Tras sesenta años de trabajo, el viejo salía acongojado de la despedida que le preparo la empresa por su ultimo día de trabajo.
Esperaba que su mejor amigo este allí, pero ya había muerto hace mucho.
Le hubiese gustado que su grupo de amigos le acompañaran en su felicidad, pero también habían muerto.
En casa, solo le esperaba la soledad, después de cincuenta años de fiel compañía, su esposa se marchó al descanso eterno y allí le esperaba.
Allí deseaba ir.
Para eso había trabajado toda su vida.
Pero había un grave problema con su plan.
Cuando era joven, supo que esa empresa lo vería morir.
Estaba convencido de que dedicaría toda su vida al servicio de su más grande pasión de tal forma que cuando se jubile, solo tenga que esperar un pequeño momento para morir y acabar su servicio en la tierra, pero, no contaba con que, sesenta años después, tenga el vigor de un joven de treinta y la vida de un viejo de ochenta.
Sin familia.
Sin amigos.
Sin su esposa.
NI el perro.
Se sentó en el mueble de la sala mientras moría el sol y lloró tratando de calcular cuánto tiempo le quedaría para marcharse.
Probablemente falte bastante...
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Los frutos del tiempo. Relatos cortos
Short StoryEl tiempo fluye constantemente y con el van creciendo los frutos de lo que he sembrado. Esta colección de relatos es solo una pequeña cosecha de aquellas cosas que he aprendido y seguiré aprendiendo, una búsqueda por algo inalcanzable pero que di...