Capítulo 11

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Marianna

El fuerte dolor en el pecho no me deja respirar, con manos temblorosas escribo la nota de despedida y la tristeza me destruye el alma.

Aún no puedo creer que Sabrina se vaya a casar con su ex, el poco tiempo que estuvimos juntas me hizo sentir especial, amada y valorada, su mirada me transmitía pasión y loco amor, pensé que era sincero lo que sentía, creí que estaríamos juntas durante mucho tiempo y que lo que sentimos serviría de base para salir adelante.

Pensé…

Creí…

¡Qué idiota fui!

Me acerco lentamente al sofá donde duerme una Sabrina que se ve atormentada por un terrible sueño, su ceño fruncido y temblores repentinos me lo hacen ver. ─¡Dios Sabrina, eres una mujer hermosa! Pero así como eres bella, también eres una mentirosa… Adiós… para siempre─ Me quedo observando cada detalle de su rostro, detallándolo y grabando en mi memoria el retrato de la mujer que me hizo subir al cielo en unos pocos días y me hizo bajar al infierno en cuestión de horas… el retrato del diablo.

Le dejo la nota y me marcho a toda prisa, tratando de hacer el menor ruido para evitar que despierte, no sé si es capaz de detenerme, no lo creo, pero aun así no me quiero arriesgar.

Son las 4 de la mañana y el frío de la madrugada me eriza la piel, no conozco esta ciudad y no sé hacia dónde ir, así que decido caminar hasta donde me lleve el camino, asustada, devastada y sobre todo muy sola.

Al cabo de un rato mis pies comienzan a doler, veo claramente cómo el sol comienza a salir lentamente, me duele el cuerpo y el corazón, pero no quiero llorar, me niego a hacerlo, siempre he sido una persona fuerte… es solo que… esta vez creo que mis muros se han derribado.

Me siento en la acera con las manos en la cabeza, no sé cómo demonios salir de aquí, no tengo efectivo para tomar un taxi… ¡Demonios! ─¡Buenas esa Marianna! Piensa las cosas antes de volver a salir corriendo detrás de una desconocida…─ En ese momento veo aproximarse un taxi y automáticamente lo detengo.

─Mija ¿Qué hace usted a esta hora aquí? ¿No le han dicho que es muy peligroso? ─ El hombre, un tanto mayor me inspira una confianza increíble.

─Corremos peligro hasta con las personas que amamos, así que no se preocupe, Diosito siempre me acompaña─ Le regalo una media sonrisa de tristeza─ Disculpe, yo no soy e aquí y me urge salir al aeropuerto, pero… verá… no tengo dinero para pagarle, sé que es su trabajo y no debería abusar de su gratitud, pero de verdad no deseo estar ni un minuto más aquí─ Y no puedo evitar que se escape una lágrima traicionera, que enjugo rápidamente.

─No hay problema hija, vamos, yo la llevo…─ Salto dentro del automóvil agradecida con el universo por ponerme a este hombre en el camino ─¿Sabes jovencita? A veces la vida nos manda duras pruebas para medir nuestra resistencia, fuerza y valentía─ Me dice mirando por el retrovisor, tiene una mirada profunda─ Y muchas veces podemos ser más fuertes de lo que creemos, levantamos unos muros más grandes que la muralla china y más duros que la piedra más sólida que exista, pero hija mía… a veces está bien caer y dejarse llevar por los sentimientos… si no drenamos nuestras emociones, ésas quedan encerradas en una cajita ¿Y qué pasa cuando metes y metes cosas en una caja que tiene un espacio limitado? Todo se derrama y podemos estallar, reaccionando de la peor manera ─Me sigue mirando por el espejo─ Hija… déjate llevar, llora si tienes que llorar, sufre si te toca hacerlo, pero recuerda que todo lo que sube tiene que bajar, nada es eterno y las cosas siempre van a pasar, uno a veces renace desde la cenizas como el Ave Fénix, reinventando nuestro ser y aprendiendo de las lecciones que nos presenta la vida… Recuerda que llorar no está mal ─Desvío mi mirada hacia la carretera mientras trato de digerir todo lo que me acaba de decir este amable hombre.

─Muchas gracias por sus palabras… ─Le digo mientras observo cómo nos aproximamos a la entrada del aeropuerto─ espero en algún momento poder tomar su consejo… realmente estoy agradecida por este favor, desafortunadamente quedan pocas personas como usted en este mundo, ojalá todos pudiéramos tomar un poco de su ejemplo, viviríamos en un mundo mejor y más bonito.

─No hay de qué hija, que tengas feliz viaje y Dios te bendiga ─Hace una pausa─ El amor a veces puede ser cruel y las personas pueden llegar a nuestra vida sólo para mostrarnos algo y marcharse ¿Tu qué aprendiste de este amor? Cuídate mucho ─Y se marcha.

¡Wow! Dios me ha enviado a un ángel para cuidarme… ¡Gracias! Respiro profundo y camino hacia la taquilla a probar suerte, de verdad quiero salir de aquí.

Afortunadamente encuentro boleto sin problema, quizás sea una señal suprema para salir de esta ciudad que me llena de recuerdos dolorosos. Miro la hora, ya Sabrina se debe haber dado cuenta de mi ausencia y me pregunto cómo se sentirá… ¿estará tan devastada como yo? No lo creo, ella no me ama, sólo fui un período de prueba de una heterosexual aburrida de la monotonía con su novio de muchos años, fui su distracción y ahora ha decidido ser feliz al lado de la persona a quien ama…

Lástima que esa persona no soy yo…

Una persona desconocida comienza a llamar a los pasajeros del vuelo 306 con destino a Porlamar y todos comienzan a prepararse, mientras observo como hacen filas los entusiasmados por visitar “la isla de las perlas”, ellos quieren salir por diversión mientras yo estoy huyendo de un amor que me destrozó.

Abren las puertas y mi cuerpo se encuentra adherido a la silla, las lágrimas envuelven mi rostro y comienzo a sentir una terrible desesperación, en realidad me marcharé y Sabrina no está aquí para impedirlo como en las mejores películas románticas.
Pero es que mi vida jamás ha sido una película romántica… he sido muy tonta al pensar que esta vez sería realmente feliz y me sentiría completa al lado de alguien que realmente me valore y me ame. Me equivoqué… ya no soy una adolescente que se mueve por impulso, llegó la hora de crecer y salir adelante.

Y enjugando mis lágrimas que ahora se han convertido en un diluvio, me levanto dispuesta a decir adiós, sufrir lo que deba sufrir y comenzar de cero en algún momento de mi vida.
Mientras me monto en el avión pienso en todos aquellos momentos hermosos que viví al lado de la mujer que me hizo conocer el amor, uno que no fue correspondido pero que me hizo crecer…

Miro a mi alrededor… ─Adiós Sabrina… Adiós para siempre─ Y me marcho dispuesta a desaparecer.

Un Placer Conocerte... HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora