La gente cambia

Parte 1 Sin Título

Severus Snape miró Albus Dumbledore que estaba apoyado en la mesa de su despacho. - ¿Después de todo este tiempo? -Siempre. Ella será la única para mí por muchos años que pasen y tú lo sabes, Albus-. La batalla de Hogwarts había sido la noche anterior y los que se habían quedado tras ella estaban limpiando el castillo. -¿Sabes dónde está Potter? -En el Gran Comedor. Hay muchos cuerpos que retirar...- Miró por la ventana por donde se colaban los primeros rayos de sol. Severus salió del despacho, dejando al director mirando, como hipnotizado, los rayos de sol que se colaban en la sala. Pasó por aquellos pasillos que normalmente, a esas horas, estaban vacíos, y que ahora estaban llenos de gente herida y gente que ayudaba en lo que podía. En el Gran Comedor la gente se agrupaba en las mesas de Las Casas, sin importar que fuese la suya o no. El ambiente era triste y nadie hablaba, así que todos se volvieron cuando Severus entró en el comedor. Sus pasos resonaban en el suelo y sintió gran alivió cuando llegó a la mesa de Gryffindor donde se encontraban Los Weasley, Hermione Granger y Harry Potter. Con un gesto llamó al muchacho, que se levantó y siguió al profesor hasta un aula vacía.

Se miraron uno al otro. Habían sido demasiados años de odio mutuo y el profesor no creía que se pudieran borrar con una simple palaba, pero lo intentaría. -Perdón, Potter, yo...- Harry levantó la mirada del suelo. -Si lo hace por mi madre, no se moleste, profesor. El muchacho salió con paso firme de la habitación y se perdió entre la gente que había por el pasillo del 2º piso. -"Maldito muchacho, es tan testarudo y engreído como su padre"- Los pensamientos del profesor de Pociones cambiaron al ver a Hermione Granger tirada en el suelo. Se acercó corriendo hacia la chica, que lloraba sobre algo. Severus pudo ver que la chica lloraba sobre el cuerpo de su gato, Crookshanks. Oyó al animal aullar suavemente y se acercó a ellos. Vio a Hermione inclinada sobre el gato, llorando y con la varita apuntado al animal. Miró por encima del hombro de la joven y vio que el animal sangraba sin parar. -No- Su gritó resonó por el pasillo, e hizo que Hermione se volviese. -No, no lo hagas, Granger- Cogió con cuidado al gato y se lo llevó a su despacho. La chica lo siguió, todavía llorando.