Para todo hay una explicación

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Intentó tener miedo, de veras que se esforzó. Quiso saber cómo es que sus compañeros se sentían tan horrorizados con estas cosas, pero, los ruidos a media noche eran la impresora calibrando los cabezales porque la habían dejado encendida, la madera crujiendo era la cocina que aún estaba tibia por el pastel que se había preparado poco antes de anochecer y los golpes en la ventana eran las ramas del árbol que sus padres habían sembrado cuando nació.

Aun así, el único sonido que lo mantenía en su cama y hacia dudar era el del constante golpeteo en la puerta de su habitación, teniendo en cuenta el hecho de que estaba absolutamente solo y se le habían acabado las explicaciones para justificarlo.

Se enterró entre las sabanas aterrorizado cuando entremezclado con los golpeteos escucho una voz diciendo "Yo también tengo explicación"

Los frutos del tiempo. Relatos cortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora