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-¡Bieber!

El tono severo del profesor llamándome se llevó mi atención.

Dejé de inclinarme en la silla, quité la mirada de la ventana y expresé un movimiento de cabeza hacia él.

-¿Qué?

Espeté.

-La camisa.

Me advirtió.

Bufé lentamente mientras fingía abrochar los dos primeros botones de la prenda.

El uniforme del colegio privado St. Cloud era, básicamente, una mierda innecesaria. La camisa blanca tenía que encontrarse en inmaculado estado, abotonada hasta el cuello y metida en los calurosos pantalones negros. El conjunto también incluía un saco y una corbata, que perdí apenas me entregaron.

Tener que estudiar y encima hacerlo luciendo como un imbécil. No, gracias.

Aunque no puedo presumir buenas calificaciones. Si he llegado a quinto año ha sido por la capacidad de persuasión docente que mi tía ejercía con los directivos escolares. Y aun así he repetido un grado en el camino.

Es que, por ejemplo, ahora mismo el profesor está escribiendo formulas en la pizarra y yo me pregunto: ¿por qué en vez de hacer eso no expone primero una introducción en la cual me explique QUÉ CARAJO ME PUEDE IMPORTAR QUÍMICA A LOS DIECISIETE AÑOS?

Bufé de nuevo y me volví a inclinar en la silla, cruzando mis brazos.

-Bieber...

Otra vez mi puto apellido.

Pero no contesté, simplemente le eché un vistazo enfadado al chico sentado en el banco siguiente al mio, quien había susurrado anteriormente. 

Usualmente me sentaba solo, no tenía amigos ni los quería, la gente huía de mí por mi problemática actitud, pero los últimos días este tipo, Matt, se las ingeniaba para molestarme cada vez que podía.

 Comienzo a sospechar que tiene serias tendencias suicidas.

-Bieber, mi amigo y yo hicimos una apuesta: si la anciana de Literatura ingirió menos pastillas que tú esta mañana, me raparé la cabeza.

Siseé divertido.

-Lo dice alguien al que vi en la ultima fiesta fumarse una onza de marihuana sin detenerse a respirar aire puro.

Contraataqué.

-¿Ah, si? Nadie puede confiar en tu palabra sin mostrar un certificado de sobriedad primero.

Respondió.

Me tenían las pelotas estranguladas con esos rumores. Nunca me acerqué a ningún tipo de droga, incluso cuando me la recetaron.

El alcohol... eso es otra historia.

-Matt, voy a romperte la cara.

Anuncié con tranquilidad, después de suspirar.

-Podemos ver eso ¿Nos encontramos en el campo cuando el horario escolar concluya?

Su pregunta sugerente picó algo dentro de mi e hizo que mi corazón se disparara con adrenalina.

Matt no era un improvisado, pero era solo gracias a su pesada junta. Nadie en Driven había pasado mas peleas callejeras que yo, tanto accidentales como premeditadas.

-Por supuesto.

Confirmé.

Cuando salí de la clase estaba tan molesto que un par de casilleros se llevaron unos disimulados pero fuertes golpes. El siguiente par de horas pasó muy rápido mientras mi cabeza maquinaba todo tipo de descargo contra Matt. Finalmente el timbre que indicaba la salida de los alumnos sonó y me apresure al campo de deportes ubicado en la parte trasera del edificio. 

Al parecer la discreción no era algo que Matt conociera, porque los emocionados espectadores que ya se encontraban allí fueron atraídos, probablemente, por el rumor del pleito.

Perfecto. A ver quién más se va a atrever a joderme.

Matt estaba en el centro del circulo de personas. En cuanto me vio, se quitó el saco y aflojó su corbata. Rodeé mis ojos con insinuación al ver eso.

-No tengo todo el día.

Grité.

-Esto va a ser muy rápido.

Afirmó sonriendo, pero debido a mi experiencia pude percibir ese ligero temblor en su voz que denotaba indecisión.

Una vez que Karate Kid por fin estuvo listo, se posicionó frente a mí y adoptó una ridícula pose de pelea que casi me provoca risa. Tapé mis ojos con mi mano izquierda y negué con la cabeza.

-No puedes ser más estúpido.

Murmuré, y al instante lancé el primer puñetazo a su estomago con mi mano derecha.

Él no se esperaba el golpe y cuando el aire lo abandonó, se movió hacia atrás, protegiéndose con sus manos. De todas formas, se recuperó mas rápido de lo que esperaba y me atacó usando la fuerza de sus trabajados brazos para tirarme al piso. Aproveché el impacto de la caída para dar mi puño contra su pómulo y después en su quijada. Él aguantó el dolor para inmovilizarme y dar con fuerza su cabeza contra la mía. El dolor instantáneo hizo que cerrara mis ojos y Matt arremetió contra mi estomago.

La furia empezó a arder en mi pecho, pero se extendió por todo mi cuerpo, tomando el control de mí.

Usé mis piernas para girarnos y quedar encima. 

La multitud gritaba, pero yo no entendía lo que decían. De hecho, no era consciente de nada que no fuera el odio ferviente que brotaba desde lo más oscuro de mi persona.

Sin pensarlo, tomé su cabeza entre mis manos y la estrellé contra el pavimento del suelo. Sus ojos se cerraron de inmediato. Aunque la lenta respiración que aun delataba su pecho me indicaba que solo estaba inconsciente, me asusté por el repentino silencio.

-¡¿Pero qué...?!

La exclamación del director fue interrumpida por su sorpresa en cuanto vio la escena frente a él.

Me bajé del cuerpo inerte de Matt cuando el responsable corrió hacia nosotros. Se aseguró de que mi contrincante estaba vivo antes de mirarme con suficientes emociones negativas en sus ojos para abrumar a cualquiera.

Pero a mí no me podía importar menos.

-¡A mi despacho!

Bramó.

Todos se hicieron a un lado para dejarnos pasar al director y a mí mientras el personal de enfermería se encargaba del desastre.

Sonreí y tuve la impertinencia de abrochar los dos primeros botones de mi camisa, incluso cuando el resto de mi uniforme era un desastre, solo para hacer la situación más graciosa.

Al final Matt estaba en lo cierto, eso fue muy rápido.


Love is Possible (Bieber is Back #2)

Tatiana Romina


Love is Possible -《Bieber is Back 2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora