Con sabor a despedida

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Hermione abrió los ojos y se encontró a Severus acostado a su lado. Buscó la varita a tientas e iluminó la estancia utilizando Lumus. Se levantó de la cama y se encaminó a la puerta. Se volvió y vio que el profesor se acababa de despertar. Sin quererlo sonrió y se dio la vuelta. -¿Ha dormido bien, profesor?- Se sentó en la cama. –Si, si, muy bien, Granger- Miró para otro lado, incomodo. –Creo que me voy, profesor, Ron y Harry se estarán preguntando donde estoy- Salió al pasillo con Severus pisándole los talones. –Granger- La chica se volvió. –Espera, ¿vas a volver? - Hermione se encogió de hombros. –Entonces...- Se acercó a ella, y la besó. Ella, confundida, le devolvió el beso. –No quiero perderte, Hermione- La chica se sonrojó y le cogió la mano. –Profesor Snape... Yo... no sé qué decir. –Solo quiero que prometas que vas a volver- La muchacha sonrió y sin decir nada, le abrazó de nuevo. –Me tengo que ir, lo siento mucho... Severus. Además, estoy enamorada de Ron- El profesor asintió despacio. –Te mereces a alguien mejor que Weasley- Ella negó con la cabeza y sonrió con tristeza. –Pero es con el que me imagino pasar el resto de mi vida. Tienes que entenderlo. Tú... tú, eres mi profesor y nunca te he caído bien. Solo por el hecho de ser una Gryffindor y una... una sangre sucia...- Calló y Severus observó como una lágrima se deslizaba por la mejilla de la chica. –Lo siento, Hermione. No quería hacerte daño. Pero... ¿Qué hubiese pensado la gente de mi si supiese que estaba enamorada de una alumna de 11 años?- La morena le devolvió la mirada, insegura

   –Espero que nos volvamos a ver, pro... Severus- La cogió de la mano. –Te esperaré lo que haga falta, Hermione. Si decides volver, estaré aquí- Le dio un abrazo. –Gracias, yo...- Se perdió por entre la gente que ahora llenaba el pasillo. Se volvió a meter en su habitación, derrotado. La había fastidiado pero bien. Aquella posiblemente había sido su última oportunidad. Posiblemente no regresaría a Hogwarts, se casaría con Weasley, tendría hijos con él y cuando tuviesen once años vendrían a Hogwarts y tendría que verlos todos los días. –Basta. No se ha acabado el mundo. Volverá- Se dijo así mismo. –Sí, volverá. En Septiembre estará otra vez aquí- Pero de todas formas, en verano se podía enamorar más de Weasley o incluso de otro... No era la primera que perdía la cabeza por una chica. Por una sangre-sucia. Y la anterior la había perdido por llamarla sangre-sucia delante de la gente. Luego ella había perdido la cabeza por Potter, con él que se había acabado casando y teniendo un hijo, que era todavía peor que su padre. Eso era, Potter. Iría a buscarlo. Pero después. Había estado toda la noche observando a la Gryffindor dormir y quería descansar.  


La gente cambiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora