Capítulo 13

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Marianna

El calendario que tengo colgado en la cocina grita desesperadamente, pues lleva marcado cada día que voy pasando acompañada de la inclemente soledad y la tristeza inmensa que me dejó la ausencia de Sabrina, pero a la vez me recuerda la entrega insensata que le regalé desde el primer día, sin medir consecuencias y ahora, EME aquí, devastada por el rechazo de un amor que creí verdadero, sublime y además sincero.

Han pasado varios días, quizás ya hacen el mes, o dos, o tres, la verdad no lo sé... puedo decir que vivo sin realmente hacerlo de verdad, cómo dice Arjona "Vivo porque tengo un nombre, un número de cuenta y mi carné electoral".

Pero...

¡La extraño tanto! Se me hace tan difícil olvidar sus besos, caricias y su mirada, esa maldita mentirosa me hizo creer que era totalmente transparente y que lo que salía de su boca era nada más que palabras sinceras.

¿La odio?

No...

Jamás podría, ni que me obligue... La amo, aún lo hago, desesperadamente y eso duele, no ser correspondida como se debe lastima hasta el más resistente de los huesos.

Arriesgué toda mi vida por esa mujer, vivía tranquila al lado de un buen hombre...César... ¡Dios! aún recuerdo el dolor que vi en su mirada cuando le dije toda la verdad...

-

Días antes...

─ ¡Marianna, amor! ¿Dónde estabas? Llamé a la policía, nadie sabía de ti César me abraza fuertemente cuando me ve llegar a la casa, estaba muy preocupado y me siento culpable por ser la causante de todo este desastre.

César, estoy bien, estaba de viaje.

¿De viaje? ¿Para dónde? ¿Por qué no me avisaste? ¿Qué pasa Marianna? Enseguida su tono pasó de la angustia a la molestia.

César... tenemos que hablar Y así fue como le conté todo lo ocurrido, mi lesbianismo recién descubierto e incluso mi engaño cruel.

¡No lo puedo creer! Dime por favor que es broma, Marianna ¿cómo fuiste capaz de hacerme esto? Tu y yo tenemos muchos años de relación, creí que esto sería duradero me dice acercándose hasta la encimera de la cocina ¡Hasta te compré un maldito anillo! lo lanza sobre la mesa y me quedo detallándolo, es sencillo y hermoso, dorado, con piedras de granate ¿No tienes nada que decirme? ¿Cómo te hace sentir esto? ¿Estás satisfecha por hacerme ver como un idiota? ¿Por hacerme sufrir?

No César, yo no planeé esto... yo... fue más fuerte que yo.

─ ¡Y una mierda! Seguramente ya lo sentías desde hace tiempo, eso no es algo que decides de la noche a la mañana, no soy imbécil... ¿Cuánto tiempo llevas engañándome? ¿Viéndome la cara de idiota?

No fue mi intención hacer todo esto, es malo, lo sé...

¿Cuánto tiempo? Alza el tono de voz y doy un respingo.

No grites... cálmate... por favor... llevaba hablando con ella unos meses y este asunto se... consumió hace unos días.

¿Por qué hablas en pasado?

Por que ya acabó.

¿Se acabó? Se queda pensativoSoy capaz de intentar dejar pasar este error Marianna, si me juras que más nadie sabe.

Más nadie sabe... pero ese es el detalle César... lamento mucho lastimarte, pero ya no te amo... he descubierto mi orientación sexual y no puedo luchar contra eso.

Un Placer Conocerte... HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora