Sabrina
Leo y releo el correo de Marianna, me asusta lo que siento y más las consecuencias que eso pueda traer, miro a mi padre que se encuentra sentado a mi lado, es un hombre de carácter fuerte, fundador de esta compañía, gracias a él he logrado muchas cosas.
Me pregunto ¿Cómo reaccionará si se entera que ahora me van las mujeres? Seguramente quedaría devastado, pues siempre se ha caracterizado por ser machista, de esos con mentalidad pre-histórica, rígida y que sería incapaz de cambiar.
Sí, seguro moriría de la impresión, su mayor sueño es que yo también le dé nietos y así poder sentirse completo.
-Hija, todos tus hermanos han empezado jóvenes ¿Por qué tu no? ¿No crees que así aprovechas tu Juventud para criarlos mejor? Imagina, ya casi tienes 30 años, cuando tus hijos estén en la edad de la adolescencia quizás ya no tengas ánimos suficientes para llevarlo con mano dura─ Me dijo mi padre le otro día cuando tomábamos el sol en la piscina─ Te hice directora de mi empresa porque sé que tienes mucho potencial, pero no me decepciones.
-No lo haré papá, estoy muy agradecida contigo por tu ayuda, pero no me siento preparada para una familia y así no puedo comenzar a formar nada, estoy centrada en mi carrera─ Su amenaza oculta me entristece, quisiera que mi padre fuese más comprensivo, menos dictatorial.
-Ya dije lo que tenía que decir...
Mi padre siempre ha tenido un carácter particular, me quiere, lo sé, pero a veces me hace sentir mal. ¿Cómo hago para afrontar esta situación? Voy a perderlo todo por esto... lo mejor será olvidarme de eso, quizás sea una cuestión de momento, quizás sólo sea un maldito capricho.
-Sabrina ¿Estás de acuerdo?─ La pregunta de papá me vuelve a la realidad, estoy en una jodida reunión y no escuché absolutamente nada por estar pensando en tonterías.
-Pues si tu lo estás yo confiaré en apoyar la idea papá─ Fue lo único que se me ocurrió y sé que mi padre no se conformó con mi respuesta, por la mirada suspicaz que me lanzó.
-Bueno señores, entonces ejecutemos el nuevo plan, Gerardo, por favor necesito indicadores mensuales y que le hagas seguimiento directo. Ahora a trabajar, gracias por asistir─ Todos se levantan y se marchan, dejándonos solos a papá y a mí─ Sabrina... esquivaste muy bien mi pregunta, pero pudiera apostar mi empresa a que no estabas aquí mentalmente... y creo que ganaría ¿Te ocurre algo?
-No papá, todo está bien, son sólo conflictos personales, amorosos, tonterías... ya pasará─ Mi padre me mira fijamente tratando de leer mis pensamientos y gracias a Dios no puede hacerlo porque si no se daría cuenta de todas las noches eróticas que he pasado gracias al ingenio que tiene mi mente para la inventiva.
-Permiso─ Entra Carla, nuestra asistente─ Sabrina alguien te espera en recepción, Marianna Galves─ Creo que mi rostro palideció de inmediato─ Déjala pasar por favor, papá ¿Me dejas atender esto, por favor?
-Sí, claro, cualquier cosa llámame a mi oficina hija.
Asiento y comienzo a sudar y a temblar ¡Malditos nervios! Trato de mantener la calma cuando semejante morena cruza mi puerta, no puedo dejar de mirarla, sus ojos oscuros me traspasan y tumban cada una de mis barreras, siento la piel erizada y comienzo a transpirar aún más.
Sus curvas llaman mi atención ¡Esta mujer es perfecta! Larga cabellera negra, cuerpo estilizado, altura perfecta... ¡Wow!
-Her...mana ¡Que sorpresa! ¿Qué te trae por aquí?─ Y lo único que se me ocurre es abrazarla, huele delicioso ¡Demonios!
-Pues...─ Se encoge de hombros y me sonríe, tiene la dentadura perfecta y una sonrisa espectacular...─ Sabrina, sólo quería conocerte, no somos unas niñas para estar teniendo amistades por la red, claro, me aventuré pues estoy casi segura de que no eres una asesina en serie y pues ahora estoy más tranquila porque sé que no eres hombre.
