16; m i c h a e l

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    — ¿Está completamente seguro de que no hay nada para Adelaide hasta mañana en la mañana? — cuestioné y el hombre asintió.

— Mañana a las seis, es el más próximo.

— ¿Algún otro lugar? Necesito irme lo antes posible.

— ¿Da igual el lugar? — preguntó mirando sobre sus lentes y asentí.

— No importa dónde, sólo quiero irme de aquí ahora.

    El hombre revisó su computadora y carraspeó su garganta.

— Brisbane, sale en diez minutos y quedan... dos asientos disponibles. — dijo y me miró.

— Lo quiero, ¿cuantas horas de viaje son?

    El hombre no dejaba de mirar mi ojo morado, probablemente creía que había asaltado a alguien en el camino al terminal o algo.

— Quince o diez y seis horas, más o menos. — respondió.

— Oh, está bien. — dije y le di el dinero para pagar el pasaje.

    Me dio mi pasaje y con mi mochila en los hombros me dirigí hasta el bus que decía "Brisbane", allí había un hombre pidiendo las maletas y le di mi mochila, luego subí al bus y me senté sólo en uno de los puestos que quedaban vacíos.

    Pocos minutos después el bus partió y llevé mi cara a mis manos. ¿De verdad estaba escapando de todo?, ¿de verdad había abandonado a mi mamá y a mis amigos?, ¿de verdad nunca volvería?, al parecer de verdad haría todo eso.

    Es loco como tu vida cambia, hace un par de meses tenía un grupo de amigos que era realmente genial, papá no venía a golpear la puerta hasta tirarla y mamá no lloraba todo el tiempo, yo no escribía las estúpidas notas y podía vivir con el peso de estar enamorado de mi mejor amigo.

Suponía que en Brisbane todo eso quedaría atrás, que podría empezar otra vez. Era un chico de 18 años que apenas comenzaría a vivir la vida de verdad y no sería difícil adaptarme a una nueva ciudad. Tal vez, no lo sé, tenía suerte y conseguía un empleo como repartidor de pizzas o qué sé yo.

    Luego de unas tres horas mirando por la ventana el paisaje me aburrí, necesitaba mi teléfono para al menos poder escuchar música, pero gracias a Ashton eso no sería posible. Ni siquiera tenía un libro o algo con qué entretenerme. Ni compañero de asiento tenía, definitivamente me aburría las catorce horas que tenía por delante.

    Cuando ya eran las doce de la noche más o menos y llevábamos casi seis horas de viaje me quedé dormido. Desperté cuando alguien estaba tocando mi brazo y resultó ser el hombre que subía las maletas informándome que ya habíamos llegado y debía bajar del bus.

    Salí de éste, tomé mi mochila y comencé a vagar por las calles de Brisbane, buscando un lugar donde poder dormir un poco. Mi estómago sonó cuando vi un cartel de Kentuky Fried Chiken y sí, tenía mucha hambre, no comía hace más de diez y seis horas. Entré allí y me acerqué a la caja para poder pedir mi pollo.

    Estaba mirando los carteles con los precios cuando una chica me habla;

— Disculpa, creo que te conozco. — miré a la chica y sentí como mis mejillas se ponían rojas.

— Sí, uh, en una fiesta, creo. — dije rascando mi cabeza.

— Claro, eres el chico que me besó. — dijo sonriendo divertida. — Michael, ¿no?

— Sí, y tú eres Kyle. — dije y ella asintió.

— En diez minutos es mi descanso, puedes esperarme y así hablamos un poco, si quieres.

uncovered gay; malumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora