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(Justin)


-¡Felicitaciones Michi!

La exclamación de Grace fue innecesariamente ruidosa, así que levanté la vista de mi computadora y la observé brindar por el reciente ascenso de su amiga.

-Bien. Suficiente para ti.

Dictaminó Michelle, quitando la botella de cerveza que ella sostenía.

Más allá, Crystal soltó una pequeña risa y se abrazó aun más al brazo de Dave, a punto de caerse. Pensé que ella también había tenido suficiente, pero era el trabajo de su novio encargarse de eso.

-Chelle ¡ven aquí!

La llamé desde los sillones donde me encontraba hundido junto a Alex, ambos concentrados en una computadora portátil.

Mi amiga se acercó a nosotros y se sentó en el apoya-brazos del sofá, a mi lado, inclinándose para observar la pantalla del aparato. Allí solo había códigos que, según ella, no tenían sentido alguno. Yo los iba tecleando con rapidez, como si se trataran de palabras normales que podría encontrar en cualquier diccionario. Y es que, en informática, así era.

-¿Qué estás haciendo?

Curioseó.

-Configurando tu página.

Respondí.

Oprimí las últimas teclas y, como si fuera magia, los números, letras y símbolos que para los demás no representaban nada, tomaron la forma de una página web de un diseño exquisito. Una bella foto Chelle estaba plasmada en la parte izquierda, junto con su básica información personal y laboral escrita debajo.

-¿Y qué debo hacer aquí?

Jadeó ella, impresionada.

-Lo mismo que en tu blog. Escribir sobre libros, tus opiniones sobre temas de actualidad, y apuesto a que la gente le va a encantar que subas tus propias creaciones.

Mi simple explicación encendió su alarma.

-¡Justin! ¡¿Cómo es que conoces mi blog?! Nadie sabe de él, es privado...

Arrastré mi mirada hasta la suya y sonreí con diversión, a punto de carcajear.

-Es Internet, Chelle, nada es privado.

Puntualicé.

El resto de la reunión, Alex y yo le enseñamos a utilizar su nueva página. Horas después todos se fueron, excepto Grace quien estaba demasiado ebria para conducir y se había quedado dormida en el cuarto de invitados, y yo que me ofrecí a ayudar a Michelle con el desastre en su casa.

Mientras ella se encargaba de la cocina, yo acomodaba la sala de estar. Junté unos papeles extrañamente ubicados sobre el equipo de música y no pude evitar leer el primero de ellos. Era una nota escrita a mano, y estaba firmada por alguien a quien yo conocía...

Lo tomé y me apresuré a la cocina, donde mi amiga enjuagaba los platos. El oír mis pasos entrar en el cuarto, se giró hacia mí y yo puse en alto la nota.

-Oh. Iba a decirte.

Habló con timidez, cerrando el grifo y secando sus manos.

Di vuelta el papel y leí en voz alta aquellas palabras, con la voz tensa por los sentimientos contenidos:

-"Michelle: Tengo que hacerte un pedido sumamente importante. Mi hermana quiere conocerte. Sé que probablemente hacerlo remueva un poco tus historias pasadas, pero, créeme, ella lo ha pasado peor durante todo este tiempo. Le he hablado de ti. Últimamente está más lúcida y me escucha. Le dije cuán fuerte has sido y como marcha de bien tu vida. A ella la mueve el sentimiento de hablar contigo. Espero que por favor no lo rechaces, no sabes lo que ésto significa. Espero pronta respuesta, Dunkan".

Concluí y tomé una larga exhalación para calmar mis nervios.

-Espero que tu pronta respuesta fuera una negativa.

Agregué, mirándola fijamente.

-Jus, esto es muy importante para ellos.

Aclaró, en tono pasivo.

-No estás hablando en serio. No le dijiste que sí.

Noté que mi voz se había elevado así que comencé a palpar los bolsillos de mis pantalones, en busca de ayuda. Vi que Michelle hacía lo mismo, sin encontrar más que yo. Finalmente abrió un cajón de la mesa y sacó de allí una caja de chicles. Metió uno a su boca y me la lanzó para que la imitara.

Tiempo atrás, aún en calidad de amigos, nos resultaba difícil evitar las peleas. Como si ya fuera algo natural instalado entre nosotros. Preocupados por eso, hablamos con el pastor de la iglesia. Yo tenía mi temperamento y sabía como hacer que Chelle despertara el suyo. Nuestro pastor nos alentó a que ambos nos esforzáramos para controlar eso. Nos dijo que cuando alguien logra dominar su lengua, luego es capaz de dominar el resto de las cosas sin problemas.

Fue entonces que Chelle y yo implementamos el "sistema chicles". Cuando percibíamos que se avecinaba un enfrentamiento, ambos mascábamos aquel gomoso dulce para calmarnos. Lo manteníamos en la boca mientras hablábamos el tema, para recordarnos que debíamos pensar antes de hablar, evitando así herir al otro o gritar.

Al principio fue muy complicado, nos tomaba mucho esfuerzo. Pero con el paso del tiempo el sistema chicles dio resultados. Nos acostumbramos a reaccionar de manera racional y no por el impulso de una situación.

Hasta ese momento.

Mastiqué con fuerza hasta que mi respiración se calmó. Miré a mi amiga y ella también parecía lista para hablar.

-Escucha, Chelle. Sé que hacerlo tal vez ayude a esa chica, pero ¿puedes pensar en ti por un segundo? ¿Qué tal si esa charla te afecta más de lo que esperas? Estoy tratando de cuidarte, no quiero una recaída.

Expuse mi punto.

-Sabes que yo soy la que menos quiere volver a esos ataques. Si acepté esto es porque estoy segura de que no será así. Puedo hacerlo. Jus, que su hermana tenga un avance así es muy positivo teniendo en cuenta que ha pasado años en un psiquiátrico.

Replicó ella.

-¿Y qué hay de tus avances? Dejaste los calmantes hace menos de un año.

Le recordé.

-Puedo hacerlo.

Repitió, empecinada.

Apreté tanto el chicle entre mis muelas que se pegó a ellas. Me froté los ojos para que no delataran mi enojo. Hacía mucho tiempo que el nombre de Jeremy no resonaba en nuestras vidas, ni las afectaba en absoluto.

¿Por qué mierda Dunkan siempre tenía que aparecer para arruinar todo?

-Creo que es una muy mala idea.

Lo último que opiné antes de volver a la sala, arrugando el papel en mis manos y escupiendo el chicle en él. 


Love is Back (extras)

Tatiana Romina

Love is Possible -《Bieber is Back 2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora