Capítulo 22

73 4 1
                                    

Marianna

─ Estoy cansada ¡No me quiero levantar! ¿No podemos simplemente quedarnos retozando todo el día y hacer el amor como dos salvajes? ─ Pongo cara de lujuria.

─ No mi amor, Román se ha esmerado en planificar este almuerzo y sería de mal gusto dejarlo plantado ─ Me dice Sabrina mientras se levanta de nuestra cama y mi mirada viaja por todo su hermoso cuerpo desnudo ─ Así que levántese bella durmiente.

─ ¡Pero es Sábado, mi primer Sábado libre! ─ Sabrina marca una llamada con el altavoz encendido.

─ ¡Hija! Buenos días ¿Cómo estás? ─ Escucho a Román en la línea.

─ Buenos días Román Bien ¿Y tú? ─ Le dice mi novia mientras revisa su celular.

─ Amanecí bastante atareado, por la logística del almuerzo. Pero justo ahora estoy mejor de tiempo ─ Suspira ─ Es que uno de los proveedores me salió con que no podía cumplirme hoy ¡Hoy! ─ Suspira nuevamente ─ Así que he tenido que mover cielo y tierra para poder cubrir ese espacio.

─ ¿Pero has podido resolver?

─ Sí claro, me ha costado un poco pero lo he logrado ─ Se escucha el sonido de unas teclas, como si estuviera escribiendo un mensaje ─ Por cierto ¿A qué hora llegan? No vengan muy tarde por favor, quisiera aprovechar de conversar con ustedes antes de que llegue el resto de los invitados.

─ Pues, por eso te llamo Román. Marianna está acostada y no quiere ir. Subrayo mis palabras, Marianna no quiere ir a tu almuerzo, me lo dijo claramente. ¿Qué hacemos al respecto? ─ Le lanzo una almohada y me mira divertida.

─ ¿Cómo? ¡Pásame a Marianna hija, por favor!

─ Estás en altavoz. Te está escuchando atentamente ─ Dice Sabrina con una media sonrisa.

─ Marianna Galves ¿Por qué no quieres ir al almuerzo que organicé para ustedes? ─ Me pregunta con un tono aparentemente enfadado, pero sé que sólo está bromeando.

─ Suegro, no le creas nada a Sabrina. Sólo lo hace para dejarme mal contigo. Claro que vamos a ir, no me lo perdería ─ Levanto la mano en señal de juramento, como si pudiera verme.

─ Tengo mis dudas ─ Dice pensativo.

─ ¿Acaso dudas de mi palabra, suegro? ¡Me ofendes! Pensé que jugábamos para el mismo equipo ─ Intento hacerme la dolida pero la risa puede más que yo.

─ Bueno ─ Piensa un poco ─ No creo que juegue para el mismo... ehm... equipo, para ser exacto. Tenemos diferencias notables ─ Se ríe a carcajadas.

─ ¡Muy gracioso! Me refería a que estabas de mi lado ─ Me río ─ Pero no te preocupes, claro que vamos a ir.

─ Bueno preciosas, las espero entonces.

─ Chévere Román, un beso ─ Le decimos al unísono y Sabrina cuelga.

─ ¿Acaso me has acusado con tu padre? ─ Levanto las cejas y pongo los brazos en jarras.

─ No sé de qué me hablas ─ Sabrina juguetea con el teléfono.

─ Ahora debes contentarme por haberme acusado. Me jugaste sucio querida novia.

─ Futura esposa. Y no, no te jugué sucio, estás balbuceando ─ Devuelve el teléfono a su lugar.

─ ¿Ah sí? ─ Me acerco lentamente ─ Tienes 5 segundos para pedirme disculpas Sabrina Núñez.

─ Nunez... ─ Arquea una ceja ─ Y no me voy a retractar.

─ Yo te digo como desee. ¡Retráctate! ─ Y la tomo de la cintura, pegando su cuerpo al mío.

Un Placer Conocerte... HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora