Capítulo 1

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Sabrina

Mi vida no ha sido lo que se diga demasiado divertida, pero si he hecho cosas que merecen reconocimiento.
No me he arrepentido de absolutamente nada, he pasado por muchas situaciones buenas, aceptables, aunque también ratos que no merecen la pena recordar.

¿A quién quiero engañar?

Muchos me consideran terriblemente peligrosa y no es que sea una mala persona, es que todo lo que quiero lo consigo, he cultivado cierto poder en mi vida y no sé exactamente cómo, supongo que lo aprendí de mi padre.

A mis cortos 28 años he logrado muchas cosas maravillosas y me siento orgullosa, me agrada la atención que recibo por parte del sexo opuesto, una puede conseguir millones de cosas con tan solo una sonrisa, así de increíble es el poder femenino.

Suena la alarma desesperadamente y me despierto dando brincos, enseguida tomo nota mental de cambiar ese maldito tono que me desespera, pero justo ahora no tengo tiempo.

Me iba a levantar cuando alguien me toma por la cintura.

-¿Adonde vas preciosa?. Ray me detiene respirando sobre mí ese aire matutino que me asquea, quiere más sexo.

-A darme una ducha y creo que tu también debes hacerlo amigo, no hueles precisamente a rosas.- Pongo los ojos en blanco cuando lo siento encaramarse encima de mí.- Ray es en serio, sabes que odio que me beses así, sin asearte primero.

-¡Oh vamos Sabrina! Las parejas normales tienen sexo en la mañana, ¿por qué no podemos ser una pareja normal?.- Me dice luego de levantarse con cara de pocos amigos y encerrarse en el baño.

Aunque a veces me parece que Ray es demasiado sensible, su comentario me dejó un poco pensativa. Sí, no somos precisamente una pareja normal y pensándolo bien ¿Qué tan pareja somos?
Tenemos alrededor de cinco años juntos, recuerdo lo bien que me sentía a su lado los dos primeros, éramos la pareja envidiada de la universidad, nada nos perturbaba ni nos hacía molestar. Pero no sé en qué punto tal firmeza se rompió.
Ya no me siento complacida a su lado y no me interesa demasiado si nos vemos o no. He recibido muchas protestas de mi familia por no querer sentar cabeza aún y casarme con él.

Pero es que siento que me falta algo.

-

Ray no me dirigió la palabra el resto de la mañana, de hecho, ni siquiera desayunó conmigo, así que decidí restarle importancia al asunto y concentrarme en mis labores del día, total, al final de cuentas él siempre regresa a mí.

Salir a correr fue mi primera tarea del día, eran las ocho de la mañana y estaba sudando a mares, pues lo hice como si estuviera en un maratón y el primer premio fuera mucho más poder del que tengo ahora.

Lo sé, soy una obsesiva con eso.

Creo que es parte de mis genes paternos, mamá siempre dice que soy la réplica de mi padre y que a veces le da miedo, no quiere que sea una bruja.

-Hija me preocupa que seas como tu padre.- Me dijo mi madre cuando la llamé el otro día.- Sabes que lo amo mucho pero tiene esa actitud de "yo controlo todo a mi antojo que me molesta", eso no está bien.

-Madre, no sabes lo bien que se siente. Todos a mi alrededor solo asienten ante cualquier petición.

-Todos menos Raymond, sabes, a veces creo que se va a cansar y te va dejar, hija tengo miedo de que te quedes sola.- Pongo los ojos en blanco- Deberías pensar en terminar de formar una familia con él, sabes que es un buen hombre y te ama.

Un Placer Conocerte... HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora