2° Temporada Cap 3

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- ¿Nicola? - preguntó el hombre fuera del auto, Angie se sobresaltó, le sonrió a Nicola, este parecía más bien a gusto con todo esto, trató de bajarse de las piernas de él con dificultad, una vez sentada en el asiento copiloto, Nicola abrió la puerta.

- Ah... no es cierto... - dijo con una gran sonrisa, bajó del auto y abrazó con fuerza al hombre que lo acababa de saludar. - joder estás más grande. - le dijo y sí, ahora tenía dos tatuajes más y había hecho ejercicio.

- Siempre he sido así, imbécil. - se abrazaron, Angie miró desde adentro del auto. - ¿se puede saber que haces aquí?

- ¿Nadie me ha extrañado en Kingston acaso? - Nicola río.

- Vale sí, sí...como sea... y...- trató de observar quién seguía en el auto. - ¿es una amiga? - se volvió hacia Nicola, brindándole una mirada cómplice, Nicola negó con la cabeza mientras reía, si tan solo supiera que Angie era más que eso.

Nicola abrió la puerta de la Ford, Angie se volteó a verlo.

- Te quiero presentar a alguien... - le susurró con una bonita sonrisa, Angie salió del auto de inmediato, quería ser atenta, diferente. ¿Nicola había tenido otras novias? Bueno, ella quería demostrar que podía ser algo más que solo eso, Nicola la vio rodear el auto, dirigiéndose a los dos - Ella es Angie.

- Un gusto... - este le cogió la mano, besándosela, vaya Nicola era un maestro realmente lo admiraba de ciertas maneras, sabía elegir a las mujeres y Angie no era la excepción.

- Mi novia. - aclaró Nicola con una oleada de celos en su cuerpo. Pequeña, pero la había. - él es Hugo, un amigo...

- Un gusto también. - le dijo Angie, de pronto sintió los brazos de Nicola abrazarle la cintura, se volteó a mirarlo.

- ¿Y se quedaran un tiempo aquí? - preguntó Hugo.

- Sí, eso planeamos...

- Pensé que no vendrías más.

-Angie quería conocer... - la volvió a apretar contra su cuerpo, ella le dedicó una sonrisa.

- Sí...pero... - Hugo sonrió. Incomodo. - ya sabes... lo último que pasó no fue muy bueno y...

Nicola endureció la mandíbula, sintió la mirada de Angie sobre sus ojos buscando una respuesta, una pequeña palabra proveniente de sus labios que le explicara que había pasado. ¿Qué era lo que ella no sabía? ¿Y por qué no lo sabía? Y al ver que no obtendría respuesta de parte de Nicola, intentó preguntárselo a Hugo.

- ¿Qué fue lo que pasó? - le preguntó.

- ¡Nicola! - un hombre rubio y alto se apareció por detrás, tenía un enorme dragón en su brazo derecho, tatuado hace más de cinco años. Su favorito. - ¿Qué haces aquí niño?

- ¿Niño? - saludó Nicola, se volteó para abrazar a Dam. - ¡joder has envejecido!

- No, es el ejercicio... me tiene así... - mostró su bícep derecho. - guou... ¿y quién es ella?

-Angie, mucho gusto. - saludó ella, estirando la mano.

- No, no... el gusto es mío bonita... - estrechó su mano. - no me digas que este campeón - palmeó el hombro de Nicola. - te tiene en sus redes...

- Dam... - murmuró Nicola, algo avergonzado, Angie sonrió.

- Nunca escoges mal, eh. - Dam río, los años lo habían hecho trizas o al menos Nicola lo recordaba diferente, más vivo, de otra forma. El color de su cabello había cambiado, al igual que su voz y su aspecto.

- ¿Tienes idea si Facundo está en casa? - preguntó Nicola. - me quedaré unos días en Kingston, pero él tiene las llaves...

- Lo he visto en la mañana. Seguro a de estar follando por ahí...

- Dam. - volvió a decirle Nicola, esta vez incomodo por Angie, ella soltó una pequeña risita. - ¿quieres decir que no está ahora?

- No, probablemente no... - negó él.

- Joder... - renegó Nicola.

- Si viene por aquí le diré que has venido, ve y da una vuelta por ahí mientras regresa... Kingston es muy grande...

- Sí, tiene razón. - le dijo Angie con verdaderas ganas de conocer más, Nicola observó sus labios, le provocaba besárselos en ese mismo instante, no se podía creer lo increíble que era con él, lo poco que le importaban sus defectos. Oh, vaya, las ganas se hicieron más grandes, una idea se le vino a la mente.

- Vale... - dijo, y sonrió al ver que Angie se contentaba. - iré por ahí y regreso en una hora, si vez a ese gilipollas por aquí... le dices que he venido y que quiero que se vaya de mi casa ¿esta bien?

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora