-Déjame estar a tu lado -dice el padre Ernesto en un tono quejumbroso, suplicante.
Irene se sienta en la cama y el cabello negro le cuelga sobre los hombros en desorden, su silueta recortada contra la luz blanca que atraviesa la cortina. Los pezones de unos senos altivos y frutales se insinúan detrás de la tela delgada, casi transparente, de una camiseta raída que la joven usa para dormir.
-Ay, padre -dice ella pasándose la mano por la cabellera despeinada.
-Por favor.
-Usted me dijo que me olvidara de todo esto.
-Irene, por favor.
-Yo no quiero hacerle daño, padre.
-Te necesito.
-La vez pasada usted dejó de hablarme una semana.
-No puedo más.
-¿Y yo qué, padre?
-No me dejes así. ¿Usted cree que yo no tengo sentimientos?
-No te voy a volver a dejar.
-Eso lo dice ahora porque quiere estar conmigo. ¿Y después qué, padre?
-Seguimos juntos, te lo juro.
-Usted sufre, se arrepiente de haberme querido, me trata como si yo fuera el mismísimo demonio. ¿Y en dónde quedan mis sentimientos, padre?
-Eso no va a volver a pasar.
-Como si no lo conociera.
El padre Ernesto se sienta en la cama, agarra la mano de Irene entre las suyas y dice con firmeza:
-Yo te quiero.
-Y su vocación qué...
-Yo nunca he faltado a mi vocación.
-Usted me dijo la última vez que lo nuestro no podía ser porque su vocación era lo primero, lo más importante, lo fundamental en su vida.
-Y así es.
-Entonces en qué quedamos.
La voz del sacerdote se reblandece, se hace más aguda, se quiebra:
-Yo quisiera no tener cuerpo, Irene, no sentir, convertirme en un hombre de ladrillo o de cemento. Pero no puedo. Soy débil, no aguanto más, estoy desesperado.
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Satanás - Mario Mendoza
General FictionSinopsis Una mujer hermosa e ingenua que roba con destreza a altos ejecutivos, un pintor habitado por fuerzas misteriosas, y un sacerdote que se enfrenta a un caso de posesión demoníaca en La Candelaria, el barrio colonial de Bogotá... historias qu...