-Pues no, soy mujer y tranquila, hasta ahora no he sentido ningún impulso asesino, bueno quizás cuando voy manejando y me consigo en el camino uno que otro desquiciado o lento, bueno también cuando estoy escuchando el discurso del presidente del país... bueno, ahora que lo pienso, quizás si tengo madera de asesina─ Le ofrezco una amplia sonrisa y ella me devuelve una carcajada que la hace ver más hermosa.
-Pues, por favor no me mates, déjame regresar completa a la isla─ Pongo cara de pensarlo y asiento.
-Está bien, pero sólo porque me lo pides ¿Comiste? Te invito a almorzar.
-Gracias, quisiera que me ayudaras a conseguir un buen hotel para quedarme.
-No creo que sea necesario, mi casa está a la orden, puedes quedarte el tiempo que desees.
-¿Segura? No quiero importunar.
-No importunas... jamás lo harás─ Y la miro fijamente─ insisto.
-Pues está bien, no serán muchos días, en serio y gracias por darme la oportunidad─ Le guiño el ojo mientras tomo mis cosas para partir.
-
Me tomé la tarde libre en la empresa para mostrarle un poco la ciudad a Marianna, pero como estaba cansada decidimos dejarlo para otra oportunidad. La comodidad que demostró al llegar a mi casa fue impresionante, como si se quitara un peso de encima y eso me gustó.
Decido preparar la cena, es viernes y hay que relajarse, me decanto por algo rápido y sabroso, sándwich de pavo, aprovechando que mi madre me regaló medio pavo horneado, ¡allí tengo para todo el año!.
-Marianna ¿Te gustaría hacer algo esta noche? Se me ocurre que podríamos ir a un café, allí hablamos, escuchamos música, nos tomamos unos tragos, es viernes y yo no puedo dejar pasar un viernes, ni por error.
-¡Genial!
-
Llegamos a Tango's, nos sentamos en la única mesa que quedaba libre y optamos por unos mojitos, algo tipo tranquilo. Pero esa noche invitaron un DJ famosísimo, que no conozco y animó el ambiente de lo más increíble, así que la noche de tragos relajada se convirtió en una mega fiesta, donde hubo bailarinas, brindis, competencias de bebidas, recordé mis años de universitaria.
Al principio Marianna demostró cierta incomodidad, pero luego se dejó llevar o quizás los tragos hicieron efecto, porque hasta a la pista de baile fue a parar, por supuesto llevándome arrastrada, así que ahí estábamos bailando... juntas, disfrutando como si nos conociéramos desde hace años y también lanzándonos miradas de complicidad.
Ya ebrias, tomamos un taxi hasta mi casa, apenas podíamos coordinar los movimientos y las llaves se me cayeron en par de ocasión, pero logramos entrar triunfantes ¡Brava!, eso sí, que no me pidan decir el abecedario al revés porque paso vergüenza o quizás deba intentarlo y empiezo <Y... no... Z... Y... Q...ok... Y> y Marianna me mira con el ceño fruncido, <Debo preguntar... ¿Qué rayos haces? A lo que respondo <Quiero saber qué tan ebria estoy... Z... Y...> y hubo un breve silencio, para luego estallar de la risa y caer en el sofá.
Luego de pasar un rato riéndonos por esa tontería, Marianna me mira fijamente e inmediatamente siento toda una descarga eléctrica en mi cuerpo ¡Joder, que mirada tan jodidamente profunda!, pero no deja de mirarme y de sonreír, así que vuelvo a posar mis ojos en ella, el ambiente se vuelve más denso y la siento cada vez más cerca ¿Nos besaremos o me lo estoy imaginando?, pero todo comienza a volverse confuso y caigo en su regazo, creo que ahora sí se explotó la borrachera...
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Un Placer Conocerte... Hermana
RomanceSabrina es una mujer independiente, decidida y centrada. Se dedica completamente a su trabajo y a alcanzar sus metas, sin embargo, su mayor sueño es ser escritora. Marianna es una joven soñadora y con un gran corazón, estudia idiomas modernos y des...