CAPÍTULO 19

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Un ruido me despierta. Son alrededor de las tres de madrugada, y por un momento pienso que uno de los niños se ha hecho daño o echa de menos a sus padres. Pero los ruidos han cesado, así que me vuelvo a tranquilizar. De repente, la luz se prende, y yo hago una mueca de sufrimiento. Me incorporo y me decido en ver quién lo ha hecho, pero no veo apenas nada. En la puerta hay una silueta megra que de golpe apaga la luz. Las pupilas se me dilatan para ver quién avanza hacia mi cama a través de la oscuridad. Por fin reconozco ese aro en el labio.

-Josh, ¿qué haces? Son las tres de la mañana... tengo sueño -me quejo como una niña pequeña. Se sienta a mi lado y se ríe.

-Mira que llegas a ser protestona, niñata -me coge la cara con la mano y me la tira para atrás, haciendo que aterrice en mi almohada.

-Gracias, me has ahorrado un esfuerzo -le digo media dormida.- ¿Por qué me has despertado?

-No podía dormir. Si te soy sincero, anoche que dormimos en tu sofá, fue una de las mejores en los últimos meses. No sé por qué, la noche me perturba, me llena de inquietudes y me arrebata el sueño -me explica. Lo escucho mucho por encima, y que el sueño está venciendo sobre mis ganas de estar despierta.- ¡Nina, un ladrón!

Yo me levanto de golpe, abrumada y empiezo a mirar por todos los rincones de la habitación. Al ver que nada sucedía y en escuchar las risas de Josh, le golpeo el brazo.

-Déjame dormir... -me quejo.

-Sólo si yo lo hago contigo -añade con un susurro.

-Sí, vale, lo que sea. Sólo quiero dormir... -sollozo.

Josh abre las sábanas de mi lado, ya que duermo en una cama de matrimonio, posiblemente la de la Señora Louise. Josh se adentra en la cama, rozando su piel contra la mía. Eso me hace estremecer, y me acerco hacia él. Apoyo mi cabeza sobre su pecho, y él rodea sus brazos en mi cintura.

-Buenas noches Nina -me dice, besandome el pelo. Yo sonrío y acaricio su brazo.

-Buenas noches, Josh -murmuro. Su pecho es cálido y reconfortante, como sus brazos, y me hacen sentir a salvo. No tardo en quedarme nuevamente dormida, y no lo podría haber hecho de una mejor forma.

● ● ● ● ● ●

Los rayos de sol se cruzan por la ventana y me acarician el rostro, despertándome. Abro lentamente los ojos y noto el brazo de Josh rodeándome, con su cuerpo pegado al mío y su respiración en mi cuello. Nuestras manos estan unidas, y se me dibuja una sonrisa débil en el rostro. Intento levantarme lentamente para no despertar a Josh, pero hace el intento. Rápidamente se vuelve a dormir y se gira hacia el lado contrario. Me pongo las zapatillas y salgo de la habitación.

Hace rato que no escucho nada de los niños, así que me dirijo a su habitación para controlar la situación. Abro la puerta y me los encuentro profundamente dormidos. Miro el reloj. Son las ocho y media.

¡Las ocho y media! ¡Falta media hora para entrar en el instituto! Veo en el perchero el abrigo de Dave, y me acuerdo de que hoy no toca literatura castellana, así que él terminará de cuidar a los pequeños. Subo corriendo las escaleras, evitando hacer el menos ruido posible. Me adentro a mi habitación y comienzo a desvestirme sin acordarme de que Josh sigue aún presente en ella. Estoy solo en ropa interior, y me decido por ponerme lo que llevaba ayer, ya que no he tenido oportunidad de ir a casa a elegir un nuevo atuendo.

-Qué buen despertar... -dice Josh con una voz ronca. Yo me giro de golpe y me tapo con lo que encuentro.

-¡Josh! ¡Date prisa, son las ocho y media!

PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora