Los finales felices no existen

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  La noche cayó sobre Hogwarts y con ella llegó la nieve. Severus miró a su ya mujer y a su hijo, Harry, de cinco años y medio. Cogió su capa y cerró la puerta despacio, para que no se despertasen. Salió al pasillo y se encontró con Albus, que estaba, como de costumbre dando su paseo nocturno. -¿Vas a algún lado, Severus?- Él asintió y dejó al director con la palabra en la boca. ¿De verdad los dejaría solos? 

Picó en la puerta y Hermione, medio dormida le abrió. Cuando el anciano le dijo que Severus se había marchado ella corrió tras él con Harry en cuello, medio dormido. Al llegar a la entrada lo vio mirar hacia donde estaban su mujer e hijo y gritó su nombre mientras corría hacia él. Los levantó al vuelo y los besó repetidamente. Hermione temblaba de frío, así que cogió a Harry con un brazo y le dio la mano a su mujer y entraron dentro, donde le contó algo que la dejó helada. Harry y Ginny se habían peleado y ella, ciega de rabia, le había lanzado una maldición cruciatus. –Y a quien se acerca también se la lanza- La morena no lo podía creer. -¿Y tu ibas a ir? ESTÁS LOCO, TIENES MUJER E HIJO- Severus la besó en la frente. –Y ellos también- Hermione suspiró. –Voy contigo- Se intentó levantar pero Severus se lo impidió. –Si nos pasa algo, Harry se quedaría huérfano, y no pienso permitirlo, ¿me oyes? Si voy yo solo y me pasa algo, te tiene a ti- Ella se levantó de la silla furiosa y le pegó un empujón. –SEVERUS SNAPE, TE ODIO CON TODA MI ALMA. VETE Y NO VUELVAS. SOLO PIENSAS EN TI- Se echó a llorar, despertando a Harry, que también empezó a llorar. La morena fue hasta la cuna e intentó tranquilizar al pequeño, que no paraba de llorar. Se volvió furiosa hacia Severus y gritó: MIRA LO QUE HAS HECHO, POR TU CULPA HARRY SE HA DESPERTADO. VETE- Dejó a Harry en la cuna, todavía llorando, sacó la varita y le apuntó. –VETE COBARDE, AYUDA A LOS POTTER Y NO VUELVAS. NO VUELVAS- cayó al suelo todavía llorando. 

Cuando se levantó, él ya se había ido. Fue a despertar a Minerva, que se quedó a cargo del pequeño y salió a buscar a su marido. Llegó a la casa de los Potter, que estaba rodeada de aurores, entre los que reconoció a Ojo Loco Moody, Neville, antiguo compañero de Gryffindor y Ron, su mejor amigo. Se abrió paso y vio la lucha que había en el interior de la casa. Harry estaba tumbado en la hierba, siendo atendido por unos medimagos de San Mugo. Entró con la varita en alto y vio a Severus luchando contra Ginny. Los pequeños estaban fuera, con los Weasley, así que no se preocupó por ellos. –CRUCIO- Severus se retorció en el aire con cara de dolor y Hermione gritó. –NO. A MI MARIDO NO- La menor de los Weasley se volvió y la apuntó a ella. –AVADA...- Alguien desde atrás empujó a la pelirroja, tirándola al suelo. Severus se acercó a ella y la besó. –Tonta, no tenías que haber venido. ¿Y Harry?- Hermione apenas pudo hablar y cayó al suelo, desmayada. Aquella noche el Hospital San Mugo estuvo llenísimo. Harry en coma, Ginny con una conmoción cerebral y luego estaba Hermione, tumbada en una cama, pálida como un fantasma. En ese momento entró una enfermera y le habló a Severus, que no soltaba la mano de su esposa. –Señor Snape, su mujer puede perder el hijo que está esperando. No le diga nada, por favor- Severus se quedó en el sitio. ¿Hermione esperando un hijo? No se lo había dicho. ¿Y si no era suyo? Aunque no lo fuera, lo cuidaría como si lo fuera. Estaría ahí para lo que necesitara.  


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