Dos horas después de haber llegado a la comisaria, el sol recién estaba irrumpiendo en el cielo.
Me quedé sentado sobre un banco incomodo, ubicado contra la pared de una celda provisoria para los detenidos. Apoyé mi cabeza contra el muro, mirando entre los inamovibles barrotes las agujas del reloj que parecían burlarse de mi impaciencia.
Mi boca se encontraba seca y mi maldito estomago estaba ardiendo a causa de la ingesta de alcohol de esa noche. Mi organismo reclamaba agua, pero no estaba dispuesto a pedírsela a ningún estúpido policía que se paseaba en frente del cuarto que me aprisionaba.
Finalmente, un oficial abrió la celda y me llamó:
-Bieber.
Su voz fue dura, pero me levanté y me acerqué a él con mi habitual confianza.
Me dio la vuelta, tomó mis muñecas con sus manos y las apretó alrededor de ellas, imitando unas jodidas esposas. De esa manera, me condujo un tramo hasta una habitación en penumbra, que albergaba solo una mesa con dos sillas enfrentadas, ocupadas por otros dos "defensores de la ley".
Uno de ellos se levantó con brusquedad, clavando una mirada en mí que poseía cierto remolino de emociones.
Mi escolta me sentó con rudeza en la silla recién desocupada y se quedó parado detrás de mí cuando el uniformado al otro lado de la mesa habló:
-Justin Drew Bieber.
Recitó mi nombre.
-Ya presté mi declaración.
Espeté con cansancio.
Él asintió con la cabeza, escudriñándome con sus ojos.
-Soy el comisario a cargo. Solamente queríamos tener una charla contigo.
Su tono no era amenazador, así que me demostré en acuerdo, acomodándome en la silla.
-Tu padre es Jeremy Bieber.
Afirmó repentinamente.
Me quedé congelado en el lugar, sin siquiera respirar. Por supuesto que los registros policiales me asociarían con Jeremy de inmediato, ya que él se encuentra apresado en una cárcel derivado por esta misma comisaria después de que yo me presentara a denunciarlo cuando niño. Pero oír una alusión a él después de tanto tiempo me había impactado demasiado fuerte.
El hombre continuó hablando en adrede ignorancia a mi reacción:
-¿Cómo estás?
Su pregunta me tomó por sorpresa.
-Bien.
Respondí con desconfianza.
-Después de ponernos al tanto de la violenta riña en la que participaste...
Su tono severamente acusador hizo que irguiera mi cabeza, mostrando que no le temía a ningún uniformado.
-Nos preocupamos por tu conducta, pero nos tranquilizó de inmediato el vistazo que le echamos a tus últimos registros psicológicos que tu tía trajo por pedido nuestro...
-¿Mi tía?
Lo interrumpí, confundido.
-Sí. Ella vino a buscarte. Quedarás libre esta noche ya que muchos testigos en la fiesta declararon haber visto que actuaste en defensa propia.
Anunció.
-Sí.
Articulé, sintiendo como mi cuerpo se relajaba debido al alivio.
El guardia que me había ido a buscar a la celda entró en mi campo de visión.
-Pero si te encontramos envuelto en otra de estas, nos vamos a encargar de que la pases mal aquí, niño.
Agregó en tono intimidante, tocando sugerentemente la cachiporra atada a su cinturón.
Fruncí el ceño con enojo pero me abstuve de responder. Me acababan de liberar, no quería causar problemas antes incluso de salir de allí, aunque mis puños cosquillearan ante la amenaza.
El comisario hizo una señal con la cabeza al tercer policía presente y este sacó su perturbada mirada del suelo para aclarar su garganta y dirigirse a mí:
-Justin, soy el oficial Dunkan.
Se presentó.
Luego se acercó a mí y me entregó una tarjeta, que tomé con cautela, sin molestarme chequearla.
-Te encontrarás ahí con diversas formas en las que puedes comunicarte conmigo, ante cualquier cuestión.
Intentaba sonar diplomático, pero su tono fallaba y delataba cosas que no me importaba descifrar.
Asentí en respuesta y guardé la tarjeta en el bolsillo de mis pantalones vaqueros. Justo en ese momento, otro guardia ingresó al cuarto, acompañando a mi tía. Esta me encontró con la mirada y ví como sus pulmones se desinflaban, deshaciéndose de la preocupación, pero inmediatamente su rostro expresó un profundo enojo.
Aparté la vista y la posé en el techo.
Media hora más tarde, salimos por la puerta a la luz de un sol mañanero. Entrecerré los ojos ante su brillante luz y seguí caminando con mi tía hasta su coche. Me subí al asiento de acompañante y ella se ubicó detrás del volante, pero no arrancó.
-Cody tuvo que ir a recoger su auto en donde lo dejaste. Tiene que dar un importante examen de admisión para la universidad al mediodía.
Puntualizó con enfado.
Yo me quedé mirando un punto en donde un rayo solar golpeaba el parabrisas y creaba un efecto extraño. Sus palabras no habían inducido nada en mí, pero me molestaba haberla cagado así.
-Estoy cansada.
Admitió, con una voz rendida.
Apoyó su frente en el volante y aproveché para exhalar con fuerza la opresión dentro de mí.
Mi tía recuperó su determinada postura y resopló molesta.
-Aquí se termina esto. Justin Bieber, vas a encaminarte o a perderte, te doy unos meses para tomar la decisión.
Sentenció.
-Está bien.
Dije, sin que me importara en realidad.
Tendría que saber que ya estoy perdido.
Encendió el motor, y habló, negando con la cabeza:
-Esta misma semana te inscribiré en la escuela pública.
Love is Possible (Bieber is Back #2)
Tatiana Romina
ESTÁS LEYENDO
Love is Possible -《Bieber is Back 2》
Ficção AdolescenteJustin Bieber es un adolescente atormentado que anhela su propia destrucción. En la secundaria, se reencuentra con lo único de su horrible pasado que nunca quiso olvidar: Michelle Mileston, su mejor amiga de la infancia. Ambos se involucran en u...