claudia en su habitación. Si necesitas ayuda con ellos no dudes de pegarles un grito para que lo hagan. Sino no hay manera -me dice. Yo esbozo una sonrisa.- Bueno, preciosa, yo tengo que irme a una cena de empresa muy importante, así que te dejo al cargo.

Me guiña un ojo y sale por la puerta. Una vez que me quedo sin vigilancia, voy a buscar a Josh. Me dirijo al comedor toda entusiasmada.

-Josh, ya he llegado, te gustar... -me quedo paralizada al ver quién está con Josh sentado en el sofá. Ambos giran la cabeza al oírme hablar, y a Josh se le borra la sonrisa de la cara.

-Hola, princesa. ¿No me esperabas? -dice Lara con una voz irritante. Yo miro a Josh, que se ríe débilmente y vuelvo a dirigirla a la chica más odiosa que mis ojos han presenciado nunca. Su sonrisa de satisfacción es permanente.

-Lara, ¿qué haces tú aquí? -consigo pronunciar. Ella me suelta una carcajada.

-¿Pues qué va a ser, bonita? Pasando tiempo con mi novio -suelta de golpe. Me quedo boquiabierta. Realmente quiero golpear a Josh, pero sé que si lo hago, Lara me va a dejar hecha un cromo. Perdona, ¿su novio? Des de cuando, ¿des de que ha sido tan estúpida de creerse la parabrería de Josh? Aunque no debería de decirlo así, ya que estúpida ha sido siempre.

-Vaya, felicidades -contesto molesta y un poco irónica.- Es increíble, Josh. Luego me dices por qué salgo con Jake... ¿Sabes? Durante un mísero instante te había llegado a creer, pero ahora, no. Ahora definitivamente no voy a creer ni la más mínima palabra que salgan de esos labios.

Me río negando con la cabeza. Josh me mira.

-Pues bien que te gustaba besarlos.

-Pues bien que te gusta ilusionar con ellos, también. Mira, guapito, tengo un trabajo más entretenido e interesante que perder el tiempo hablando con alguien que ni siguiera debería escuchar. Un trabajo que tú no puedes hacer, porque eres tan incompetente que no puedes cuidar ni a dos niños pequeños. -Le escupo. Él suelta una sonrisa y aparta la vista. Acaba con mis fuerzas, no lo soporto. Mientras me alejo escucho a Lara preguntarle cosas como: "¿Te has besado con ella?" "¿A caso te gusta?" "bla, bla, bla."

PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora