CAPÍTULO SIETE (Segunda parte)

9.4K 127 24
                                    

Andrés patea las losas del piso. ¿Qué es lo que pasa en este país que parece irremediablemente condenado a la ruina y la desdicha? ¿Por qué no mejoramos, por qué no avanzamos? ¿Qué complot siniestro nos tiene hundidos en el desorden generalizado, en la corrupción y en la entropía social? ¿Por qué los políticos y los grandes empresarios continúan ordeñando la nación sin darle un respiro, sin otorgarle una posibilidad para reorganizarse y buscar la redención? Qué mierda, se dice Andrés en voz baja, lo peor es que yo soy proporcional al país: sólo tiendo a empeorar.

Baja por la Calle Décima y en un almacén de zapatos descubre un teléfono público. Marca el número de Angélica y, apenas descuelgan al otro lado de la línea, él introduce la moneda.

-Aló, ¿Angélica, por favor?

-Soy yo.

-Quihubo.

-¿Dónde estás?

-Caminando por el centro un rato.

-Te dije que no me llamaras.

-No puedo, necesito verte.

-No quiero saber más de esta relación, Andrés.

-Angélica...

-Nos estamos haciendo daño. Yo te estoy haciendo daño. No sabemos si tienes ya la enfermedad.

-Yo sólo quiero estar contigo.

-Fuiste muy irresponsable el otro día.

-Pero qué hay de malo en estar juntos.

-Me estás chantajeando. Esto no es amor, sino una mezcla de culpas y remordimientos.

-Yo sí te amo, tú lo sabes.

-Tú te sientes culpable, que es una cosa muy distinta. Suena un pito agudo. Andrés advierte:

-Espera, voy a meter otra moneda -y deja caer el dinero a través de la ranura.

-¿Ya? -pregunta ella.

-Sí, listo.

-Mira, Andrés, yo no quiero joderte más la vida. Necesito estar sola, hacerme los tratamientos, pensar qué voy a hacer de aquí en adelante.

-¿De verdad no quieres que nos volvamos a ver?

-No, Andrés, no quiero. Todo esto fue un error.

-No puedo obligarte.

-Quiero estar tranquila, lo siento.

Satanás - Mario MendozaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora