Aquelarre

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Capítulo 13: Aquelarre

Durante dos noches consecutivas corrí a un lugar incierto. Parecía que volaba sobre el suelo, solo sentía el suave roce contra la punta de mis pies. Mis pensamientos divagaban, pero la realidad deseo mucho alimentarme. Dos días sin ingerir alimento no es bueno para una neófita como yo. Durante la tercera noche cuando llego a la ciudad de Texas, me oculto en una pequeña casa abandonada en las afueras del centro. Camino entre sus calles solo para ir a los lugares de mala reputación y encontrarme a alguien que tenga mala reputación, alguien que no tenga familia, que nadie pueda extrañar y que no se note su extravió.

Solo veo a personas pasar frente a mí bajo las tenues luces de los faros y la luz de las estrellas de la noche. Tengo miedo pero las ganas de saciar mi apetito pueden más que cualquier cosa. Un joven de ojos verdes se balancea por toda la calle. Puede que esta se mi oportunidad.

— Hola... —le hablo tímida, pero necesito que confié en mí y que cree que estoy en problemas.

— Hola hermosa ¿necesitas ayuda? —lamento mucho que su bello rostro dure un poco.

— Si, me he perdido. Soy nueva en esta ciudad y necesito encontrar a mi familia.

— ¡Estas de suerte! Puedo ayudarte a cambio de algo —ese maldito me provoca náuseas y por un momento solo quiero matarlo y no comerlo, pero su sangre tiene un buen olor a pesar de estar ebrio.

— Pagare lo que quieras, pero por favor ayúdame —finjo llorar

— Bien, sígueme —no dice nada más. Caminamos en círculos, el hombre al parecer cree que acere en su trampa cuando no es así. Mi lado asesino fluye por todo mí ser.

Llegamos a un callejón oscuro, parecía más abandonado que un desierto. Me estremezco de la emoción. Vuelvo a fingir que estoy preocupada. Todo va de acuerdo al plan y siento que por fin podre saciar mi hambre.

— ¿En dónde estamos? —cuestiono alterada.

— Lo siento, hace tiempo que no veo una chica tan linda como tú y no la disfruto —suelta una sonrisa malvada.

— Lo entiendo... —siento una vibración extraña en mis ojos, se han vuelto rojos por tener a mi presa lista — ¡Hace tiempo que no siento lo mismo!

Me lanzo sobre él. Su cuerpo me mueve desesperadamente bajo el mío, intentando salir de este gran problema en el que se había metido. Su desesperación me emociona, y lo dejo que sucumba para disfrutar de este gran momento. Tomo su brazo izquierdo, y lo muerdo salvajemente mientras el suelta un grito desgarrador. El pedazo de carne es suave y el juego de su sangre lo hace aún más sabroso. ¡Adoro esto!

— ¿Pero que eres? —pregunta asustado y muy fatigado.

— ¡Tu peor pesadilla! —lo tomo del cuello y lo lanzo hasta el otro lado dejándolo inconsciente. — Lo siento, solo intento sobrevivir...

En ese momento recuerdo las peleas que tenía mientras cazaba cuando yo era humana y mataba a todos esos demonios que así como yo intentaban sobrevivir matando a humanos. Mi hambre seso, y ahora la que tiene miedo soy yo. ¿Cómo podía terminar de esta manera en tan solo tres días? Ahora yo era un monstro que mataba solo por saciar su hambre. Quería morirme en ese instante.

Corrí hasta llegar mi pequeña morada, necesitaba regresar lo más rápido posible con mi familia y Edward... tan vez él me podría ayudar a controlar todo esto. Nunca debí escapar de la academia, pero tal vez mi sed de sangre provocaba todo este delirio en mi cabeza. Debía actuar contra mí misma y después tratar de vivir de una manera mejor sin dañar a los humanos.

Bella CazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora