Te callaría con un beso, pero no me hablas.

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Hermione Granger miró su habitación por última vez. Había decidido volver a Hogwarts para completar el 7º año, a pesar de que sus dos mejores amigos no. Le apetecía volver a pasearse por los jardines de Hogwarts, aunque sabía, que sin Harry ni Ron no sería lo mismo.

    Al llegar al Andén 9 y ¾ vio, con sorpresa que ella no era la única que volvía al castillo para acabar su educación mágica. Draco Malfoy, el Slytherin, acompañado de su padre y de unos aurores que vigilaban cada uno de los movimientos que hacía el Señor Malfoy, miraba a los alumnos de primer y segundo año con superioridad. Sonrió al ver a la gryffindor y la saludó con la mano. Hermione correspondió a la sonrisa y se acercó a él. Los aurores se pusieron delante del Señor Malfoy, impidiendo que la muchacha se acercara a él. En ese momento no supo porque, pero luego se enteró por el propio Draco que su padre estaba a la espera de juicio por haber sido mortífago. Llegaron a Hogwarts cuando la noche ya había caído. Hermione tropezó al bajar del carruaje y Draco le ayudó a levantarse cogiéndola de la mano. Fueron de la mano hasta la entrada del Gran Comedor; donde vio como Severus la miraba desde la mesa de los profesores. Intentó deshacerse de la mano del rubio antes de que el profesor se enterase pero él ya lo había visto y volvió la mirada hacia la profesora nueva, Bellatrix Lestrange. Se sentó en la mesa de Gryffindor mientras los nuevos alumnos eran elegidos. A su lado estaba Ginny Weasley, la última de los Weasley, su mejor amiga, hablando con Thomas Dean y Seamus Finnigan, que también habían vuelto al castillo. Después de la cena se reunió con Draco, que quería hablar. A las 11 se fue a la cama, aunque casi no durmió, pensando en Severus y su actitud durante el Banquete Inicial. 

  El tiempo pasó y pronto fue Navidad. Aquél Viernes se celebraba el baile de Navidad y estaba impaciente por ir. Ese día por la mañana se cruzó con Severus, que la miró de arriba a abajo y le dijo: -Te callaría con un beso, pero ni siquiera me hablas- La morena le miró sorprendida –Lo mismo digo, pero tampoco me hablas y pareces muy enamorado de Oriana- El profesor sonrió. La había conseguido poner celosa. –No tanto como crees, Hermione. En el fondo... te quiero a ti- La chica sonrió. –Yo también a ti, Severus... Pero ahora estoy con Draco- El profesor asintió. –Lo entiendo, pero...- La atrajo hacia sí y la besó con urgencia. –Echaba de menos tus labios- Hermione sonrió. Le devolvió el beso y le acarició la mejilla cariñosamente. –Dejaría a Draco, pero dentro de poco es el juicio contra su padre y me necesita. Tienes que entenderlo- Él asintió. La esperaría todo lo que hiciese falta.  


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