La gente cambia

Querido diario I

Severus entró en la habitación de Hermione vacilante. Para él era como un santuario, y aunque había ido alguna vez a su casa, nunca había entrado en ella. Caminó por la habitación, absorbiendo cada detalle. Cojió un par de cosas que Hermione le había pedido y cuando se iba a ir descubrió que había una tabla del suelo suelta. Se acercó y se agachó. Con un movimiento de varita lo levantó y vio que había un cuaderno. No; era un diario. Casi con reverencia lo abrió. En la portada ponía: Propiedad de Hermione Jean Granger. Él sonrió y volteó la pagina. Se encontró con la letra clara de su mujer, y curioso comenzó a leer, olvidándose de que había quedado para comer.

3-11-85

Querido diario:

Me llamo Hermione Granger, aunque en el colegio me llaman sabelotodo y dientes de conejo. No tengo amigos, solo tengo a mis peluches y a mis padres. Me gusta leer y me dicen que soy muy lista, aunque no me gusta serlo. Mis padres me han comprado el diario para empiece a escribir y llegue a ser una famosa escritora; pero yo quiero ser política.  Luego te sigo contando; han llegado mis abuelos.

Herms

 En ese momento sonó el móvil, sobresaltando a Severus. Miró el teléfono y dejó que sonara. Si era urgente, lo localizarían.  Miró el reloj y saltó. ¡Eran ya las cuatro y había llegado a las dos! Cogió las cosas y se fue deprisa, rogando porque Hermione no hubiese llegado a casa del Ministerio. Cuando llegó a casa, pudo comprobar que no había nadie; así que se sentó en el sofá a seguir leyendo el diario de Hermione. Estaba tan distraído que ni siquiera oyó entrar a Eileen y a Hermione-Papi, papi- Severus dejó a un lado el diario y la cogió en brazos- ¿Que tal en clase, pequeña?-ella le miró seria- Papi...- él la miró- hoy he ido al medico- Severus asintió- Que tonto es papá ¿y que te ha dicho?- Eileen miró a su madre- es solo una gripe- respondió Hermione, acercandose a ellos- ¿Nos vamos a cambiar, Eil?- severus la miró- y luego pociones- Ellos rieron.